Etiqueta: Ahmel Echevarría

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Orlando furioso

¿Cómo se presenta un libro del mejor escritor vivo de Cuba? Y esto no lo digo yo, porque ya lo ha dicho él. No es fácil, aunque el que lo presente, es decir yo, sea el mejor crítico vivo —o muerto— de Cuba.

Cirenaica Moreira

Carta de despedida para llegar a ninguna parte

En cada frase del gobierno percibo un tufo de segregación, como si nos tuvieran asco. Como si mirando por encima del hombro y la panza y la guayabera encartonada, por encima de sus perlas falsas, los cuellos cirrosos quisieran aplastarnos. Pero entonces no tendrían quien trabaje para ellos.

Leonardo Padura

Como polvo en el viento: Leonardo Padura y el dios Saturno

Desconocer es no dialogar, no entender, no mirarse ni verse en el otro, no ceder aunque no se tenga la razón. Como polvo en el viento, de Leonardo Padura, es una dolorosa molienda que no acaba cuando llegas al punto final. Porque tocará cerrar el libro y salir a la calle o conectarte a las redes sociales. Otra vez. Para constatarlo.

Maneras de empujar una carreta - Ahmel Echevarría

Maneras de empujar una carreta

¿De qué manera se ven a sí mismos los que han sido elegidos para ocupar cargos de Estado y Gobierno? ¿Cómo nos ven? ¿Cómo creen que son vistos? Algunos invitados a la Mesa Redonda parecen formar parte de un complot: conspiradores contra el pueblo a pesar de sí mismos, sin saberse parte de una estratagema mayor.

El demonio del nuevo Malecón - Ahmel Echevarría

El demonio del nuevo Malecón

Esta temporada también será recordada como la de los muros y el mar. La ciudad y el país se han ido llenando de cercas y muros cada vez más altos. Un muro recién levantado es el de las tiendas en dólares y los “productos de alta gama”. Y al muro del Malecón quizás le doblen la altura.

Tarkovski y la pospandemia - Alberto Garrandés

Tarkovski y la pospandemia

“Dios todopoderoso, ahora sí se formó”, exclama mi vecina. Y horas después yo le digo que viene lo que viene y se junta con lo que ya vino y se asentó como un sarro petrificado: pequeñas, grandes y sucesivas hecatombes financieras, pactos invisibles, tejemanejes nauseabundos, oportunismos de una impavidez inconcebible.