El gobierno cubano, en un intento de detener la persistente inflación y el creciente déficit, ha anunciado una serie de estrictas medidas económicas que entrarán en vigor en 2024. Estas reformas, que incluyen subidas sustanciales de los precios de los servicios esenciales y la reducción de los subsidios tradicionales, han provocado una intranquilidad generalizada entre la población cubana.
Las reformas, dadas a conocer el miércoles, suponen un alejamiento decisivo del modelo económico que durante décadas ha definido a la isla. Los cambios clave incluyen el aumento de los precios del agua, la electricidad, el gas licuado, el transporte y los combustibles. En particular, los hogares con mayor consumo de electricidad sufrirán un aumento del 25%, mientras que el coste del agua se triplicará para algunos. Se espera que estas medidas, en particular la subida de los costes de electricidad, afecten significativamente a las pequeñas empresas domésticas, un sector vital en la economía cubana.
El anuncio fue recibido con aprensión inmediata entre los cubanos. En La Habana, la capital, las largas colas en las gasolineras se convirtieron en un foco de creciente malestar. Jorge Castro, un conductor empleado por el Estado, se hizo eco de los sentimientos de muchos mientras esperaba en la cola: “Es duro, porque van a subir los precios de la gasolina, pero vamos a seguir teniendo las mismas colas”. Del mismo modo, Alexis Velíz, que trabaja en el sector privado, expresó su preocupación por el impacto más amplio, señalando: “Va a afectar a mucha gente en Cuba… Es un ciclo que va a empeorar la inflación”.
Un cambio notable en el enfoque del gobierno es el abandono de las subvenciones a productos básicos como el arroz y el azúcar. Desde la revolución de 1959, Cuba ha proporcionado a sus ciudadanos productos básicos fuertemente subvencionados a través del sistema de “libreta” (cartilla de racionamiento). Aunque estas raciones son insuficientes para cubrir las necesidades de un mes, han sido cruciales para quienes sobreviven con salarios mínimos. Con las nuevas medidas, sólo las personas consideradas vulnerables recibirán subsidios alimentarios, lo que supone un alejamiento significativo de las políticas igualitarias.
Ricardo Torres, economista cubano y miembro de la American University de Washington, D.C., considera que estas reformas suponen un alejamiento de la economía centralmente planificada de Cuba. Los cambios, aunque dirigidos a la estabilización económica, plantean cuestiones críticas sobre su impacto en el tejido social de la isla y en la vida cotidiana de sus ciudadanos.
Una “Cuba paralizada” se enfrenta a la contracción económica
Por Nieves Roger
Es probable que la economía cubana se contraiga hasta un 2% este año, lo que supone una importante desaceleración, informó el ministro de Economía, Alejandro Gil.