Michael Rubin: “Las vidas negras importan, ¿excepto en Cuba?”

En un artículo de opinión para el Washington Examiner, Michael Rubin plantea una pregunta incómoda y que muchos prefieren ignorar: “Las vidas negras importan, ¿excepto en Cuba?”. A través de su análisis, Rubin se adentra en el tejido de la sociedad cubana, arrojando luz sobre una sociedad yuxtapuesta a un régimen político estancado que parece estar fuera de contacto con las aspiraciones de su pueblo y las duras realidades a las que se enfrenta.

Rubin utiliza la industria musical cubana, rebosante de talento e innovación, como contraste con la inercia del régimen. Los estudiantes de música y los aspirantes a artistas transforman entornos mundanos, como garajes, en paraísos creativos, mientras que las mujeres afrocubanas de la industria del rap rompen las barreras sociales, simbolizando el espíritu progresista de la población cubana. El lanzamiento del éxito de reggaetón “Patria y Vida” el 16 de febrero de 2021 marca un momento crucialen esta narrativa cultural. El título de la canción, un ingenioso giro del lema revolucionario “Patria o Muerte”, resume la evolución de la mentalidad del pueblo cubano, que anhela el cambio y alejarse de la retórica opresiva del pasado.

Sin embargo, bajo este renacimiento cultural se esconde un “régimen zombi”, como lo describe Michael Rubin, alejado de los ideales revolucionarios que en su día defendieron miles de cubanos. El gobierno, percibido como una “caja negra” inaccesible, no ha logrado resonar con las aspiraciones de sus ciudadanos, lo que ha provocado un éxodo masivo en el que aproximadamente el cinco por ciento de la población ha huido en busca de mejores perspectivas, sobre todo a través de la frontera sur de EE.UU.

La resonancia generalizada de “Patria y Vida”, plantea Rubin, y su potente letra significan un punto de inflexión, haciéndose eco de la creciente disidencia del pueblo cubano. El llamamiento de la canción a la libertad, el rechazo de las doctrinas y la petición de un nuevo amanecer de “Patria y Vida” por encima del sombrío mantra de “Patria o Muerte” caló hondo en todo el país. Las subsiguientes protestas del 11 de julio de 2021 marcaron un cambio sísmico, desafiando el prolongado control del régimen comunista sobre el poder. A diferencia de movimientos anteriores más aislados, las protestas de “Patria y Vida” fueron espontáneas y generalizadas, unificando a la población en su demanda de cambio.

Sin embargo, la respuesta a estas protestas puso de relieve el aspecto más siniestro de las tácticas de control del régimen, en particular las marcadas disparidades raciales en el trato a los manifestantes. Mientras que los activistas blancos se enfrentaron a la detención temporal y el exilio, la represión en las zonas rurales fue notablemente más severa, con un número desproporcionado de manifestantes negros que se enfrentaron a encarcelamientos prolongados, lo que revela una capa alarmante de injusticia racial.

Rubin también examina críticamente la percepción internacional de figuras emblemáticas como Fidel Castro y el Che Guevara, yuxtapuesta a la dura realidad cubana. La romantización de estas figuras en el extranjero contrasta con las experiencias vividas por el pueblo cubano y la naturaleza opresiva del régimen. El fracaso del gobierno cubano a la hora de capitalizar las oportunidades de reforma, a pesar de los esfuerzos externos de acercamiento como los realizados durante la presidencia de Obama, subraya su priorización del poder por encima de un verdadero avance socioeconómico.

La crítica de Michael Rubin se extiende al activismo selectivo que se observa en los círculos progresistas, en particular el olvido de la represión del régimen cubano con carga racial en contraste con el movimiento mundial “Black Lives Matter”. Al arrojar luz sobre estas incoherencias y la difícil situación del pueblo cubano, el artículo de Rubin no es sólo un análisis de un fenómeno en un país vecino de Estados Unidos, sino una llamada a la reevaluación de las narrativas que rodean el complejo panorama sociopolítico de Cuba y la agobiante situación de los afrodescendientes en la isla.




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VI Premio de Periodismo “Editorial Hypermedia”

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