Las alas del pájaro más pequeño del mundo son casi invisibles cuando zumban alrededor de los turistas que visitan un jardín privado cubano que se ha convertido en un refugio para esta especie en declive.
El colibrí abeja, que mide entre cinco y seis centímetros de largo, sólo se encuentra en Cuba. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), ha desaparecido de muchas zonas debido a la deforestación.
Pero en Palpite, al suroeste del país, Bernabé Hernández, de 75 años, ha convertido su jardín en un paraíso para el pajarillo.
“Nunca nos cansamos de él. Siempre descubrimos algo nuevo”, dice mientras observa a dos colibríes (Mellisuga helenae) acercarse a un baño de agua colgante.
Los cubanos los llaman “zunzuncito”, palabra que evoca el sonido del zumbido de sus diminutas alas, que pueden batir hasta 100 veces por minuto.
Cuando el huracán Michelle, uno de los más fuertes que han azotado Cuba, devastó los cultivos y las viviendas de la zona en 2001, “el zunzuncito desapareció. Ya no había flores, muchos murieron”, según Orestes Martínez, amante de las aves locales.
Hernández se trasladó al pueblo de Palpite después de que el huracán destruyera su casa. El gobierno le dio un terreno para reconstruirla al borde de la Ciénaga de Zapata, el mayor humedal del Caribe.
“Me mudé aquí, pero no había pájaros”, explica a la AFP.
“Así que planté un ‘ponasi’ para dar sombra y atraer algunos pájaros”, dijo, refiriéndose a un arbusto cuyos frutos son codiciados por las aves.
No sabía que las flores de este arbusto eran un manjar para los colibríes abejeros, que no tardaron en acudir a su jardín, en el que también hay mangos, guayabas y aguacates.
“La primera vez que vi un zunzuncito pensé que era un insecto”, explica.
Decidió plantar más arbustos y pronto su exuberante jardín se llenó de colibríes, que anidaban en los bosques cercanos.
La casa de los colibríes
Otro colibrí, el esmeralda cubano, que mide hasta 10 centímetros, también frecuenta el jardín, que se abrió a los turistas en 2003 y ahora se conoce como “La casa de los colibríes”.
Los visitantes sostienen comederos para atraer a los diminutos pájaros.
Guías del Parque Nacional de la Ciénaga de Zapata, conocido por su diversidad de aves, con más de 175 especies, ayudan a Hernández y a su esposa Juana Matos con la mezcla precisa de agua y azúcar que contienen los comederos.
Los dos se han convertido en expertos en el comportamiento del ave, señalando la cabeza roja iridiscente de un colibrí abeja macho, que parece llevar una máscara brillante, pero sólo durante la época de apareamiento.
Para el ornitólogo aficionado Martínez, el jardín es un importante santuario para el minúsculo colibrí, clasificado como “casi amenazado” por la UICN, que estima su número entre 22.000 y 60.000 ejemplares.
El jardín ayuda a “proteger al ave”. Durante la época de cría, la hembra puede recoger más fácilmente comida para los polluelos”.
* Artículo original: “In Cuba, a haven for the world’s tiniest bird”. Traducción: ‘Hypermedia Magazine’.
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