Entre el 11 y el 14 de septiembre se celebró en la ciudad rusa de San Petersburgo la décima edición del Foro Internacional de Culturas Unidas.[1] Bajo el lema “La cultura del siglo XXI: ¿soberanía o globalismo?” respondieron a la convocatoria ministros de Cultura, representantes de gobierno y otros funcionarios que sumaron más de 1500 participantes de Nicaragua, Azerbaiyán, Afganistán, Bielorrusia, Kazajistán, Cuba, Laos, Palestina, Tayikistán, Uzbekistán, Venezuela, China, Turkmenistán y Turquía, entre otros países.
Poster promocional del Foro Internacional de Culturas Unidas (2024) / Imagen: https://unitedcultures.ru/en.
El programa del Foro incluyó reuniones de alto nivel, una agenda cultural, así como una carpeta empresarial y de negocios con temáticas como “Inteligencia artificial y soberanía nacional”, “¿Cómo ayuda el arte a defender el derecho a la historia?”, “Patrimonio cultural: tradiciones y modernidad”, “Cultura empresarial”, “Cultura mediática”, “Cine”, “Teatro”, “Música”, “Circo” y “Museos”.
El evento es organizado por el Gabinete de Ministros y el Ministerio de Cultura de Rusia, y se ofrece como “una plataforma única para el diálogo profesional, la difusión de las ideas más importantes y la toma de decisiones estratégicas, incluidas las declaraciones de la política rusa sobre cuestiones humanitarias”. En palabras de la presidenta del Comité Organizador, viceprimera ministra Tatiana Golikova: “El programa del Foro en 2024 está estructurado para que los jefes de los organismos gubernamentales responsables de la política cultural, y figuras culturales de diferentes países, discutan abiertamente temas de interés común (…) desde el peligro de unificar las culturas originales hasta los formatos actuales de cooperación internacional, desde el papel de las tradiciones en el fortalecimiento del nivel de confianza en la sociedad hasta la ética del uso de tecnologías modernas en la cultura”.
Sin embargo, el país convocante que cita el diálogo internacional, el respeto a la diferencia y al valor humanitario, conduce una de las invasiones territoriales y conflicto bélico de mayor impacto internacional en la actualidad, buscando precisamente la homogenización identitaria y la imposición cultural nacionalista. En este tono, el evento forma parte de la ofensiva ideológica que a través del soft power desarrolla el Kremlin, en busca de negocios, acuerdos intergubernamentales, intercambios académicos, militares y políticos para crear un área de influencia que compita con los valores occidentales. Para este propósito, han sido instrumentales autocracias latinoamericanas como las de Nicaragua, Venezuela y Cuba.
Reunión colateral en el Foro (2024) / Imagen: https://unitedcultures.ru/en.
Participación de Cuba
La delegación cubana al Foro estuvo encabezada por el titular Alpidio Alonso Grau, junto a Alexis Triana Hernández, presidente del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic); Fernando Rojas, asesor del ministro; y Gladys González, vicepresidenta del Icaic, entre otros cuadros político-culturales.
Reunión de representantes cubanos y rusos en el Fondo Fílmico de Rusia, Gosfilmofond (2024) / Foto: La Jiribilla.
Como orador número once en el encuentro de ministros, celebrado en el Palacio de Mármol, Alonso Grau avanzó varias ideas que el ODC tiene a bien extraer y comentar:
- Podemos decir con orgullo que la política cultural de la Revolución, basada en el diálogo con los escritores y artistas, ha preservado y desarrollado la cultura nacional.
Es por lo menos relevante que Alonso Grau asuma la casi inexistente relación de la política cultural cubana con el arte contemporáneo como un ejemplo de diálogo con los actores culturales; una política cultural fundada en la alocución de Fidel Castro frente a artistas e intelectuales en 1961, desde entonces decantando, desechando y amenazándolos según criterios ideológicos. Los lineamientos de esta política cultural han prescrito los mecanismos de socialización en las instancias artísticas, politizando la cultura nacional y regulando las expresiones incómodas a la cosmovisión oficial. Que Alonso Grau, quien agrediera y orquestara la detención e interrogatorio de artistas cubanos reunidos frente al Ministerio de Cultura el 27 de enero de 2021, asegure su supuesta benevolencia, es un insulto a las decenas de artistas ninguneados, censurados, exiliados y/o presos en cárceles cubanas.
- Hoy las identidades están amenazadas por la hegemonía de la industria cultural colonizadora, que produce y difunde el 80 % de los contenidos y controla las dos terceras partes del tráfico en Internet.
Resulta cínico que Alonso Grau “lamente” el contenido “controlado” en Internet cuando su Ministerio es uno de los ejes de mayor desinformación dentro de la narrativa oficialista, no solamente criminalizando sujetos y desvirtuando los reclamos de diferentes gremios artísticos, sino enviando ataques desde cuentas falsas para contrarrestar reclamos legítimos de artistas e intelectuales. Véase, por ejemplo, la eliminación a partir del uso de algoritmos de Facebook de post críticos como el de Luis Alberto García Novoa[2] o de las continuas alertas de la Asamblea de Cineastas Cubanos,[3]denunciados en bloque por cibertropas oficiales, una práctica que el Gobierno cubano comparte con el venezolano y el ruso.[4]
- (…) sobreponiéndonos a las dificultades derivadas del bloqueo y la campaña enemiga, en Cuba perseveramos en garantizar el pleno acceso de la población a los servicios y bienes culturales y el derecho a la participación en la vida artística y literaria.
Es lamentable, además, que Alonso Grau condene unilateralmente al embargo estadounidense como principal obstáculo que atenta contra los derechos culturales de los cubanos, sobre todo teniendo en cuenta que:
– dado el diseño autoritario de las políticas en la Isla, la mayoría de los profesionales del ramo han optado por migrar;
– según la radicalización de corte estalinista de los últimos años, el programa cultural nacional ha derivado en mayor contenido y vigilancia política;
– la relación de sus funcionarios y del mismo Alonso Grau con los artistas miembros de las instituciones oficiales es de extrañeza, condicionamientos y normalizaciones, desconociendo en muchas ocasiones las verdaderas preocupaciones de los actores culturales;
– el amplio e in crescendo programa de intercambio cultural con artistas estadounidenses, canalizado a través de la propia embajada norteamericana en el país, y con cuantiosos beneficios para el Gobierno cubano en el turismo.[5]
- Con Fidel, decimos: “Sin cultura no hay libertad posible”.
Por último, es inaceptable que Alonso Grau vincule la cultura con la libertad en un país sin democracia y donde permanecen detenidos decenas de artistas como prisioneros políticos.
Intervención de Alonso Grau (2024) / Foto: La Jiribilla.
Más acercamiento bilateral a través de la cultura
El Foro fue plataforma para la concertación de acuerdos de cooperación cultural entre Cuba y Rusia. En dichos encuentros, Alonso Grau aseguró: “Estamos en condiciones de relanzar nuestras relaciones culturales y elevarlas al nivel de nuestras relaciones políticas”.
A la par, autoridades rusas aseguraron estar evaluando financiamiento para la producción de varias películas del programa oficial del Icaic (Teófilo y Subir al cielo), así como negociando la creación de otras películas en conjunto. También se anunció el fortalecimiento del ciclo de eventos especializados entre ambos países, comenzando con la Semana de Cine del estudio cinematográfico ruso Mosfilm, a celebrarse en La Habana entre los días 19 y 22 de septiembre.
Posteriormente, se comenzarán los preparativos de las Jornadas Espirituales Rusas, agendadas para noviembre de este año, con conciertos y clases magistrales, entre otras acciones artísticas. En este sentido, los funcionarios cubanos se reunieron en Moscú con los directivos del estudio de animación Soyuzmultfilm, Boris Mashkovtsev y Maiya Nobokrechenova, concertándose el desarrollo de talleres y clases magistrales sobre dibujos animados.
Además, la delegación cubana visitó los estudios de RT en Español, y se reunió con su directora, Victoria Vorontsova, quien fue invitada a participar en el 45 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, a desarrollarse en diciembre en La Habana. Otro resultado del encuentro fue la perspectiva para restaurar y digitalizar más de setenta filmes cubanos de 35 mm encontrados en buen estado en los archivos del Fondo Fílmico de la Federación Rusa. Igualmente se discutió la posibilidad de organizar giras de intercambio con la participación del Ballet Nacional de Cuba.
El fortalecimiento de relaciones a través de la cultura se evidenció asimismo esta semana cuando, en paralelo, la embajada de Rusia en Cuba entregó una donación del Museo Ruso al Museo Nacional de Bellas Artes, ubicado en La Habana, donde fue emplazada una filial virtual de la institución cultural rusa.
Funcionarios culturales cubanos y rusos (2024) / Foto: Facebook / Alexis Triana.
El ODC advierte sobre la participación de Cuba como punta de lanza en la estrategia para conseguir hegemonía cultural rusa en la región latinoamericana. Es más que cuestionable y peligroso que Cuba se posicione en la órbita del gigante autocrático y se involucre en su proyección de valores iliberales y en su construcción de un eje paralelo de poder que demerite las democracias occidentales.
El ODC llama la atención sobre el affordance del actual lenguaje con el que el Gobierno cubano está intentando reciclarse y captar voluntades alternativas. El supuesto “colonialismo” que Alonso Grau condena, en el intento de hacer un guiño al activismo contrahegemónico internacional, resulta sobremanera anacrónico para una administración que se vende al mejor postor en busca de financiamiento y legitimación en bloque (sin importar de dónde venga esta manida aprobación), entre otros vínculos de poder. Es tan irónica e incoherente esta condena, que Cuba celebra el colonialismo cultural desde Estados Unidos mientras acusa al embargo del mismo país como el perpetrador contra la cultura cubana.
El ODC denuncia el uso de esta nomenclatura que pretende ser “alternativa” en un gobierno conservador, jerárquico y autoritario que por décadas ha manipulado la memoria y la identidad colectiva, así como despojado el patrimonio nacional. Es por demás ofensivo que tanto Rusia como Cuba se pronuncien por las tradiciones originales de los pueblos cuando el primero ha atropellado a numerosas minorías culturales en su territorio, mientras el segundo ha recreado hasta la caricatura supuestas “tradiciones” para convertirlas en objeto de explotación turística.
Finalmente, el ODC muestra su profunda preocupación por la aproximación con Rusia a través de la cosmetización de la cultura, habiendo ya pactado en otras áreas como la económica, turística, armamentística, académica, científico-técnica y jurídica con impacto en la promoción de metodologías autoritarias sobre la sociedad cubana.
Notas:
[1] https://unitedcultures.ru/en
[2] https://www.facebook.com/photo?fbid=10230647416681047&set=pcb.10230647402880702
[3] https://hypermediamagazine.com/sociedad/fondo-de-fomento-del-cine-cubano-entre-el-cerco-y-la-exclusion/
[4] Véase al respecto los informes del observatorio de seguridad digital: https://proboxve.org/
[5] https://hypermediamagazine.com/sociedad/big-freedia-y-las-muchas-versiones-del-colonialismo-cultural/
La Cuba de hoy y de mañana
Por J.D. Whelpley
“Es difícil concebir una tierra más hermosa y más desolada por las malas pasiones de los hombres”.