El reparto Vista Alegre surgió en los primeros años del siglo XX, como parte de un proceso de transformaciones urbanas y de desarrollo de nuevas áreas de crecimiento en la ciudad de Santiago de Cuba que buscaba construir diferentes emplazamientos en dirección opuesta a lo habitual hasta ese momento, los enclaves habitacionales en los Olmos, Veguita de Galo y Reparto Flores. Esto implicó el abandono de las tradicionales formas de ocupación del espacio urbano, por las nuevas ideas de la modernidad.[1]
A lo largo de la evolución republicana se apreció en el reparto todo un amplio repertorio formal que posibilitó la apertura técnico-constructiva y cultural del viejo mundo y Norteamérica hacia Cuba y todo el continente. Las viviendas, en general, fueron el reflejo de esa ansiedad por imitar el modo de vida norteamericano (…). Las primeras diecisiete viviendas de Vista Alegre expresaron la influencia del ballom frame en una rica arquitectura de chalet de madera (bungalow), (…).
Es a partir del año 1910, aproximadamente, que se verifica un renacimiento edificatorio de cierta envergadura que tuvo su directa incidencia en la variación positiva de la imagen urbana general de la ciudad de Santiago de Cuba que, en especial, calzaron y acrecentaron los atractivos del nuevo reparto.
La aparición y utilización extensa de modernos materiales, de actualizados procedimientos constructivos, la actuación de numerosas empresas constructoras cubanas y norteamericanas e incluso de capitales combinados, y el egreso de profesionales del ramo de escuelas europeas y los Estados Unidos con ideas relativamente novedosas y actualizadas, permitieron un desarrollo urbanístico acentuado durante la etapa de las “vacas gordas” (1914-1920).
La arquitectura desarrollada en este período marcó definitivamente la imagen global de Vista Alegre dado el carácter extensivo en el orden estético alcanzado por los cánones eclécticos que, aunque desfasado en Cuba con respecto a los centros culturales mundiales, se convirtieron rápidamente en estilo de moda, reflejo de renovación no solo formal, sino también técnica. El eclecticismo, enriquecido con todo su surtido —neorrenacimiento, neogótico, neocolonial, neobarroco, neomudéjar— permitió a las familias pudientes desarrollar formalmente todo el marco escenográfico adecuado a su vida social en medio del derroche decorativo, la teatralidad de los accesos y el uso de abundantes espacios exteriores en las viviendas.[2]
Residencia ecléctica, actual sede del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) en Santiago de Cuba, reparto Vista Alegre (2024) /Foto: Cortesía del autor.
La ampulosidad ecléctica dio brevísimo espacio al art nouveau (dos viviendas gemelas), pero dio margen a las interpretaciones del neocolonial, al que sucedería una geometrización leve en los códigos del art déco y, finalmente, se establecería la limpieza formal racionalista hasta imperar el movimiento moderno cincuentero, al igual que en urbanizaciones de la capital del país.
Gestión del sitio patrimonial
Desde el comienzo del periodo revolucionario, un alto índice de propiedades expropiadas fue otorgado a la nueva clase alta, conformada por funcionarios y militares de rango. Otras pasaron a operar como centros educacionales u otras dependencias del Estado. Ello implica que, mientras en las zonas pobladas con anterioridad tienen mayor presencia las tradiciones locales como expresión del patrimonio inmaterial, el reparto se promueve desde el valor arquitectónico de sus edificaciones y la prestancia urbanística del enclave.
Debido a una larga etapa de pérdida de la historia y del valor cultural por la ausencia de registro, documentación y gestión de información patrimonial a lo largo de la Isla, esta ha devenido en una disciplina clave dentro del campo de la conservación. Como país pionero en América Latina respecto a varios procesos de desarrollo industrial y arquitectónico, Cuba cuenta con gran potencial para la implementación de estas investigaciones; sin embargo, aún son muy parciales las experiencias que se tienen al respecto, particularmente en la ciudad de Santiago de Cuba.
Según los estudiosos del tema, el registro, la documentación y la gestión de información relativa al patrimonio edificado constituye el punto de partida y base para las acciones de conservación y proyección utilitaria de un monumento o sitio, en tanto las decisiones apropiadas en el proceso de preservación del bien construido y su sustentabilidad tienen como basamento una oportuna, relevante y acertada investigación sobre sus condiciones.
En este sentido, nuestro país marca una tendencia clara hacia el deterioro, relacionado con la inoperancia de instituciones arcaicas y anquilosadas como Vivienda y Planificación Física, que en el mejor de los casos se limita a salvaguardar información (de manera ineficiente), contribuyendo al deterioro de lo que como objeto social tiene el deber de salvaguardar.
Sede de la Vivienda Provincial en Santiago de Cuba (2024) / Foto: Cortesía del autor.
Cuando se analizan los documentos internacionales en los que se desglosa detalladamente la metodología de tramitación de un acervo patrimonial y se describen, además, los modos y experiencias prácticas desarrolladas, se verifica que los procedimientos al uso en Cuba coinciden con lo que la comunidad internacional refiere como mala praxis.
Refuncionalización de un inmueble habitacional como establecimiento comercial estatal, Tienda Agua y Jabón (2024) / Foto: Cortesía del autor.
Los resultados de mayor relevancia en las labores de rescate son fundamentalmente visibles en cinco centros históricos: La Habana Vieja, Camagüey, Trinidad, Cienfuegos y Santiago de Cuba, coincidentemente las ciudades que cuentan con oficinas del historiador o del conservador[3]. Algunas de estas instituciones, de forma muy limitada y muchas veces bajo cuestionamientos, se han dedicado al estudio del patrimonio más allá del triunfalismo de los medios estatales y la narrativa historiográfica circunscrita a las cotas pautadas por el comisariado cultural oficialista, guardián del omnipresente discurso revolucionario.
Los datos que se manejan difieren según las particularidades de cada centro y los límites marcados por las organizaciones gubernamentales y su política, pero pueden agruparse en cuatro conjuntos fundamentales: caracterización general urbana; identificación de valores patrimoniales; protección patrimonial; y datos para la caracterización socio-económica.[4] En su generalidad, las instancias a cargo de la preservación de valores patrimoniales de los centros históricos han depositado toda esta información en archivos y bases de datos convencionales que no son de referencia para las instituciones que toman las decisiones en cuanto a la organización de la ciudad. Es decir, para nada son vinculantes.
Palacete que ocupara una sede consular extranjera en Santiago de Cuba (2024) / Foto: Cortesía del autor.[5]
Entonces nos encontramos con una experiencia empobrecida y cuestionada en todos los ámbitos. En el caso de Santiago de Cuba, instancias como el Plan Maestro, adscrito a la Oficina del Conservador de la Ciudad, gestiona las estrategias de desarrollo previstas para este conjunto urbano. Para ello cuenta con un gran volumen de datos referidos al patrimonio edificado, pero como se ha mencionado antes, improductivo por una muy mala gestión en un proceso ralentizado en todo momento.
Iglesia de la Sagrada Familia y actual Centro Loyola de Santiago de Cuba, derrumbes en cubierta ornamental y utilitaria, respectivamente (2024) / Fotos: Cortesía del autor.
Ante esta situación, se vuelve urgente la dependencia de asesoría experta proveniente de instituciones del primer mundo como única vía de solución al problema. Es así como investigadores de la Universidad de Oriente deciden, en aparente gesto autónomo, enfocar su mirada hacia el desarrollo de estudios afines para optimizar el proceso relativo al registro, documentación y gestión de información patrimonial.
En 2012 se concretó el Programa de Colaboración Institucional entre la Universidad de Oriente y el Consejo Interuniversitario Flamenco (VLI-RUOS), con el objetivo de lograr un impacto significativo en la región oriental, teniendo en cuenta las prioridades nacionales y locales en el contexto del desarrollo sostenible; así como mejorar los mecanismos de gestión de la innovación para potenciar las áreas clave de desarrollo en la región oriental de Cuba (seguridad alimentaria, producción agrícola, medio ambiente, salud pública, desarrollo socio-cultural y turismo, desarrollo de la industria, la energía, las tecnologías de la informatización y las comunicaciones, y las aplicaciones).[6]
El programa se estructuró en siete proyectos, dentro de los cuales se encuentra el Proyecto 4, titulado: “Las ciencias sociales y humanísticas frente a los retos contemporáneos del desarrollo sociocultural local en Santiago de Cuba. Potenciando el Patrimonio”. Por los temas que abarca, este proyecto integra a investigadores de las facultades de Ciencias Sociales, Ciencias Humanísticas, Derecho, y Construcciones con la finalidad de reforzar la competencia y el desempeño profesional desde el enfoque interdisciplinario para enfrentar los principales retos socioculturales del desarrollo y apoyar el mejoramiento del bienestar humano en la región oriental de Cuba.[7]
Revisando las salidas del proyecto, y teniendo en cuenta que se divide en dos fases (la primera transcurrió entre 2013-2018 y la segunda en el periodo 2019-2023), se entiende el énfasis en la formación de habilidades científico-investigativas (sobre todo en la etapa inicial), pero también se leen acciones perspectivas de incidencia fáctica en hitos urbanos de referencia. En relación con la aplicabilidad pretendida, entre los resultados esperados se lista la capacitación “a líderes comunitarios de los repartos de Vista Alegre y Distrito José Martí así como maestros primarios de dos escuelas correspondientes a los repartos Vista alegre y Distrito José Martí”.[8]
Si bien se contabilizan doscientos veintidós artículos científicos y setenta y cinco doctores en formación, entre otras vertientes de la dinámica posgradual, no se verifica ningún resultado que pudiera influir de manera directa en la preservación del reparto Vista Alegre. Al estudiar la comunidad y contrastar las derivaciones de los estudios posibilitados por el intercambio de marras, solo se puede apreciar más triunfalismo e intereses gubernamentales, pues no hay indicios de acciones encaminadas a la formación de líderes, mucho menos se avistan herramientas orientadas a su capacitación. En el mejor de los casos, pueden encontrarse programas de intervención comunitaria prácticamente surrealistas, que no se retroalimentan ni se siguen en el tiempo y que solo responden al principal interés y único resultado incuestionable del proyecto: la formación académica.
Si hablamos de retos contemporáneos, en el presente de Cuba, debido a una resignificación de lo que se considera valioso y a una etapa de alienación profunda de lo que significa “ser”, el principal reto es concientizar. Al respecto, el intercambio científico propiciado por el proyecto de colaboración entre la Universidad de Oriente y VLI-RUOS ha enriquecido el saber académico. El beneficio solo ha sido, a grandes rasgos, en ese sentido. Es decir, la comunidad ha estado al servicio de la ciencia, sin repercusión tangible en el escenario patrimonial. Se han desarrollado herramientas y se ha generado un saber solamente utilizado para generar más saber, mas las instituciones con capacidad de ejecución no utilizan el sistema de conocimientos creado.
En el terreno
Más de una década después de la articulación interinstitucional, la precarización de los elementos portadores de signos estilísticos valiosos sigue su curso en Vista Alegre. A pesar de la existencia de reglamentaciones estatales concernientes a los archivos, pero que, desde 2021, se emplean en los casos de daños al patrimonio, estas solo aplican para algunos simples moradores que no pueden proceder con una remodelación que afectaría la morfología de la fachada, a la par que otros lo hacen sin mayores consecuencias.
Exponente del movimiento moderno visiblemente intervenido en la fachada (2024) / Foto: Cortesía del autor.
Vista Alegre clasifica como caso modélico para interpretar la Cuba de hoy. Primeramente, se detecta que la cúpula que gobierna el país, aunque decide mostrarse como adalid de valores humanos que no se podían apreciar en aquella burguesía capitalista que edificara estructuras portantes de excelencia estética, sigue eligiendo dicho espacio urbano como sede para vivir y establecer determinados negocios muy exitosos en el sector de los servicios, privados, dicho sea de paso. Por otra parte, los nuevos propietarios han alterado, en varias zonas de la localidad, las fachadas y componentes estilísticos justificantes del valor patrimonial. También se evidencia cómo los inmuebles que fueron otorgados a instituciones de Educación, Salud y otros, se encuentran en un estado de deterioro avanzado, muchas requiriendo restauraciones capitales por la desatención de los organismos pertinentes.
Sede de la Unión de Jóvenes Comunistas en la provincia y Escuela Especial Fran País (2024) / Fotos: Cortesía del autor.
La propia información oficial del proyecto interacadémico, en el que participan cinco universidades belgas, redunda en el carácter extractivista-contemplativo del pénsum académico que ha beneficiado a cuatro centros de enseñanza superior de las provincias orientales. Aun planteando que se accionaría en la comunidad, se limita a observar, a la mejora de sus instrumentos de observación, al aprendizaje en su forma de observar; y publica en sus plataformas la observación como acción interventiva solucionadora de los problemas y agente de cambio de la memoria cultural.
Compilados testimonios de profesionales a cargo del rescate del patrimonio construido en Santiago de Cuba que, bajo condición de anonimato, han aportado parte de sus experiencias al Observatorio de Derechos Culturales, no se prevé un panorama alentador para Vista Alegre. Este, ha devenido en expresión, a nivel de diseño, de las contradicciones inherentes a la estructura de poder autocrático imperante, donde el ente político superior, encarnado en la figura del Partido Comunista, determina las prioridades en todas las esferas de la sociedad. Así, un cacique local traspasa sin dificultad las normativas urbanísticas, y los imponentes muros del eclecticismo santiaguero ceden ante la desidia de los organismos tenientes, sin que el acumulado de conocimiento histórico, avalado internacionalmente, consiga salvar la cultura.
Notas:
[1] Ver en: https://www.redalyc.org/pdf/3768/376839847003.pdf
[2] Ibídem.
[3] Ver en: https://rau.cujae.edu.cu/index.php/revistaau/article/view/405
[4] Ibidem.
[5] Vale aclarar que los actuales propietarios han acudido infructuosamente a instituciones estatales destinadas a la preservación patrimonial al verse imposibilitados de restaurar el inmueble con medios propios. Tampoco se les permite realizar intervenciones no autorizadas.
[6] Ver en: https://rau.cujae.edu.cu/index.php/revistaau/article/view/405
[7] Ibidem.
[8] Ver en: https://blogs.uo.edu.cu/vlir/p4-patrimonio-cultural-y-nuevas-tecnologias/
La recepción de Igor Stravinsky en Cuba (1924-1946)
Las aventuras y desventuras de “un raro Quijote eslavo” en La Habana.