La conjunción de la poesía y la estadística de contagios y muertes: ¿una complicidad? Imaginaba el ingreso hospitalario y la atención médica al esquizofrénico y al suicida, y me vi de cara a ese escenario de poesía y delirio en grado sumo, erigido en la ribera opuesta de mi terraza: Alamar.
Columnistas
Nuestros artículos de opinión responden exclusivamente al estilo y criterios de sus autores. Asimismo, entendemos como una obligación con los lectores, la verificación de los datos y el trato respetuoso a las personas aludidas, aunque se critiquen sus actos o ideas.
Ahora todos somos santos
Parece que padecemos una pandemia distinta: no esta cosa respiratoria, sino la amnesia general. Partida de hipócritas, ¿ahora? ¿Aplaudir a los médicos? ¿Ahora? ¿Y antes? ¿Quién llamaba a los médicos a ver si tenían comida en casa, si tenían jabón, si querían tomarse un gin-tonic en el Sarao del concha de su madre ese?
El sigilo de los hombres-sin-sonrisa
“A todos los que estamos confinados aquí nos ponen nombres de puta hambrienta con guion bajo, para mantener nuestra identidad siempre a raya”. (Una distopía sexual pospandémica, doscientos años después del primer brote de COVID-19, en una institución penal para mutantes gays que suspiran por un beso).
Un TikTok cubano es posible
Vaticino en TikTok un campo fértil para la politiquería; algo que hasta ahora no se ha explorado, al menos en la Isla. Imagino miles de playbacks con consignas de nuestro Comandante, desplegadas como si de pop soundtrack se tratara. ¿Por qué no? Un desplegar de lemas, versos martianos y sonoridad combativa en toda la plataforma.
Autorreclusión y masturbación
Para articular bien la arbitrariedad de lo real con el sentido del aburrimiento, debería crearse una fluidez contextual respecto de la autorreclusión pandémica. Películas lentas, medio adormecedoras (que se ajusten al confinamiento deliberado), pero que tengan un punto de color en el erotismo y el sexo. Ahí empieza todo.
Llamadme Jonathan Edax
Léanse los ensayos que formarán esta columna como un homenaje a la pasión bibliófila de Cyril Connolly. Un delirio que es también el mío. Ensayos que son una oda a la codicia libresca y las confesiones de un cazador de libros de anticuarios; el diario de un bibliófilo que ha contraído deudas de amor con los autores que habitan su biblioteca.
Antonioni y Kunikida bailan con Celia Cruz
Esto de estar encerrado en la casa tiene sus cosas buenas. Además, hay que aprovecharlo, porque ahorita vamos a tener que afilar las lanzas y salir a la calle a matarnos por un pedazo de pollo. Perdón, nada de pollo: por un pedacito de tiburón o de ave rara, o por carne de gato. Esto ya está feo, pero se va a poner peor.
Chic(a)
Desde que nací sueño con una revolución chic(a), algo que parece imposible porque han creado la grandeza revolucionaria: big show machista que adopta muchas formas: la marca de un auto, los puños de un tipo, la ley mordaza, el viento agitado de la precariedad y el abuso de poder fálico, que te escupe en la cola: “Ciudadana, no pregunte más”.
Del peligro de la palabra (primera epístola moral a Dania)
Recuerda, Dania, que el primero de mayo de 1933 Martin Heidegger había ingresado en el Partido Nazi. Se ha probado que siguió pagando la cuota hasta que cesaron los últimos bombardeos, por puro pánico, después de haber cavado trincheras y haber sido marginado, vigilado y amenazado hasta el último día del glorioso destino, eso sí, “inexorable”.
En la Wester-Yunion con Yomil
El siguiente texto ha sido publicado recientemente en la cuenta de Wattpad MegaTiburón vs PulpoGigante, dedicada a generar breves narraciones o fanfics cubanos. Se trata de una obra creada bajo las premisas técnicas y conceptuales correspondientes al género real-person / teenager-fanfic.