En una inusual intervención de un ex presidente estadounidense en una crisis de política exterior en curso, Barack Obama ha advertido a Israel sobre la posible reacción violenta de su estrategia militar en Gaza si no tiene en cuenta el coste humano.
En una declaración escrita, advirtió a Israel de que la persistencia de un elevado número de víctimas civiles no sólo pondría en peligro su apoyo mundial, sino que también crearía un resentimiento duradero entre los palestinos, debilitando así las perspectivas de futuros acuerdos de paz.
Destacando el grave coste humano del conflicto, Obama señaló: “Ya han muerto miles de palestinos en los bombardeos de Gaza, muchos de ellos niños. Cientos de miles han sido desplazados de sus hogares”. Expresó su preocupación por la decisión del gobierno israelí de cortar el suministro de productos esenciales como alimentos, agua y electricidad a la población civil, haciendo hincapié en el agravamiento de una crisis humanitaria ya existente.
Al tiempo que condenaba el ataque de Hamás, Obama reiteró su firme apoyo al derecho de Israel a la autodefensa. Este cuidadoso equilibrio en su declaración subraya la intrincada naturaleza del conflicto palestino-israelí, que dura ya décadas.
La conexión entre la declaración de Obama y la postura de la actual administración sigue siendo incierta. La Casa Blanca, dirigida por el presidente Biden —que fue vicepresidente durante el mandato de Obama— no hizo comentarios inmediatamente.
La intervención diplomática estadounidense en la crisis parece destinada a intensificarse. Está previsto que el secretario de Estado, Antony Blinken, participe el martes en una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU en la que se abordará la crisis de Oriente Próximo. Sin embargo, el camino a seguir por el Consejo sigue siendo ambiguo, dadas las diferentes posturas de sus cinco potencias con derecho a veto, especialmente con China y Rusia aprovechando el conflicto para posicionarse como defensores del mundo en desarrollo. Estados Unidos, tradicionalmente, se ha mostrado inquebrantable en su apoyo a Israel.
Europa parece dispuesta a alinearse con las Naciones Unidas y las naciones árabes, abogando por una “pausa humanitaria” en el conflicto. Este llamamiento responde a la grave situación de Gaza, donde 2,3 millones de residentes están agotando rápidamente los recursos esenciales. Además, la ONU ha expresado su preocupación por la falta de refugio en Gaza, dada la gran destrucción causada por los continuos bombardeos en el territorio gobernado por Hamás.
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