El pasado 1 de diciembre, el pintor pinareño Orlando Nodarse Hernández denunció a través de sus redes sociales la censura del título de su obra “¡Presideeenteee, sal del fango!”, que estaría presente en la exposición ‘Paisajismo, la llave de Vueltabajo’, en la galería Vallesoy, de Viñales.
Aunque este incidente puso el foco sobre una expresión plástica tan específica como la pintura paisajística, menos dada a la intervención de los agentes de control político que determinan la dinámica de las instituciones culturales cubanas, debido a la propia naturaleza de su horizonte creativo más centrado en la consecución del preciosismo formal, vale señalar que ninguna práctica artística queda fuera del campo visual de los órganos de la Seguridad del Estado.
En el caso de Nodarse hay que decir que lleva años proponiendo una mirada incómoda hacia diversas zonas de la cotidianidad. Desde 2016 dio inicio a su serie Identidad con obras como “Niñito cubano qué piensas hacer” y “La inocencia del azul” donde el título, la actitud del protagonista o el entorno provocan interrogantes sobre la posibilidad del futuro o el trasfondo ideológico de la aparente felicidad.
“Niñito cubano qué piensas hacer”. Serie Identidad (2016).
“La inocencia del azul” (2019).
En la galería Vallesoy, dependencia del Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC), el artista se desempeñaba como promotor, curador y especialista principal, funciones que asumió para intentar crear un canal de difusión y comercialización de la obra de otros paisajistas pinareños, a quienes la burocracia impide el acceso a estos espacios, en franca actitud discriminatoria, ya que no los habilita en el Registro del Creador. Este requisito indispensable es vetado para egresados de las Escuelas de Instructores de Arte, por ejemplo, solo autorizados a impartir docencia en el sistema Casas de Cultura y otras dependencias de cultura comunitaria y el sistema de enseñanza general; convirtiéndolos, de facto, en artistas de segunda categoría, marginados del ámbito profesional por el propio Ministerio de Cultura (MINCULT) que los “atiende” a través de la Dirección de Artistas Aficionados.
Esa actitud, y las transgresiones temáticas de su obra, dotada además con un alto nivel de oficio y efectividad en el restringido mercado de arte nacional, localizado casi exclusivamente en La Habana y zonas de explotación turística como el pueblo de Viñales, hicieron de Nodarse un referente para sus colegas, pero también un sujeto de interés para quienes guardan con celo el orden político existente.
“Horizonte incierto” (2022).
Las preguntas y someros cuestionamientos dieron paso a una estricta vigilancia de su desempeño laboral como galerista y al escrutinio de su propia obra, después de que convocara a una acción performática a realizarse en el Parque Central de Viñales, junto al busto de José Martí, dos días después de las protestas populares del 11 de julio de 2021.
El 13 de julio, Nodarse llamó a los artistas de la localidad y las cercanías a que se le unieran en demanda del cese de la represión contra los manifestantes pacíficos, que ya estaban siendo detenidos y torturados por las fuerzas antimotines y la policía siguiendo las órdenes del gobernante Miguel Díaz-Canel.
A la cita del 14 solo se presentaron Nodarse y su compañera de vida, quienes dispusieron el caballete y los materiales para comenzar a pintar cuando fueron interrumpidos por agentes de la Seguridad del Estado, policías de uniforme y Richard Leyva, director de Cultura en el municipio, quien les dijo que esa actividad no estaba autorizada. Inmediatamente, fueron conducidos a la estación de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) donde “de mano del jefe de la Seguridad del Estado en la región, con el cuento trillado de ciudadano confundido y la profilaxis manifiesta, hizo su trabajo de robot del régimen. En fin, salí de allí expedientado y también convencido de que me enfrentaba a una mafia muy bien organizada y fanatizada con su causa”, narra Nodarse para el Observatorio de Derechos Culturales.
El operativo militar fue de tal magnitud que todo el pueblo se dio por enterado, el artista y su novia entendieron que ante tal despliegue de fuerzas represivas la intimidación al resto de los creadores locales funcionaría como disuasivo. De su frustración e impotencia nació una obra como “Retrato de busto en agonía”.
“Retrato de busto en agonía” (2021).
Nodarse pudo continuar trabajando en la galería, pero las visitas sorpresivas de represores de la policía política hicieron del acoso parte de su rutina, intensificándose con las cercanías de cada 11 de julio. Por su parte, burócratas de la Dirección Provincial de Cultura comenzaron a inspeccionar cada palabra de los catálogos y publicaciones acompañantes de las exposiciones programadas en Vallesoy para evitar la aparición de algún contenido de índole política. Estos representantes del MINCULT no suelen estar en posesión de habilidades intelectuales para juzgar desde el punto de vista conceptual o técnico las obras en discusión, sus criterios están determinados por el encargo político que los mantiene en sus puestos. En la medida en que más se apeguen a esa metodología censora, más confiables y, por ende, exitosos serán en sus desempeños “profesionales”.
Pero sucede que, en no pocas ocasiones, el propio hostigamiento influye en la politización de la obra de los artistas perseguidos, el caso que describimos no es la excepción. “Eid al-Adha, La rebelión del cordero” se terminó en octubre del propio 2021 y fue admitida en el Salón Provincial, a pesar de lo gráfico de su contenido. Sin embargo, cuando Nodarse la incluyó en la curaduría de la muestra “La Reforma”, a realizarse en julio de 2022, en la galería de Viñales, Misael Ledesma Medina, directivo del FCBC —por entonces (ahora director de Cultura a nivel provincial)—, de conjunto con otros funcionarios, se reunió con él para decirle que el “cuadro no podía estar en esa exposición ni en ninguna más, porque ellos eran de “Patria o Muerte” y en mi obra aparecía un suplemento verbal que decía “Patria y Vida”[1], comenta el artista.
“Eid al-Adha. La rebelión del cordero” (2021).
Desde mayo de este año Nodarse conformó un proyecto expositivo que nuclearía a muchos de los paisajistas reconocidos de la provincia. Para este evento trabajó en varias propuestas, una de ellas titulada “Presideeenteee, sal del fango”, en la que vuelve a subvertir el tratamiento formal contemplativo a través de un título que la dota de carácter lúdico. Esta sorna que apela al referente colectivo, funciona como sátira política por la interconexión entre figuración y título, eliminar este último elemento la priva de su connotación conceptual; y eso, justamente decidieron hacer los censores al inscribirla en el catálogo como obra sin título (S/T).
“Presideeenteee, sal del fango” (2023).
Catálogo de la muestra “Paisajismo. La llave de Vueltabajo” (detalle, 2023).
Para cuando Nodarse tuvo noticias de esta violación a su libertad artística, ya se encontraba haciendo la travesía rumbo a los Estados Unidos. Llegó el momento en que supo que le sería imposible sostener por mucho más tiempo su delicada posición en la galería y no estaba dispuesto a negociar su postura. Previo a viajar había pedido la baja de la institución, no sin antes dejar resueltos todos los aspectos organizativos de la exposición, en el afán de no perjudicar a los otros artistas.
El paisajista exigió que sus obras fueran retiradas de la muestra, en protesta por la censura de que era objeto una de ellas, a lo que encontró resistencia de Raciel Hernández, actual director del FCBC en Viñales y responsable principal de la censura contra “Presideeenteee, sal del fango”. En la tarde del 30 de noviembre quedó inaugurada “Paisajismo. La llave de Vueltabajo”, pero sin las obras de Orlando Nodarse.
“En fin… Otra vez la censura manifiesta en el arte pinareño; otra muestra de que las autoridades político-empresariales de Cultura y en general, están para aprovecharse de los artistas y utilizarlos a conveniencia; otra vez mi frustración por verme excluido de mi propia muestra y mi nombre utilizado solo para acreditar un catálogo. Por todo eso quise dejar muy claro que mis cuadros son como mis hijos y que nadie, ni persona ni institución, tenía la potestad de cambiarles o quitarles el nombre, y traté de mantener mis principios como artista y como profesional”, recalca el pintor.
Hacemos énfasis en que, en el arte pictórico, Pinar del Río destaca por una tradición de paisajismo académico con exponentes de distintas generaciones distinguidos por el dominio del género. Lamentablemente la institución cultural prioriza el control burocrático y la vigilancia ideológica sobre el arte en detrimento de su desarrollo. El paisajismo pinareño no está exento de este perjuicio, y sobre esto también nos comentó Nodarse:
“Hay varios jóvenes artistas del paisaje muy buenos pero que viven fuera de la provincia, …. Yo poco a poco fui sumándolos a las muestras que hacíamos en nuestra galería a modo de invitación y porque hacen una obra exquisita. Digamos que el paisaje pinareño no ha muerto gracias a estas generaciones de artistas y a otros ya consagrados como Humberto Raúl Fernández (El Negro) y Dausel Valdés, entre otros. Pero es debido a estos nuevos artistas, como Juan Carlos Morales Lemus, Yaciel Martínez, Giosvany Echevarría, Jorge Marín, todos ellos influenciados fuertemente por la obra de Ernesto Estévez García, para muchos el mejor paisajista de Cuba, que se mantiene viva la tradición.
Y bueno… Desde mi Viñales también algunos artistas trabajamos el paisaje con diferentes perspectivas. Jorge Antonio Sixto y Jessy Gómez (ambos viven fuera del país), Juan Carlos Morales, el maestro Ramón Vázquez León, en mi opinión uno de los artistas más sólidos y consagrados de Cuba, y que hace un paisaje muy particular, y un servidor, que vengo trabajando el paisaje incluso desde antes de mi formación académica.
Pero por lo general en los principales salones de arte de Pinar del Río se ha discriminado el paisaje más tradicional. Y esto provoca que los paisajistas principales no quieran participar por lo que la mediocridad en estos eventos está muy presente, lamentablemente”.
El Observatorio de Derechos Culturales denuncia la prevalencia de un patrón represivo en el campo cultural que consiste en el incremento paulatino del acoso a los artistas que disienten del orden oficial, y que comienza por los señalamientos “bien intencionados” del funcionariado cultural cercano para escalar al extremo de violar conscientemente los derechos de autor. Este tipo de práctica coercitiva, típica de regímenes totalitarios, se implementa a despecho de la ley y genera una inseguridad total en los creadores, que no solo identifican a los burócratas destinados a gestionar la producción cultural como meros instrumentos al servicio del poder político, sino como agentes represores que con total impunidad incurren en delitos perfectamente tipificados en sociedades democráticas.
Valga la descripción del caso de vulneración de los derechos culturales de Orlando Nodarse Hernández, como muestra del estado de indefensión en que sobreviven los artistas cubanos, a expensas del alcance ilimitado del Gobierno sobre su patrimonio intelectual. En el ODC lamentamos la fuga del talento artístico nacional causada por la prolongación de la crisis sistémica a la que las autoridades políticas han conducido al país, pero también apostamos a la necesaria reconstrucción democrática donde las aportaciones de los que ahora se ven obligados a exiliarse serán indispensables.
Nota:
[1] El mensaje aparece como marca de ganado en las orejas de uno de los carneros.
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