Noel Morera: “Los artistas cubanos tienen miedo”

Noel Morera es uno de estos seres flotantes, un insumiso, un exiliado del interior (y del exterior), un francotirador irreductible, irreverente y disidente, un excluido del sistema de la demostración teatral del mundo del arte, en particular de su mercado, esta jungla, esta áspera competencia de imposturas, de dinero, de esnobismo.

Su independencia extrema no se limita a su comportamiento, sus obras también la traducen. Noel solo pinta lo que le apetece sin conceder la menor importancia a nada ni a nadie, a ninguna teoría o escuela, y menos al entorno actual de la asepsia generalizada. Concibe su pintura como irrisión; en ella, la risa nace de una concepción de la vida sub specie ironiae y se hace salvadora, redentora, liberadora. 

Noel Morera ignora la saciedad; su propósito es demostrar que la pintura no ha agotado todas sus posibilidades y su inclinación por la figuración le permite una exploración mayor de la forma para resolver los problemas pictóricos de manera insólita. 

El ojo, en su proceso creativo, es vector de una memoria particular: ver supone para él desaprender lo aprendido. Sus obras no son la representación de un sentido o un significado, sino un cuestionamiento de las apariencias, por muy enigmáticas que sean: invitan al espectador a una experiencia inédita de lo visible donde la dislocación de la forma acarrea la del pensamiento.

Noel Morera nos recuerda que la pintura o el dibujo no aspiran a la verdad literal, sino que nos permiten ver lo que no podemos ver solos; nos obligan a mirar lo que nuestros ojos, acostumbrados a operar la distinción y la separación de las cosas, a ordenar y a clasificarlas para entenderlas, se niegan a ver. Como Henri Michaux, sabe que no es en el espejo donde hay que contemplarse, sino en el papel o la tela. 

Noel construye su obra en torno a una reflexión sobre los poderes no discursivos de la pintura que no constituye un divertimiento ni una ilustración o una narración: su razón de ser es despertar en nosotros este sentimiento plural y equívoco del mundo. 

Empecemos por un autorretrato: háblame de tu infancia en Cuba, de tu familia.

Mi familia es demasiado numerosa. Para hablar de ella tendría que hablar muchísimo. Tengo muchos tíos segundos, primos terceros por parte de padre y de madre. Es tan numerosa que es mejor no hablar de ella. Es mi familia, solamente. Y lo mejor que puedo decir de mi infancia es que nunca he dejado de ser niño y creo que no lo sé dejar de ser. Creo que nunca lo aprenderé, soy un niño con barba canosa.

¿Cuál fue tu primera emoción estética? 

De muy niño, porque te repito que soy un niño con barba canosa, pero cuando aún la barba ni pensaba salirme, ya yo transformaba la ropa que mi mamá me compraba, transformaba la carátula de los libros que me daban en la escuela, hacía mis propias carpetas. Siempre traté de transformar estéticamente todo lo que me rodeaba.

¿Cuándo piensas que el arte se convirtió en el centro de tu vida? 

A mí no me pasó nada para ser artista, nada me provocó ser artista, no tuve un accidente ni me picó una araña radiactiva que me convirtió en artista. De hecho, nunca me he cuestionado ser artista. No puedo dejar de pintar, desde niño. Nunca me dije: “Voy a ser artista”; nunca me dije: “Quiero ser pintor”. Yo lo era. Nunca he pensado que el arte se haya convertido en el centro de mi vida. Nunca fue un cuándo. Yo no he podido dejar de ser quien soy desde que nací.

¿Qué formación tuviste? ¿Cómo valoras la enseñanza que recibiste? 

La formación que tuve fue tremenda mierda. Nací en un país comunista, con principios ridículos sobre lo que es formar a una persona. Principios genocidas opuestos a la personalidad de cada individuo.

Yo siempre me sentí extraño por la formación que me pretendían dar. En el momento en que me empezó a quedar a la medida la formación que pretendieron darme o que pretendí recibir, fue cuando entré a San Alejandro, la escuela de arte. Pero solo fueron los tres primeros años: séptimo, octavo, noveno; y siempre me he sentido tan extraño en ese entorno que me botaron de San Alejandro cuando empezaba a aceptar algún tipo de formación. Me botaron de San Alejandro por gusano, por falta de respeto, por contrarrevolucionario, me botaron por mi propia personalidad. Creo que en lo único en que he estado de acuerdo es por la razón por la que me botaron. Es verdad, soy un falta de respeto y un inadaptado formacional. 

¿Qué es el arte para ti?

Esta pregunta se la hacen a todos los artistas por alguna razón. La razón nunca la he sabido, la pregunta la oigo una y otra vez. Cada vez que veo a un artista, siempre me entero de que le preguntaron qué es el arte para él. Siete mil millones de personas que existimos representan lo que para mí es el arte. No hay límite en una respuesta a esa pregunta. 

Puedo responderte que para mí el arte es una taza de café, y tendrás que creerme y aceptarlo. 

Puedo responderte que el arte es una libra de pan, y también tendrás que aceptarlo. 

Las respuestas de lo que tú mismo te des de lo que para ti es el arte tengo yo que aceptártelas. Creo que es la pregunta que tiene siete mil millones de respuestas, seas o no artista.

¿De qué manera has evolucionado como artista? ¿Han cambiado tus ideas sobre el arte? 

No estoy al tanto de la manera en la que evolucioné como artista. No es un propósito personal evolucionar como artista para mí. Para mí, el acto de creación es intrínseco, no es un propósito. No es un proyecto de evolución. Es un estado. 

Yo nunca he dejado de estar, o de experimentar, o de existir, de esta manera. En este estado. Yo soy así. Bueno, cada vez que cumplí un año cumplí un estado de ver el arte, mi manera de ver la vida, de ver el arte, de verlo todo. A esta pregunta no tengo una manera concreta de responder, no hay una respuesta, es como si me preguntasen qué te parece ser un humano, una persona. 

Te repito, ser artista, evolucionar, nunca ha sido un proyecto. Es una parte de mí, no evolucionaron mi arte ni mi sistema de pensamiento. Soy un ser creador por naturaleza, vino conmigo en el paquete de nacimiento. La cigüeña me trajo con todo esto. 

Tengo una anécdota: de niño, cuando era estudiante de primaria, los amiguitos del aula, por mi manera de tener el pelo, le protestaron a la profesora y le preguntaron por qué a mí no me regañaban por ser como era. Y la profesora les respondió a gritos: “¡¡Porque Noel es así!!”. Ella sabía que no me podía cambiar. En paz descanse.

¿Cómo definirías tu práctica artística? 

No entiendo la pregunta. Pero debes prestar atención y te repito, no es un proyecto para mí ser o no ser artista, yo soy lo que soy sin darme cuenta. Yo no tengo práctica artística.

¿Cómo contemplas tu estatus de creador en el siglo xxi

Soy un ser creador, porque todo lo que veo, oigo, huelo, trato siempre de darle otra alternativa de oler, de ver y de oír. No creo que sea un estatus, soy en esencia un ser transformador del entorno pero en mí. No trato de transformar el entorno para los demás. Trato de transformarlo en mí para interpretarlo de otra manera propia, mía, de mi creación. Porque creo que el mundo es de todos.

¿Eres reacio a explicar tu trabajo, al acercamiento crítico?

Me niego a explicar mi trabajo, me avergüenza tenerle que explicar a alguien una imagen que realicé, un cuadro, una obra. El arte está para explicar las cosas de otra manera. Si yo te propongo un cuadro de determinada imagen, esa es la explicación, ese cuadro es la explicación.

¿Qué artistas han influido en ti y a cuáles sigues admirando? 

Mira, cuando estudias en una academia de arte, te enseñan a pintar la Mona Lisa, o te enseñan a esculpir el David de Miguel Ángel, y quizás salgas influido por la escuela renacentista. Pero cuando descubres que tú tienes tus propias respuestas para el mundo que te rodea, sobre el mundo que te rodea, te importa un pito la influencia. Porque tú tienes tus propias respuestas. 

Desde la distancia, ¿cómo juzgas a tu generación, la de los años 80 y 90

Dicen en los mandamientos que no juzgarás. El oficio de juzgar para mí no, no está. Todas las generaciones son importantes y su importancia es constante a partir del fenómeno generacional. Aunque ya mi abuelo no exista, la importancia de su generación está vigente hoy. Cuba cayó, la empujaron a un hueco que en vez de ser un hueco negro fue un hueco rojo, y como los huecos negros en el cosmos absorben, estos huecos rojos aquí en la Tierra absorben más que los huecos negros. Te absorben todo: el espíritu de la vida, el alma. Y la generación de los 80 salvó al menos la posibilidad de ser absorbido por este hueco rojo. 

Antes de esta generación, los artistas cubanos (cuando digo “artistas” digo personas de pensamiento crítico), dejaron de tener pensamientos y ser críticos, porque fueron absorbidos por el hueco rojo. La generación de los 80 salvó el fenómeno que es en Cuba pensar. Ya la del 90, como que la cogió más fácil. Yo siento que soy una persona sin generación. Yo soy mi propia generación.

¿Cuál es tu apreciación respecto al arte cubano contemporáneo?

El arte cubano contemporáneo sigue estando lleno de miedo. Los artistas cubanos tienen miedo, siguen teniendo miedo a cualquier cosa, al sí, al no, a arriba, a abajo, al izquierdo, al derecho. Tienen miedo de dejar de pintar lo que pintaron. Tienen miedo de pintar de cualquier manera. Tienen miedo de no ser famosos. Tienen miedo de no tener estilo. Los artistas cubanos tienen miedo de ser artistas cubanos. Y ojalá que cambien, no es un deseo, es mi visión. Mi deseo es que cambie eso. Que cambie todo, para tener otra visión.

¿Qué relación mantienes con los artistas cubanos? ¿Y con los otros? 

Mantengo poca relación con cualquier persona. Y no por mal, no es que sea un odioso, me gustan las personas, pero no me relaciono con muchos artistas ni con muchas personas.

Háblame de tu proceso de creación.

Por mucho que me hablen de los grandes maestros, el hecho de empezar una obra de arte a partir de un boceto me provoca lo siguiente: veo en el boceto un proceso de enfriamiento, de congelación, de esa imagen mental, que si ya trae su temperatura, digamos ardiente, cuando haces un boceto la enfriamos. Entonces, para mí, el boceto es cuando alguien no está claro en la idea, cuando alguien no está decidido por la idea. El boceto es para que no se te olvide la idea, y si eso sucede, es porque no tienes claras las ideas. Entonces yo no boceto, yo no hago bocetos de nada, yo tengo clara la idea y la idea nace dentro de mí, ya hecha. Ya. Hecha. 

El don que poseo es sacar de adentro de mí esa idea tal cual. No hay un proceso de elaboración de esta imagen fuera de mi sistema de pensamiento. Esta imagen es vista dentro de mí. Si esta imagen está atada, como clavada o presillada a cada parte de mi sistema de pensamiento, es sacada tal cual y puesta en el soporte. 

Este es mi proceso de creación. Yo tengo, como tenemos todos, miles de millones de imágenes mentales, miles de millones de pensamientos al día. No todas están atadas. A lo que me dedico el día entero es a cazar estas imágenes, a elegir estas imágenes y atarlas. Y como es todos los días, todos los días me dedico a sacar una o dos imágenes. Pero si lo arreglo con un boceto, no. Esta imagen está previamente vista, el boceto está en mí. Yo no improviso imágenes, yo no me siento enfrente de un soporte y me pongo a improvisar. Si improvisara dejaría escapar imágenes concretas. Por eso es que no improviso. Cuando me siento en un soporte, es la batalla, la guerra de que no se me quede nada adentro. Para que no se diluya entre los dedos del pensamiento. 

¿Qué tipo de relación estableces en tu práctica artística entre el dibujo, la pintura o el grabado como modalidades de acceso a lo real?

Una vez, hice la tapicería de un mueble. Mi esposa me miraba y observaba una destreza que nunca había visto en mí, cómo yo utilizaba el hilo y la aguja, cómo me desenvolvía con esas herramientas, hilo y aguja.

Y me preguntó asombrada: “Noel, ¿por qué sabes hacerlo tan bien si no es pintura, es hilo y aguja?”.

Y yo le respondí que el hilo y la aguja eran unas herramientas más. A mí me da igual si es hilo y aguja, pintura, dibujo o grabado. La materia prima que tenga delante, que tenga a mano, el soporte que tenga a mano, la herramienta que tenga a mano, es en ese entonces con quien tengo la mayor de las relaciones, para mí es el todo en ese momento. Son nada más que materiales que tú tienes a mano para expresarte, da igual cuál sea.

¿Qué particularidad tiene la pintura, o el dibujo, para que continuamente se anuncie su muerte y su resurrección?

La persona que anuncie la muerte de la pintura no tiene la más puta idea de lo que está hablando, sencillamente quiere que se muera. Nadie que sepa de lo que está hablando hablaría en términos de cultura, arte y creación, de que muera la pintura. Nadie. Ninguna de las herramientas esenciales del fenómeno que encierra el arte dejará de existir. Todas las herramientas en el arte son acumulativas. Son las herramientas para siempre. Siempre habrá un pincel, eso nunca va a dejar de existir. La persona que hable de su muerte no sabe ni mierda de lo que está hablando.

¿Creas sin pensar en un público, sean amigos, coleccionistas, galeristas?

Yo pinto para mí, con el más claro y profundo sentido de egoísmo; yo pinto por mi salvación personal, porque ya te digo que pinto para explicarme mi entorno. Pinto para mí. A algunas personas les gusta lo que yo hago, a otras no sé, a otras quizás. Porque lo hago para mí. 

Yo necesito salvar las imágenes que tengo. Cuando digo imágenes son respuestas en forma de imágenes. Para salvarme yo. Pero no es por malo, este egoísmo es blanco, es limpio, es como engrasar un motor para que el motor funcione bien. Si yo no fuera egoísta en el acto de creación sería un farsante. Quienes únicos crean para un público son los cantantes, los bailarines, los actores, los cineastas, los humoristas y los pintores que pintan para los demás. Para un público o una galería, yo no. 

Enseño mi trabajo, mis imágenes, porque me salvaron, y como me salvaron a mí, es un placer para mí mostrarlas con la intención de que puedan salvar a otras personas. Pero siempre después de haberme salvado yo. Por ejemplo, uno se viste por dos razones: para que las personas te vean vestido y para no andar desnudo. Entonces yo pinto completamente desnudo, sin ninguna intención de que me vean vestido. 

¿Qué relación mantienes con las otras artes? ¿Cuál es su importancia en tu vida y en tu trabajo?

El día que parta de este mundo, añoraré mucho la música. Es lo único que extrañaré.

¿Qué opinión te merece el mercado del arte y el lugar que ocupa el dinero hoy día en este mundo? ¿Piensas que el mercado orienta la creación?

Para mí, el dinero es la más grande e importante creación del ser humano, más que la rueda, más que el fuego. El arte y los artistas tendrán su mercado, pero no tienen su mercado por ser arte ni ser artistas. Tienen su mercado porque existe el dinero y porque hay personas que saben vivir del arte. Cuando el mercado orienta la creación de un artista, el artista hizo un pacto con Dios y con el diablo; en mi caso, no hago pactos con nadie, ni con Dios ni con el diablo, ni con santos ni con demonios. 

¿Qué tipo de relación tienes con los galeristas?

Desgraciadamente, muy poca. Casi ninguna y lo demás forzado. Porque cuando paso frente a una galería que tiene un espacio justo para una idea que justo en ese momento, al ver justo ese espacio, se me ocurre lo que justamente cabía ahí,de repente esa galería no es para mí; porque ese galerista vende otras cosas, ese galerista no me conoce, porque ese galerista vende obras de arte de pintores famosos, ese galerista vende girasoles nada más, o ese galerista no sabe nada de arte, o quizá sabe mucho y cree que hay muy pocos artistas. 

No tengo ninguna relación con ningún galerista, de hecho, los galeristas no tienen ninguna relación con los artistas. Nunca he conocido a ningún galerista que exhiba en su galería algo de lo cual él no crea que se pueda vender. No he conocido a ningún galerista que exponga en su galería algo que no se venda. Los únicos que trabajan por amor al arte son algunos artistas, no los galeristas. Y ojalá que este criterio no sea totalmente real.

¿Qué papel le concedes al arte en nuestra sociedad actual? 

 ¿Qué papel le concedo al arte?: el mismo que ha tenido toda la vida. En ninguna sociedad el arte va a dejar de ser el arte. De que haya sociedades cuyos gobiernos utilicen el papel del arte para limpiarse los fondillos no es problema del arte, es problema de la sociedad. El arte es el alma de la sociedad, es la sopa.

¿Cuándo y por qué decidiste exiliarte?

Hace años me preguntaban en Cuba que por qué no me iba del país. Yo siempre respondía que se fueran ellos, que se fuera el Gobierno. Porque todavía creía que era mi país. Es como cuando te bajas del bus y te das cuenta de que te carterearon. 

El país de Cuba a todos los cubanos les fue cartereado. Cuba se la carterearon a todos los cubanos, a los pro y a los en contra. Ya mi hijo tenía 11 años o 12 años y Cuba ya no estaba en los bolsillos; preferí darle a mi hijo el futuro que Cuba no me había dado. Y siento dentro de mí que no me exilié, no soy un exiliado político ni me quedé fuera de Cuba; de Cuba, sencillamente, me fui. 

¿Qué representa Cuba en tu vida y en tu arte?

Una vez, en una exposición en La Habana, me dijo una persona que lo que yo pintaba no parecía cubano. Lo único de Cuba que he pintado en mi vida han sido el malecón habanero o el puerto de La Habana, y la cubanía que puede ser representada en mis cuadros es representada por mí, que soy cubano. 

Pinto las imágenes que logro agarrar dentro de mí. Ya te lo expliqué antes. Esta imagen que está completamente adherida a mi interior es la imagen que saco con mucho trabajo, porque está adherida en mi interior. Y no tiene que ser cubano o cubana, no me interesa el patriotismo en la expresión artística.


Galería


Noel Morera – Galería.




Carlos Luna

Carlos Luna: “Para mí el dinero es un medio, para otros es un fin”

François Vallée

“La relevancia de la generación de los ochenta terminó siendo local, insular: solo fue notable dentro del contexto de Cuba; fuera de las fronteras, no generó una diferencia. Nuestros logros como artistas en el mundo, están marcados por la individualidad”.