La Crimea ocupada por Rusia ha sido la principal dirección estratégica para apoyar las ofensivas que se conducen en todo el sur y este de Ucrania. Por ello, la Federación Rusa utiliza activamente en la guerra dos grandes aeródromos militares ubicados allí: el de Saki, en el oeste, y Dzhankói, en el este.
Más conocido como la base aérea de Saki —al parecer por lo abreviado del nombre— y enclavado entre las ciudades de Novofedorivka y Saki, este aeródromo solía ser una base de la Marina de Guerra de Ucrania. Ahora, es la base del 43º Regimiento de Aviación de Combate de la Fuerza Aérea Rusa, compuesto principalmente por cazabombarderos Su-30SM, Su-33 y Su-24M.
El mayor Olesky Golovenskyi, uno de los pilotos que cumplía misiones desde este aeródromo, fue derribado en la región de Mykolaiv. A pesar de que pudo eyectarse, fue capturado por las fuerzas ucranianas. Golovenskyi resultó ser el jefe de uno de los escuadrones y, más tarde, fue mostrado frente a las cámaras en Kiev, en una conferencia de prensa.
Días después, los residentes y vacacionistas en el área fueron sorprendidos por fuertes explosiones e inmensas nubes ascendentes desde el interior de la base. De hecho, la foto que refleja esos dos inmensos hongos negros, separados entre sí, indica que no fue una sola explosión. Sin embargo, los voceros de las fuerzas armadas rusas declararon de inmediato a los medios de prensa que las explosiones habían sido producto de un mal manejo del armamento por parte del personal militar.
Imágenes de las explosiones en la base aérea de Saki, tomadas desde la playa.
Y es que, reconocer que fue un golpe demoledor de los ucranianos, dejaba una vez más al descubierto los grandes problemas que Rusia confronta en sus fuerzas armadas. Sus estrepitosos fracasos desde el inicio de la invasión, las muertes de más de quince generales y cincuenta coroneles, jefes importantes de unidades de combate, el hundimiento del Moskva —su buque insignia en la flota del Mar Negro— y otras pérdidas en los frentes de combate, resultaban más que suficientes. El reconocer que los ucranianos le habían propiciado un duro golpe en su mismo centro operativo era inadmisible.
Entretanto, resulta curioso que el gobierno ucraniano no haya reivindicado el golpe y mantenga un silencio absoluto al respecto. Algunos medios de prensa occidentales han concluido que fue una acción planeada y ejecutada por Ucrania, pero no pasan de ser conjeturas. Lo que sí no puede ser, bajo ningún concepto, es producto de accidente alguno en la manipulación del armamento, pues es casi imposible que cosa semejante haya ocurrido, a la vez, en dos sitios separados por apenas decenas de metros el uno del otro.
Dislocación, antes del ataque, del 43º Regimiento Aéreo de Asalto Naval, base aérea de Saki, Crimea, Ucrania.
Foto de la misma área donde se dislocaba el escuadrón destruido por el ataque.
Las áreas de mayor destrucción fueron en la rampa principal de estacionamiento de los aviones y en las aeronaves que se encontraban dentro de los parapetos de protección de tierra. Según las imágenes satelitales tomadas unas horas antes de la explosión, había más de veinte aviones en el aeródromo, principalmente cazas Su-30SM y aviones de reconocimiento Su-24MR, un transporte militar pesado Il-76 y varios helicópteros.
Según Forbes, el costo estimado de estos equipos podría ser entre 650-850 millones de dólares. Matemáticamente hablando, un Su-30SM vendría costando 50 millones de dólares; un Su-24MR, 6 millones de dólares; y un Il-76, 86 millones de dólares. La pérdida no ha sido solo la de los aparatos físicos, también ha sido un duro golpe económico.
Ahora bien, las locaciones más ventajosas para los lanzamientos fuera del alcance de la artillería enemiga están a más de 300 kilómetros de la base aérea de Saki y el alcance de los HIMARS actuales ucranios, no sobrepasa los 80 kilómetros. Por tanto, a no ser que ya Estados Unidos le haya suministrado a Ucrania misiles con un alcance de hasta 300 kilómetros, resulta imposible que el ataque haya sido realizado con estos.
Esto solo deja dos hipótesis razonables: el golpe fue ejecutado por un equipo de infiltración de las tropas especiales ucranianas o por guerrilleros de la resistencia que se han mostrado muy activos recientemente. Yo me inclino por la primera.
En la foto satelital de la base aérea, se observa que la cabecera de la pista 04 está exactamente a 950 metros de la playa, y en todo ese sector no puede haber construcciones de ningún tipo por encontrarse en el aproche final de la pista, facilitando el acceso al perímetro de la base aérea. Asimismo, en Google Earth se puede ver que a la derecha del eje de la pista 04 está el lago Kysyl-Yar y solo hay campos arados sin ninguna población.
No hay manera en que guerrilleros de la resistencia hayan podido, sin construcciones en las cercanías, llevar a cabo esta operación. Sin embargo, un equipo de tropas especiales tiene más posibilidades de haber podido infiltrarse de noche y haber plantado explosivos de retardo para que las detonaciones ocurrieran a la mañana siguiente y no en el mismo momento.
Vista aérea del inicio de la pista 04 a 950 metros de la playa de Novofedorivka.
Por otra parte, la situación en la planta de energía nuclear de Zaporiyia se ha vuelto muy delicada. Los rusos han convertido el perímetro de la planta en una base militar con todo tipo de armamento —incluyendo artillería reactiva— y más de quinientos soldados. Desde allí han estado golpeando indiscriminadamente objetivos civiles en las ciudades de Nikopol y Zaporiyia, al otro lado del río Dniéper, lo cual ha ocasionado numerosos daños y muertes de todo tipo.
En esa región del Dniéper, la ciudad de Nikopol —en la margen oeste del río— está a 12 kilómetros de separación de donde se encuentra dicha planta nuclear. Por ello, protegidos por el escudo nuclear que representa la planta, los rusos habían podido castigarla a sus anchas con la artillería reactiva BM-21. Sin embargo, los ucranianos lograron asestarles un golpe fulminante con los drones kamikazes suministrados por Estados Unidos.
Estas no han sido las únicas acciones. Los tres puentes que conectaban la región oeste de Jersón, ocupada por el 49º Ejército de Armas Combinadas, fueron volados. Al haber quedado cortado del grueso de sus tropas, esta situación obstaculiza grandemente sus vías logísticas desde el Este y desde Crimea. Así, la primera reacción del 49º Ejército, con alrededor de 25 mil efectivos, ha sido trasladar su puesto de mando mediante un ferry de pontones al este del río. Tres veces han tratado de reparar los puentes y cada una de ellas los ucranianos los han vuelto a destruir.
Asimismo, fuentes rusas y ucranianas informaron sobre las explosiones en un aeródromo y un nudo ferroviario crítico para el suministro ruso en Crimea. Los informes y videos locales muestran una serie de explosiones en un depósito de municiones ruso y en una subestación transformadora en el distrito de Dzhankói, así como en una base aérea cerca de Gvardiyske, Crimea. Los daños provocados han sido significativos para la técnica y el armamento rusos; además de complicar seriamente su logística hacia las regiones de intensos combates pasada la frontera de Crimea en el sur y este de Ucrania.
Círculo rojo, nudo de comunicaciones ferroviarias atacado y seriamente dañado por los ucranianos.
Las fuerzas rusas han estado utilizando Dzhankói como centro ferroviario para transportar tropas y equipos a los asentamientos ocupados en el sur de las provincias de Zaporiyia, Jersón y Melitópol. Pero, producto de estos ataques, las autoridades rusas han suspendido temporalmente el servicio ferroviario de pasajeros de Rusia a Crimea.
Imágenes del golpe asestado a otro depósito de armamentos y municiones en Crimea.
Sin embargo, a pesar de que el New York Times informó que un alto funcionario ucraniano anónimo atribuyó las explosiones en el distrito de Dzhankói a “una unidad militar ucraniana de élite que opera detrás de las líneas enemigas”, lo cierto es que ningún funcionario ucraniano ha reclamado públicamente la responsabilidad, ni las fuerzas ucranianas se han atribuido de manera oficial estas explosiones.
Igualmente, los residentes locales informaron sobre nubes de humo negro que se elevaban sobre la base aérea militar en el pueblo de Gvardiyske, en el distrito Simferópol, en Crimea, y afirmaron que antes se habían escuchado varias explosiones en los terrenos de la instalación militar. Acorde a las fuentes, los departamentos militares y las fuerzas del orden verificaban la versión de un ataque de un pequeño vehículo aéreo no tripulado contra un almacén de municiones. En ese momento, en la base se encontraban doce aviones SU-24M y 12 SU-25SM.
Detonación de proyectiles en el distrito Dzhankói, de Crimea, 16 de agosto de 2022.
Vista general de la base aérea de Gvardiyske.
Vista ampliada de la rampa principal de vuelos en la base aérea de Gvardiyske.
Los ataques ucranianos contra objetivos logísticos en Crimea —que es territorio soberano de Ucrania— no violan los compromisos con los aliados occidentales sobre el uso de armas suministradas por Occidente, siempre y cuando sean en territorio ucraniano. No obstante, Estados Unidos ha manifestado claramente el derecho de Ucrania a usar la fuerza para recuperar el control de todo su territorio, incluidas las áreas tomadas por Rusia en 2014.
Sin embargo, no existen indicios de que las fuerzas ucranianas usaran armas suministradas por Estados Unidos en estos ataques recientes contra Crimea y es poco probable que lo hicieran, pues los objetivos están mucho más lejos del alcance de los sistemas proporcionados por los estadounidenses. Más bien, los ataques contra las posiciones rusas en Crimea y sus alrededores deben formar parte de una contraofensiva ucraniana coherente para apoyar sus acciones en el Dombás, sobre todo para recuperar el control de la orilla oeste del río Dniéper, en la región de Jersón.
Si se tiene en cuenta que las líneas de suministro rusas desde Crimea apoyan también directamente a las fuerzas rusas en Ucrania continental, incluidas las del 49º Ejército de Armas Combinadas, los ataques a las líneas terrestres rusas de comunicación y los medios logísticos y de apoyo allí son consistentes con el esfuerzo contraofensivo ucraniano que incluyó la destrucción de los tres puentes principales que enlazaban el este y oeste sobre el río Dniéper.
Los éxitos de esta campaña probablemente interrumpirán la capacidad de los efectivos rusos para mantener fuerzas mecanizadas en la orilla oeste del Dniéper y defenderlas con medios aéreos y de artillería desde la orilla este de los contraataques ucranianos. Es pertinente recordar que las corrientes del río Dniéper son tan fuertes que los puentes de pontones de la ingeniería militar limitan su empleo solo a vehículos ligeros y personas. Por tanto, el armamento pesado y las municiones no tienen paso por aquí. Sin contar que los esfuerzos por repararlos se han sido anulados por su reiterada destrucción con los HIMARS de precisión.
Y es que los HIMARS se han convertido en la pesadilla de los rusos. En días pasados, varias andanadas de misiles arrasaron el cuartel general de los mercenarios del grupo Wagner, en la ciudad de Popasna, en el Dombás. Incluso, las imágenes publicadas muestran el cuartel reducido a cenizas, con innumerables bajas.
Finalmente, el gobierno ruso ha dejado de atribuir parte de estas acciones a errores en la manipulación del armamento o a desastres naturales o técnicos, como la caída de un rayo a un depósito de bombas o la destrucción de un polvorín provocada por un cortocircuito. De hecho, el Ministerio de Defensa ruso emitió un comunicado que califica las explosiones como resultado de sabotajes.
Este cambio en la narrativa ha introducido una variante burda y rocambolesca con el fin de ajustar el reconocimiento de los sabotajes. Ahora, según el Kremlin, los autores de estos ataques son terroristas del Estado islámico apoyados por el terrorista en jefe: Volodímir Zelenski.
Por otra parte, el Kremlin continúa los esfuerzos para tergiversar sus probables objetivos de ocupar la mayor parte del territorio ucraniano. Así, en el fórum Army-2022 —para promover la venta de armas rusas a otros países—, Vladimir Putin omitió mencionar el territorio fuera de Dombás al describir los objetivos de la guerra de Rusia en Ucrania, y cerró sus comentarios preliminares afirmando que las fuerzas rusas están “cumpliendo con su deber” de luchar por Rusia y “liberar” el Dombás.
Esta declaración tan limitada contrasta mucho con los objetivos de guerra rusos previamente articulados de “desnazificar” y “desmilitarizar” a toda Ucrania. Las palabras de Putin también son incoherentes con las acciones rusas para integrar las partes ocupadas de las provincias de Jersón y Zaporiyia en la Federación Rusa.
Evidentemente, Ucrania continúa elevando la iniciativa estratégica en todo el teatro de operaciones, poniendo a correr a los invasores en todas las direcciones de su retaguardia para evitar los constantes golpes que continúan afectando su logística y, fundamentalmente, su moral combativa.
Los rusos, cada vez más, toman decisiones desacertadas en las direcciones principales, donde se deben concentrar los mayores esfuerzos. La impresión es que responden de modo errático a las supuestas intenciones del gobierno de Kiev, mientras los ucranianos realizan declaraciones intencionales para que, al morder ese anzuelo, los rusos redistribuyan sus fuerzas y, por ende, refuercen un frente de combate en detrimento de otro.
Por ejemplo, a finales de julio, el presidente de Ucrania, en uno de sus programas diarios, informó públicamente que había dado la orden a las fuerzas armadas de liberar todo el sur ocupado por los invasores, refiriéndose de manera indirecta a la región de Jersón, que posee varios puertos importantes.
De inmediato, el mando ruso comenzó a mover las fuerzas y debilitó, por consiguiente, otras direcciones para reforzar el frente de Jersón. Después de este reforzamiento, Ucrania asestó golpes demoledores a los tres puentes principales que abastecen a las tropas rusas dislocadas al oeste del Dniéper. Conjuntamente con estas acciones, atacaron también los principales depósitos de municiones y armamentos en la retaguardia rusa; entre ellos, un convoy de cuarenta y cuatro vagones de ferrocarril con tropas y técnica de combate en la estación de trenes en el poblado de Brylivka, a 40 kilómetros del puente destruido de Antonivsky, en la ciudad de Jersón.
Después de estos golpes sorpresivos, se han vuelto habituales los continuos ataques ucranianos en la retaguardia rusa y la Crimea ocupada. Sin embargo, las fuerzas rusas todavía superan numéricamente a los ucranianos, y su arsenal armamentístico, si bien se ha mostrado obsoleto para las exigencias de la guerra moderna en gran medida, sigue pesando en la correlación de fuerzas.
No obstante, resulta evidente que Ucrania se ha ido apoderando de la iniciativa estratégica. Pero aún queda un largo camino para saber si podrá mantener la upper hand en el resto del conflicto.
© Imagen de cubierta: Max Kukurudziak.
David contra Goliat
Ucrania depende de Occidente para obtener apoyo, pero es el resto del mundo el que depende de Ucraniapara detener la agresión que se extenderá fuera de esta región si no llega a contenerse.