La tragedia sacudió Irán el miércoles, cuando dos explosiones durante una ceremonia para conmemorar al difunto comandante de la Guardia Iraní, Qassem Soleimani, causaron más de 100 muertos y decenas de heridos.
La ceremonia, celebrada en Kerman, la ciudad del sureste donde está enterrado Soleimani, conmemoraba el aniversario de la muerte de Soleimani, que falleció tras un ataque de un avión no tripulado estadounidense, en 2020.
La televisión estatal iraní informó de una primera y luego de una segunda explosión, durante la concurrida ceremonia en el Cementerio de los Mártires de Kerman. Los detalles facilitados por un funcionario anónimo a la agencia estatal de noticias IRNA, sugieren que “dos artefactos explosivos colocados a lo largo de la carretera que conduce al cementerio fueron detonados a distancia por terroristas”.
Las cifras de víctimas, según ha informado la televisión estatal, son asombrosas. Al menos 103 personas han muerto y otras 211 han resultado heridas, lo que convierte a este atentado en uno de los más mortíferos de este tipo en Irán. El país ya ha sido testigo de incidentes violentos similares, en los que diversos grupos, entre ellos el Estado Islámico, han sido responsables de tales atentados.
Tras las explosiones, los socorristas de la Media Luna Roja atendieron a los heridos en medio del caos. Los informes sugieren que el número de personas afectadas podría ser significativamente mayor de lo que se informó inicialmente. Los testimonios de una mujer herida en un hospital de Kerman pusieron de relieve la naturaleza repentina y grave de las explosiones.
Reza Fallah, director de la Media Luna Roja de Kerman, manifestó las dificultades para evacuar a los heridos debido a la densa multitud. Las imágenes de los medios de comunicación mostraban la desgarradora escena con decenas de cadáveres y transeúntes que ayudaban a los supervivientes o huían de la zona. Fallah describió la situación como “terrible”, a pesar de las medidas de seguridad adoptadas.
En respuesta a las explosiones, el cementerio fue evacuado y cerrado. El gobierno iraní ha declarado el día siguiente día de luto. Aunque ningún grupo específico ha reivindicado la autoría del atentado, el ministro del Interior iraní, Ahmad Vahidi, ha prometido una “respuesta firme y decisiva” de las fuerzas de seguridad del país.
Este incidente se suma al historial de atentados en Irán, entre ellos el perpetrado en 2022 contra un santuario chií, por el grupo militante musulmán suní Estado Islámico, y otros atentados anteriores contra importantes lugares de interés nacional. La muerte de Soleimani, en 2020, intensificó las tensiones entre Irán y Estados Unidos. La Fuerza Quds iraní, bajo el liderazgo de Soleimani, había participado en operaciones contra fuerzas estadounidenses en Oriente Próximo y su líder se encontraba entre los objetivos militares estadounidenses.
El telón de fondo de estos acontecimientos es un complejo panorama geopolítico, marcado por el aumento de las tensiones entre Irán e Israel, en particular por las acciones de Israel contra los militantes de Hamás, en Gaza, respaldados por Irán. Además, la milicia Houthi de Yemen, también apoyada por Irán, ha atacado buques vinculados a Israel, y las fuerzas estadounidenses se han enfrentado a ataques de militantes amparados por Irán, en Irak y Siria.
El reciente ataque aéreo israelí en Siria, que causó la muerte de un alto mando de la Guardia Revolucionaria iraní, añade otro elemento a las tensiones regionales. Aunque Irán ha culpado a menudo a Israel de diversos atentados dentro de sus fronteras, no hay indicios de la participación de un Estado extranjero en las explosiones de la ceremonia del miércoles.
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