Iván F. Real: “El acto de componer tiene mucho de inconformismo”

Me encuentro en una neblina de preguntas. ¿Cuándo nos veremos? Un mensaje: Iván F. Real (Ciego de Ávila, 1997) ha llegado antes de tiempo. Proyecto el ambiente al que tengo que arribar: la iglesia, los árboles y los carros. No puedo contemplar mucho. El mensaje, la hora del celular, el tiempo, todo me llama al orden, y con la demora del transporte…

Estoy en el taxi, me siento como Kierkegaard en La repetición, no sé cuál es mi pierna. Además, no deseo evocar la tan cubana imagen de ser un mero miembro de un cuerpo enorme; mucho menos me llama la atención la idea de tener que excavar entre cuerpos para hallar algún brazo mío o cualquier otra cosa: es una cuestión existencial.

Olvidando un poco esa ontología tan de Guernica que vivimos en Cuba, recuerdo que tengo que llegar, e Iván me lo hace saber con su llamada. Ya estoy cerca. Mientras, escucho A rainbow in curved air, de Terry Riley. Pago al chofer, le hago una seña mimética a mi entrevistado, de esas que hacen los músicos por vicio o por instinto en situaciones dignas de escatología.

De paseo a la casa hablamos de problemas institucionales, de nuestras lecturas filosóficas y de otras semibobadas que aparecen mágicamente en un diálogo entre personas con cierto desvarío crítico. Ya en el lugar, lo invito a una taza de café y seguimos con los temas filosóficos. Saltan a la conversación de manera recurrente: Marx, Nietzsche, Benjamin, la fenomenología, el budismo, la intoxicación crítica, la crítica intoxicada, la enajenación, un filme de Kurosawa, el teatro en Instagram de Bob Willis, Virgilio…

Y de sopetón, Iván me regala una problemática: el neorromanticismo musical en Cuba. Él lo percibe como un producto de la alienación; yo quedo maravillado con semejante teoría. Le comento sobre las preguntas, él me dice que no puede responderlas ex situ, necesita de su espacio, de su caverna. De camino a la mía, en el taxi, rememoro el cuadro cubista y la incómoda e inauténtica experiencia de ser masa. Estoy al borde de la inanición. ¿Cuándo Iván enviará algo? Quedamos a las ocho. Espero impaciente.



Iván F. Real (Ciego de Ávila, 1997).


¿Cuándo te llamó el sonido?

El sonido está presente siempre, pero solo la forma de la escucha es lo que le da otra connotación. El hecho de empezar a escuchar de manera diferente, o de percibir de una forma atenta e intencionada lo que nos rodea, comenzó desde edad temprana; tal vez de manera evidente cuando comienzo a estudiar violín a los 7 años, o quizá desde que mi hermana (mayor que yo) comenzó a estudiar piano. Este punto de diferencia en percibir el entorno, sobre todo el entorno sonoro, debió estar desde antes, no sé. O fue el ambiente que ayudó a focalizar los sentidos.

¿Por qué componer música?

Como compositor, me atraía la búsqueda de sonoridades o de una música que fuese más allá del repertorio tradicional y habitual; una música que fuera más personal. Por eso considero que el acto de componer tiene mucho de inconformismo. El comienzo de la composición, al menos en mi caso, no creo fuese una decisión racional; llega un momento en que surge la necesidad de adentrarse en la composición de manera más rigurosa, en el que uno comienza a estudiar el desarrollo de la técnica, los mecanismos y formas de creación. Pero componer significa un proceso de búsqueda, de negación, una forma de (re)pensarte, de (re)entender.

¿Quiénes te inspiran? 

Todo puede ser motivo de inspiración, porque todo puede ser visto desde otra perspectiva. Hay presencias que me acompañan: Johann Sebastian Bach, Julián Orbón y Carlos Fariñas por Cuba, y de los vivos, Juan Piñera. Últimamente me preocupa conocer e indagar sobre la música compuesta por compositores cubanos.

¿Qué deseas representar con tu música? Coméntame sobre tu estética. ¿La relacionas con tu vida? ¿(Co)creas tu realidad?

Quisiera que la música en sí misma sea suficiente. No me interesa, aunque pueda ser un punto de partida para la composición, pretender representar o predisponer al entendimiento de alguna obra. Me preocupa y es motivo de estudio todo lo que implique el uso del sonido y la forma de relacionarnos con este. Entonces, la percepción surge de manera individual.

Intento que mi música, al menos, sea sincera conmigo, lo cual incluye el andamiaje teórico y técnico, desde la posición de que el conocimiento es imprescindible para el compositor, para ser usado de forma crítica y desde la libertad. La creación se nutre de la cotidianidad: como somos y pensamos se refleja en la obra. La realidad y la obra se interrelacionan, se transmutan. Afrontar la creación es también un intento de (co)crear, de cambiar, de (re)entender la realidad.

Cuéntame de LA.D.A. ¿Qué te interesa del proyecto?

LA.D.A (Laboratorio de Danza y Arte) es una plataforma creada por la artista danzaria Laura Ríos. Pretende aunar arte y pensamiento, y que los creadores puedan usar este espacio para hacer y entregar su obra. Es una manera de (re)unir, de (re)encontrar y (re)articular voces dentro del arte contemporáneo. Es muy interesante poder compartir experiencias con otros artistas para los que hacer arte por encima de todo es primordial.

¿Qué meditas para el futuro? ¿Te interesa figurarlo?

Me ocupa el presente, el trabajo diario. Figurar el futuro es también cambiar el presente, pero si algo importa, es la obra que puede ser creada.



Duro (2021)
Música: Iván Fernández Real
Imagen: Laura Ríos Curbelo
Textos: Virgilio Piñera (Aire frío y En el duro)
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Serie: Estudios del violín / Cuarta cuerda (2021)
Compositor e intérprete: Iván Fernández Real
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