“La de los ochenta, junto a la de los años sesenta, fueron las dos generaciones que mantuvieron una actitud crítica ante la Revolución. Con la salida de Cuba de mi generación, el panorama fue diseñado como una mercancía, y muchos se sumaron a ella. Ya sabemos que a los que molestan hay que expulsarlos del paraíso tropical”.
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Rogelio López Marín (Gory): “El arte es un espejismo lejano, obsoleto”
“El deseo urgente de evadir la realidad nacional y el servicio militar obligatorio, me llevaron a estudiar arte. Haber sido alumno de Antonia Eiriz, luego mi amistad con Servando Cabrera Moreno, Raúl Martínez y Umberto Peña, junto con la convivencia y el apoyo de mi madre, Thelvia Marín, fueron elementos decisivos en mi formación”.
Jorge Luis Marrero: “Viene un nuevo perfil, el artista como bufón”
“No creo que el arte hoy en día tenga ninguna interacción real con la sociedad. Ni siquiera el arte que se define a sí mismo como social. Tampoco el artivismo. Estos se proyectan con las mismas tácticas de validación y para el gran público no especializado”.
Alejandro Campins: “Yo no soy una herramienta del mercado”
“En una sociedad como la actual, donde cada vez hay más tendencia a pensar las cosas de manera maniquea, en blanco y negro, el arte juega un papel importante porque es un refugio donde puedes convivir con un mundo lleno de matices, y cambiar esa percepción radical de las cosas”.
Wilfredo Prieto: “No creo en las definiciones”
“En Cuba está de moda el efecto ‘Ai Weiweiʼ: algo muy parecido al realismo socialista, pero a la inversa. Es una ecuación fácil: si haces comentarios en contra del gobierno cubano, automáticamente estarás en todos los medios internacionales; esto quiere decir más fama, lo que se traduce en más mercado, más dinero”.
José Franco: “Ya veremos qué queda del arte cubano contemporáneo”
“En esta época de pandemia el arte ha demostrado su verdadero valor. Todas las artes han ayudado a las personas que se encontraban en confinamiento. Internet ha permitido que se puedan ver películas, oír música, leer libros, visitar museos, y también que el arte juegue un papel educador” .
José Bedia: “Los curadores quieren pasar como los verdaderos artistas”
“Yo ya estaba exiliado mentalmente antes de irme de Cuba, aunque nadie se enterara. Esto sucedió, paradójicamente, encontrándome fuera de Cuba: en Angola, en 1985. La decisión se produjo después de que impedí, a punta de fusil, que los compañeros de mi camión violaran a una mujer local enfrente de sus tres hijos”.
Ernesto Leal: Handwriting
Ernesto Leal: una obra densa, una rareza, una lucidez dolorosa, una ironía feroz, una constancia pasmosa, un rigor absoluto, una inteligencia aguda, una cultura amplia, una espiritualidad intensa, una especie de camino de perfección individual que le otorga a su taller, un aura enigmática.
Sandra Ceballos: “El arte cubano no existe”
“El arte no tiene nacionalidad, ni sexo, ni raza. Es un idioma que todos entienden porque sale de la esencia, de la tripa cerebral y la condición humana. El arte es el mejor ciudadano del mundo. Todo lo que sea arte es bueno; lo que no es bueno, simplemente no es arte. Las valoraciones dentro del arte no son más que vulgares eructos subjetivos”.
Rubén Torres Llorca: “El artista ha sido siempre el eslabón más débil”
“El arte, tal y como lo conocíamos, es suplantado por la dictadura del mercado del arte. Ya ningún artista de notoriedad actúa sin tener presente las fuerzas del mercado. Estas fuerzas económicas son demarcadas por una nueva y extraña danza de reglas no escritas entre la intolerancia de la derecha y la inconsecuencia del liberalismo”.