Una reciente visita al Aeropuerto Internacional de Miami por parte de una delegación de funcionarios cubanos ha provocado una importante reacción de los congresistas de Florida y los líderes del condado de Miami-Dade, lo que ha llevado a una investigación del Congreso sobre la visita. Tim Padgett, en su comentario para WLRN, critica tanto la reacción política a la visita como la falta de conciencia del gobierno de EE.UU. sobre la naturaleza sensible de los asuntos relacionados con Cuba en Miami.
El 20 de mayo, cinco ciudadanos cubanos recorrieron los controles de seguridad, las zonas de inspección de equipajes y otras áreas del Aeropuerto Internacional de Miami. La visita, facilitada por la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA), formó parte de una larga práctica de cooperación bilateral en materia de seguridad aérea entre Estados Unidos y Cuba, según un portavoz del Departamento de Estado estadounidense. La TSA coopera con Cuba en materia de seguridad de la aviación civil desde 2011 y ha acogido visitas similares en el pasado.
Sin embargo, la gira suscitó una fuerte reacción de los políticos locales. El representante Carlos Giménez, ex alcalde del condado de Miami-Dade conocido por su postura de línea dura en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, anunció que él y sus colegas iniciarían una investigación, presentarían legislación y celebrarían audiencias en relación con la visita. En una carta a la TSA y al Departamento de Seguridad Nacional, Giménez y sus colegas congresistas republicanos de Florida expresaron su “profunda preocupación e indignación” por la invitación y la visita al Aeropuerto Internacional de Miami de miembros del régimen cubano.
En su comentario, Padgett sostiene que la indignación política está fuera de lugar y describe la visita como un ejercicio benigno de cooperación en materia de seguridad aérea. Señala que casi 40 vuelos operan diariamente entre Miami y La Habana, y que la mayoría de los pasajeros son cubanoamericanos. En este contexto, Padgett cree que garantizar la sincronización de los protocolos de seguridad aeroportuaria a ambos lados del Estrecho de Florida es una necesidad práctica, independientemente de las tensiones políticas.
Padgett también critica a la TSA por su falta de previsión y comunicación con los funcionarios locales. Ralph Cutié, director del Departamento de Aviación de Miami-Dade, declaró que su oficina no fue notificada de la visita con antelación. La alcaldesa del condado de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, se hizo eco de esta opinión, expresando su sorpresa por haberse enterado de la visita a posteriori y solicitando una mejor comunicación en el futuro.
El momento de la visita, que coincidió con el Día de la Independencia de Cuba, un día importante para los cubanoamericanos, agravó aún más la situación. Padgett argumenta que la TSA debería haber previsto la posible reacción y haber tomado medidas para mitigarla informando de antemano a las autoridades locales y explicando la naturaleza rutinaria de la visita.
El comentario de Padgett también subraya las implicaciones más amplias del incidente, sugiriendo que los demócratas de Washington pueden no entender completamente la singular dinámica política de la comunidad latina de Florida, particularmente de los cubanoamericanos. Establece paralelismos con anteriores decisiones de política exterior de la administración Biden, como la retirada de las FARC colombianas de la lista de organizaciones terroristas de Estados Unidos sin consultar a la numerosa comunidad colombiana de Florida.
En respuesta a la polémica, el portavoz regional de la TSA declaró que la agencia “trabaja estrechamente con sus homólogos cubanos para promover la seguridad de la aviación civil en ambos países” y que los funcionarios cubanos no accedieron a tecnología o sistemas sensibles durante su visita. El portavoz también señaló que se habían producido visitas similares durante la administración Trump.
A pesar de las garantías de la TSA, los políticos locales siguen siendo críticos. El comisionado del condado de Miami-Dade, Kevin Marino Cabrera, condenó la decisión de la administración Biden de permitir la gira, describiéndola como “un ejemplo más de una administración sorda de tono manipulada por los comunistas cubanos para una victoria propagandística”.
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