XVII Encuentro de Cubanos Residentes en Europa y la promoción iliberal cubana

El XVII Encuentro de Cubanos Residentes en Europa (ECRE) tuvo lugar a finales de octubre en Roma, marcando un nuevo capítulo en la articulación entre la diplomacia cultural, la migración y el autoritarismo transnacional. El evento, que inició con una caminata desde las cercanías del Coliseo hasta la Embajada de Cuba en esa ciudad, incluyó reuniones, marchas, debates y paneles temáticos, entre otras celebraciones, en las que predominaron consignas y lógicas orgánicas al discurso de política exterior cubano. 



Anuncio promocional. Fuente: Prensa Latina (2025).



En el encuentro de este año estuvieron presentes funcionarios cubanos como Ana Teresita González, directora general de Asuntos Consulares y Atención a Cubanos Residentes en el Exterior del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX); la embajadora de Cuba en Italia, Mirta Granda; y la presidenta del Instituto Cubano de la Música, Indira Fajardo, en representación del Ministerio de Cultura. También participaron miembros del servicio consular cubano en Italia, así como organizaciones locales simpatizantes del gobierno de Cuba, como Patria Socialista, Refundación Comunista, Potere al Popolo, el Partido Comunista Italiano y la agrupación estudiantil OSA; además de diplomáticos de países aliados al régimen de La Habana.

Al alto perfil diplomático y político de la reunión, se agrega la realización del IV Festival Cultural “Cuba va conmigo”: un programa artístico dedicado a estrechar vínculos entre la Isla y sus creadores emigrados. En conmemoración al aniversario 130 de la caída en combate de José Martí y con motivo del próximo centenario del natalicio de Fidel Castro (13 de agosto de 2026), el festival dice servir de plataforma para visibilizar el talento de la emigración cubana al exponer diversas manifestaciones culturales con la participación de artistas cubanos residentes en Europa. Por ejemplo, en el marco del evento entregó la Distinción por la Cultura Nacional a cinco artistas cubanos radicados en Italia: el pianista Marcos Madrigal, la soprano Mónica Marziota, los pintores Raúl Hernández y Danis Montero, y el cineasta Luis Ernesto Doñas. 



Marcha hacia la embajada cubana. Fuente: CubaInformación (2025).



En paralelo, los asistentes definieron una agenda de incidencia político-cultural hacia el exterior, enfocada en implicar orgánicamente a la diáspora cubana en Europa, partiendo del funcionamiento de las asociaciones de residentes, la búsqueda de nuevas iniciativas culturales y de solidaridad, así como contribuciones económicas al desarrollo del país. En lo discursivo, se enfatizó en las estrategias de denuncia contra las afectaciones del “bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos” y contra las expresiones críticas a la administración cubana, etiquetadas como “guerra mediática” contra Cuba.



Presentación político-cultural infantil en la embajada cubana. Fuente: CubaInformación (2025).



En consonancia con lo anterior, la declaración final de la edición XVII denunció “la persistencia de las presiones imperialistascontra Cuba”, mientras que los presentes exigieron “el cese inmediato del injusto y genocida bloqueo estadounidense” y reclamaron la exclusión de Cuba de la lista unilateral de países patrocinadores del terrorismo. Asimismo, se llamó a fortalecer “la unidad entre todos los cubanos” y a intensificar el combate contra “las campañas de desinformación en redes sociales sobre la realidad cubana”. 



¿Qué es el ECRE? Antecedentes de una formación de conveniencia política

El Encuentro Regional de Cubanos Residentes en Europa (ECRE) se celebra desde 2006, promocionándose como una tradición anual de la comunidad cubana emigrada en el continente. Concebidos como foros de diálogo e integración de la diáspora, estos eventos contienen un fuerte matiz político, acorde al giro de narrativa hacia una reconciliación oportunista del Gobierno hacia la diáspora y su absorción como fuente de ingresos y legitimación, específicamente como vocera pro solidaridad con la Revolución cubana. De hecho, su primera versión, el “Primer Encuentro de Cubanos Residentes en Europa contra el Bloqueo”,fue convocada bajo la consigna de oposición al embargo. Desde entonces, sus posteriores ediciones siguen esta línea, en coordinación con asociaciones políticas locales de residentes cubanos, en estrecha colaboración con las autoridades cubanas y el apoyo de representaciones partisanas europeas, de extrema izquierda. 

En los últimos diecisiete años, el ECRE se ha erigido en un espacio fundamental para la confraternización de la comunidad oficialista cubana en Europa y la articulación de un respaldo político a Cuba, en franca alineación con las posturas oficiales, tanto en materia internacional como en asuntos nacionales. En palabras de la directora de Atención a Cubanos en el Exterior del MINREX, fortalecer estos vínculos es “una labor priorizada en todas nuestras embajadas y consulados”; esto indica una clara intención y directriz en el manejo de la política migratoria cubana.



Diplomacia cultural, “peregrinaje” diplomático y autoritarismo transnacional

Detrás de la narrativa fraternal y el supuesto concilio migratorio que caracterizan a eventos como el ECRE, subyace una estrategia deliberada de diplomacia cultural y soft power por parte del Estado cubano. Si bien estos encuentros dicen promover la unidad nacional más allá de las fronteras —exaltando la identidad cubana compartida, los logros artísticos de la diáspora y llamando a la solidaridad contra agresiones externas—, la movilización de los nacionales residentes en el exterior responde más a un esfuerzo coordinado desde La Habana para proyectar una imagen de amplio apoyo internacional al gobierno cubano. 

La extensión de las redes de poder y propaganda de un régimen autoritario más allá de su territorio, que recurre a comunidades emigradas, asociaciones de amistad y otras entidades afines, ha sido descrita ampliamente bajo el término de autoritarismo transnacional; una táctica que busca influir allende fronteras nacionales, apoyándose en redes de asistencia y reproducción ideológica. Póngase como ejemplo la gira por España en 2025 de Gabriela Fernández, presentadora del programa de criminalización política Con Filo, hospedada por el MESC, una plataforma que agrupa a más de 40 organizaciones españolas de asociación y apoyo político a Cuba.



Fernández en una de sus charlas. Fuente: muro de Facebook de Annarella Grimal (2025).



Una característica notable de estos eventos es que, si bien se presentan como iniciativas de la sociedad civil emigrada, operan dentro de un marco muy acotado ideológicamente donde descartan toda participación de similares coaliciones que no se hagan eco de las directrices de La Habana, criminalizan toda crítica de compatriotas residentes dentro o fuera de la Isla y replican sin matices los argumentos más conservadores del discurso exterior cubano. La exclusión tácita —o explícita— de cubanos que disienten de la política gubernamental confirma a los ECRE muy lejos de los foros plurales que afirman ser, mientras los muestra como espacios blindados a toda crítica y reproductivistas de un triunfalismo propagandístico. 

Por ejemplo, en las mismas charlas de Gabriela Fernández en España, estos colectivos de solidaridad impidieron la entrada a ciudadanos cubanos residentes en el país, considerados incómodos al evento. De manera análoga, en los Encuentros de Residentes en Europa participan delegados cuidadosamente seleccionados, en representación de asociaciones alineadas con la narrativa oficial; mientras artistas, activistas y ciudadanos en general que se muestren discordantes no tienen cabida en la interlocución. Así, la naturaleza oficialista y orquestada de estos eventos puede verificarse en la coordinación de los migrados oficialistas con las misiones diplomáticas cubanas, en tanto las embajadas no solo facilitan la logística, sino que consideran prioritaria la tarea de agrupar a la emigración “leal”. 

La puesta en escena diplomática de estas reuniones es también digna de análisis. Las galas artísticas, los reconocimientos a creadores orgánicos expatriados y las referencias constantes a figuras históricas buscan reforzar la idea de una gran familia transnacional cubana, unida por la cultura y la historia comunes. En esta fórmula, donde los galardonados deben mantener el compromiso de representar y promover los valores culturales en vínculo sólido con las instituciones cubanas, el artista emigrado es utilizado como un “embajador” informal de la cultura revolucionaria y su arte es tanto puente afectivo como instrumento de influencia.

Por consiguiente, los encuentros ECRE forman parte de un “peregrinaje diplomático” más amplio: un circuito de eventos internacionales mediante los cuales el gobierno cubano y sus aliados escenifican un apoyo popular transnacional a la Revolución. En este circuito se incluyen no solo los ECRE en Europa, sino también encuentros de cubanos en otras regiones, las conferencias Nación y Emigración convocadas directamente por el MINREX en La Habana y las constantes actividades de los movimientos de solidaridad con Cuba. Estas organizaciones de solidaridad —muchas vinculadas a partidos comunistas, sindicatos de izquierda o grupos activistas locales— actúan como multiplicadores: facilitan espacios de reunión, movilizan a simpatizantes o aliados extranjeros y confieren una apariencia de amplio respaldo internacional. 



IV Conferencia Nación y Emigración. Fuente: MINREX (2025).



Por ende, el ODC expone la paradoja de esta movilización diplomático-cultural que pretende representar a “todos los cubanos”, homogenizados bajo la horma ideológica del gobierno cubano. La pretensión autoritaria de movilizar extraterritorialmente a una minoría nada representativa de la sociedad cubana cae por el propio peso de la escasa convocatoria de estos eventos, así como por el espectáculo coartado dentro de las misiones del MINREX. Este es un patrón confirmado en igual medida para los acólitos de dichos festivales, marcados por una fuerte motivación partisana de corte radical, ajena a sus propias sociedades y donde Cuba pervive solo como una utopía comunista inexistente.

El ODC recuerda que, aunque fútil, Cuba no es ajena a esta práctica ya global de exportar el discurso iliberal, valiéndose de comunidades emigradas leales y de las redes solidarias de izquierda. Las consecuencias del autoritarismo transnacional cubano a la hora de manipular para su beneficio ecosistemas informativos y culturales en el exterior incluyen la cooptación de académicos, la difusión de narrativas alternativas, la condicionalidad de los artistas legitimados y la criminalización de voces críticas fuera de sus fronteras. En adición, el mecanismo que aportan los ECRE favorece la persecución doméstica y el silencio internacional sobre la vulneración de derechos culturales perpetrada por el gobierno cubano. Estas celebraciones cobran especial ironía al movilizar recursos inexistentes en un país en total colapso estructural, además de mostrar la falta de respeto, empatía y voluntad en un Gobierno que se desentiende de sus obligaciones públicas para con su pueblo.