María también se cansó

No entiendo este país. No sé cuál es su propósito, o su fin, si es que lo encontró o es que todavía lo está construyendo. Nada de eso tiene sentido. Supongo que eso es lo mismo que le pasó por la cabeza a María Polo Vega cuando se enteró de que Cuba aceptaría dólares otra vez. La estafa del babalao, pensó.

Por eso escribió consternada en su Facebook un post que ahora da vueltas por todas partes, para que la gente pueda calcular qué tan grande ha sido la estafa: 

“Hace cinco años mi papá, soñadoramente depositaba, sin disfrutarlos, 2000,00 USD a plazo fijo en el BNC. Poco tiempo después aquella cifra fue convertida en 2000,00 CUC. 

Al paso de pocos meses aquellos 2000,00 CUC se convertirían por Decreto en 48 000,00 CUP, al menos eso dice su tarjeta.

Ya enfermo me decía, esa cuenta mía en el banco se está evaporando como el agua.

Hoy, quise por curiosidad sacar algunas cuentas y saber a cuánto asciende aquella cifra inicial y cuál sería mi sorpresa.

48 000 entre 185,00 (el precio al que se cotiza el USD en el mercado informal) = 259,00.

¡Mi padre no llegó a verlo!”, culminó María.

La verdad imagino su enojo, no es para menos. Cuba otra vez le pasó factura. Digo otra vez, porque en realidad Cuba lo ha hecho siempre. Es su mecanismo de supervivencia. 

Lo curioso del asunto es que María Polo Vega es periodista y editora de la UNEAC. Es lo que podríamos decir, una revolucionaria. Sin embargo, ha sido tan sorprendente para ella la noticia de que el Banco Nacional de Cuba aceptaría dólares otra vez, que hizo catarsis. Porque apenas un año atrás, su misma gente —por decirle de esa manera—, le dijeron que entregara todos sus dólares porque Cuba dejaría de usar esa moneda, otra vez. 

Y seguro María pensó, es por el bien del país. O quizás fue lo que se dijo a sí misma para no explotar, porque sí, los seres humanos al igual que las croquetas, explotan. 

Llega un momento en que la razón puede más que la cordura y ahí es donde se arma. La gente se cansa y al parecer, María, por muy revolucionaria que sea, también se cansó.

No es para menos. El relajo del dólar en este país se remonta desde el mismo comienzo de la pesadilla revolucionaria. El dólar estuvo penalizado y la gente fue presa solo por tenerlo en las manos. Luego, en el año 1993, Castro lo despenalizó. Y así estuvo hasta el año 2004 en el que el mismo Castro le impone un gravamen y lo sustituye por una segunda moneda nacional, el CUC, que menciona María Polo en su post de Facebook. Para que años después, en el 2019, el país permitiera el dólar otra vez, pero ahora camuflado en las tarjetas MLC. En el 2021 se suspendió la aceptación de los dólares en los bancos cubanos para ahora volverlos a aceptar ahora y aquí María Polo, la protagonista de esta historia, explotó. No le falló el pulso para sacar su pequeña cuenta matemática y deconstruir la nueva medida tomada por el gobierno. Pero, sobre todo, para hacer público el resultado, porque María podía haberse quedado callada, sufriendo su desconcierto en silencio, pero no, se fue a Facebook y lo publicó. 

Su enojo debió ser épico. Y con toda razón, para ella quizás ha sido demasiado ya todo el asunto con el dólar. 

Entendió que el dinero que depositó su padre, que en paz descanse, ya no está. Se esfumó de una manera muy sutil y legal. Pero qué se puede esperar, el dólar forma parte del patrimonio indisoluble de esta nación. Es una especie de Dios al que todo el mundo reza en noches de apagón. 

Sería el colmo, pero mañana mismo pudiera salir un slogan en el televisor que dijera: “Sin dólar no hay país” y la verdad es que daría mucha gracia, menos a María, por supuesto.





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