La dificultad casi insalvable de muchos poemas de Giorgio Caproni tiene que ver con el uso irónico de la rima (asonante y consonante). Sin ella, sus poemas breves pierden algo esencial; pero si la traducción es demasiado mimética, los aleja de su original tono epigramático para convertirlos en ripios simplones. Aquí hago un intento, con un antepenúltimo verso (literalmente «derrumbadas las tapias»), algo forzado para reconstruir el efecto del original.
La poesía un tanto rabiosa (aunque nunca «inocente») de Caproni me parece especialmente apropiada para estos días. Exorcismo contra la nada, reflexión sobre el equívoco fecundo de la existencia, se mueve en un ambiente de extrañeza y disonancia, de eclipse espiritual, muy cercano al de Céline, a quien tradujo al italiano. Este poema, que gira sobre la aporía de un infinito/clausura, pertenece a su libro póstumo, Res amissa (1991).
Tres interrogantes, sin fecha
1.
¿He tocado ya la meta?
¿Ya soy, también, del planeta
uno entre sus semejantes
—perdidos— deshabitantes?
2.
Cuando no esté en ningún donde,
ni en ningún cuando, ¿dónde
estaré, y en qué cuándo?
3.
Desfondada cada puerta,
hundidas las cerraduras,
es el llamado Infinito
la verdadera clausura?…
Tre interrogativi, senza data
1.
Già ho toccato la meta?
Son già anch’io, sul pianeta,
soltanto uno dei suoi tanti
—smarriti— disabitanti?
2.
Quando non sarò più in nessun dove
e in nessun quando, dove
sarò, e in che quando?
3.
Sfondata ogni porta,
abbattute le mura,
è il cosidetto Infinito
la nostra vera clausura?…