Luis Ángel Cuza se dio a conocer cuando se incorporó a la protesta realizada en el bulevar de Obispo el 30 de abril de 2021. Trece cubanos pretendían llegar a la casa del artista Luis Manuel Otero Alcántara, en huelga de hambre y sed en respuesta por los abusos policiales. A los Patriotas de Obispo, como los identificaron usuarios de redes sociales, los detuvieron y, en dos semanas, al menos seis de ellos resultaron encauzados penalmente. Uno fue Ángel Cuza. Los acusaron de Desorden público y Resistencia al arresto, a pesar de haber sido quienes recibieron la violencia de uniformados y agentes de la Seguridad del Estado. En el expediente de Fiscalía se manejaron pruebas tan absurdas como “sentarse todos en el suelo”, “tomarse de las manos”, “traer colores entre sus pertenencias”.
Represión contra la protesta cívica en el bulevar de Obispo (2021). Imagen: La cola de la libertad.
Los manifestantes de Obispo estuvieron varios meses encarcelados. Pasados ocho, Esteban Rodríguez, el más conocido, miembro del Movimiento San Isidro, fue conducido de la cárcel al aeropuerto y montado en un avión rumbo a El Salvador. Este proceder hizo parte de una estrategia de limpieza de imagen del Gobierno cubano como antesala al trámite de aprobación del nuevo código penal, en medio de la acumulación de una gran cantidad de procesos judiciales sin garantías como consecuencia de la represión contra las protestas del 11 de julio. Entre los últimos Patriotas de Obispo en salir de prisión, en enero de 2022, estuvo Ángel Cuza, quien al igual que sus compañeros tuvo que pagar una multa de 7000 pesos cubanos, a pesar de haber cumplido más de la mitad de la condena impuesta.
El acuerdo que la Seguridad del Estado ordenó ejecutar incluía, tácitamente, el abandono del país de quienes fueron juzgados por la protesta del bulevar de Obispo, lo que se hizo patente en el acoso continuado, extensivo a sus familias. Hoy la mayoría se encuentran exiliados en varias partes del mundo. Ángel Cuza decidió quedarse en Cuba. Pudo elegir hacer silencio, pero sus convicciones se profundizaron mientras estuvo preso, por lo que aprovechó la visibilidad que le granjeó el evento público inicial y empezó a hacer denuncias para contar lo que pasaba en los barrios de La Habana.
Desde siempre Ángel se ganaba la vida como Dj en fiestas y eventos culturales, casi toda su vida adulta ha transcurrido en el ambiente del reggae cubano, siempre en el underground rasta habanero. Interpretaba y componía música de manera freelance, pero activismo y arte son incompatibles en Cuba. El hostigamiento de la policía política lo hizo totalmente inviable en su caso; entonces creó la página de Artistas por la libertad de Cuba para visibilizar el problema y respaldar a la comunidad de artistas no alineados con el poder. En paralelo, comenzó con la reportería ciudadana para el medio independiente ADN Cuba. En ese rol lo vimos, por ejemplo, cubriendo la explosión del hotel Saratoga, ocurrida en mayo de 2022. Su trasmisión se distinguió por la celeridad y alcanzó un gran impacto mediático.
Cartel promocional de fiesta reggae con Ángel Cuza (ras Ángel Dj). Imagen: Artistas por la libertad de Cuba, Facebook.
Las detenciones y atropellos contra el periodista callejero arreciaron. Totalizaron la cifra de diez entre los meses de enero de 2022 y noviembre de 2023, según informó la organización Cubalex. Una de ellas se produjo en agosto de 2022, después de que el agente Yoel Argüelles, alias “el Denis”, lo amenazara con dañar a su familia y citara para interrogatorio a su esposa. Finalmente, en noviembre de ese mismo año, terminó arrestado por grabar críticas de quienes hacían cola para comprar alimentos. Es justo por esa causa que Ángel está preso hoy, sentenciado a un año y medio de privación de libertad bajo la figura legal de Desorden público.
En enero de 2024, diecisiete organizaciones defensoras de los derechos humanos firmaron y publicaron una declaraciónconjunta exigiendo la liberación de Ángel Cuza y los dos activistas que lo acompañaban mientras filmaba: Yaser Rivero Boni y Lázaro Kessel Barrueto. El énfasis del documento recalcó la creciente persecución contra los periodistas y comunicadores independientes cubanos. Sin embargo, como ya se ha hecho habitual, el Estado cubano no atiende los reclamos de la sociedad civil internacional, mucho menos los de la cubana.
Dentro del centro penitenciario de máxima seguridad Combinado del Este, Ángel sigue activo. Cada vez que tiene oportunidad envía audios donde da cuenta del régimen de abusos que ve y sufre en una de las prisiones más terribles de Cuba. El 24 de octubre de 2024 se sumó a la protesta iniciada por Duannis León Taboada, quien estaba siendo salvajemente golpeado mientras se encontraba esposado.
El origen de la rebeldía de León Taboada radicó en las ofensas que el gobernante Miguel Díaz-Canel profiriera contra los cubanos que protestaron por el colapso del Sistema Electroenergético Nacional. En dicha ocasión tildó a los manifestantes de borrachos e indecentes, y justificó de antemano cualquier acción violenta contra el pueblo indefenso. Desde el día anterior, este preso político, artista empírico como el propio Ángel Cuza, había salido al pasillo con un pulóver donde se leía: “Justicia”, además de gritar: “¡Ya no necesitamos más sufrimiento, sino libertad!”. A estos reclamos sumó el conocido “Patria y Vida”, sosteniéndolo incluso cuando comenzaron a rociarle gas pimienta y lo golpeaban. Ángel corrió la misma suerte en cuanto intervino por solidaridad. Ambos fueron conducidos a una celda de castigo tapiada, muy próxima a un vertedero de basura que les hacía difícil respirar.
Cuando la madre de Duannis supo lo que le había ocurrido a su hijo, sufrió un accidente cerebro-vascular que la tuvo ingresada varios días, y del que aún se recupera. La ola de solidaridad tuvo tal impacto que a los castigados les permitieron la visita que estaba programada para ese sábado 26 de octubre. Pudieron almorzar en compañía de las hermanas de Duannis y de otros presos que recibían a sus familias. Sin embargo, terminada la visita, Ángel Cuza fue devuelto a la celda de castigo. El primero de los jóvenes no lo aceptó y exigió a los guardias del penal que, o sacaban a su amigo de la celda, o los encerraban juntos. Sucedió lo segundo y todo comenzó de nuevo: la alarma colectiva, la denuncia, la solidaridad.
Días después, Duannis fue conducido a su celda del destacamento a que está asignado. Cuando estaban en la tapiada, Ángel le hizo prometerle que no volvería allí si lo sacaban y que confiara en él, que podía aguantar. Vale acotar que mientras Ángel está próximo a culminar el tiempo de su sentencia, Duannis cumple una condena de 14 años de privación de libertad. Su camino de resistencia es más largo y, por tanto, debe economizar fuerzas.
Han transcurrido dos semanas. La situación permanece, con la diferencia de que Ángel fue cambiado de una celda de castigo a otra semejante. El Observatorio de Derechos Culturales monitorea el desarrollo de estos incidentes con vistas a la denuncia ante organismos y organizaciones globales de defensa de los Derechos Humanos, simultaneando el reclamo a las autoridades políticas cubanas para que pongan fin a las prácticas de torturas y tratos crueles contra los disidentes en prisión. Hacemos responsable a la directiva del centro penitenciario Combinado del Este por las consecuencias de cualquier acción vejatoria contra el periodista ciudadano y artista underground Ángel Cuza. Instamos al Estado cubano, una vez más, al apego a las normativas jurídicas concernientes al respeto a la dignidad y la vida de la población carcelaria bajo su tutela, así como al cese de la criminalización del ejercicio legítimo de derechos civiles básicos de los ciudadanos cubanos.
Las academias de música en Cuba
Capítulo del libro ‘Historia de la música popular cubana. De las danzas habaneras a la salsa (1829-1976)’, de Antonio Gómez Sotolongo (Hypermedia, 2024).