Mínimo: todo aquello que ha sido reducido a lo esencial y que no presenta ningún elemento sobrante o accesorio.
Loop: un elemento finito de sonido que se repite por medios técnicos.
Conceptos que debemos tener en mente a la hora de asimilar perceptualmente la música minimalista y sus cuerpos textuales desnudos. Esto es lo mínimo y el loop: desnudez, expresión básica, ascetismo tal vez, soledad, subjetividad, calidez, estatismo, ingenuidad, contemplación, ser. Como es fase también es regresión, es mirar al pasado, a lo que es, al en-soi.
He notado en mis experiencias que, a pesar de que el minimalismo es neotonal armónicamente hablando, siempre alguien me recuerda el desorden psíquico que causa la repetición, esa experiencia epistemológica de Vexations tan de Satie. ¿Acaso no desean entrar en distintas dimensiones de la conciencia? Frommianamente, podríamos ver el minimalismo como la estética del ser, porque no busca la apariencia, ni el tener como modus de experiencia fundamental, sino que todo lo contrario: tiene como objetivo el mostrar la esencia, y en la música: el proceso. Por ello, el acto de crear obras minimalistas es lo mismo que hacer un mantra.
Creo que somos seres repetitivos, ¿no queremos reconocernos? Hace poco tiempo recuerdo que leía a Kierkegaard, él hablaba de que en vez del amor-recuerdo lo que hay que avivar es el amor-repetición. Lo que pude absorber de su irónica tesis fue que: la repetición es segura, es algo vivido; sin embargo, no es recuerdo, porque no es retroactiva, mira hacia el futuro, o más bien hacia el momentum. Para mí eso es lo mínimo, lo que me activa como sujeto al quitarme las máscaras, porque me deja en la fusión de tiempos: el presente.
Esencialmente de todo eso trata la lista de reproducción que invito a contemplar hic et nunc. Igual me gustaría advertir que esto no es más que un voyage para suscitar una investigación más amplia e individual por parte del playerlistener.
Opening, de Philip Glass
Paseo de ciudad, de Isla. Camino, algunas palmas y almendros me rodean. Cuando atiendo al frente percibo una estrella-guía, creo que es Venus. Música para Sendero. Sonido de hombre simple. Arriba las hojas son cabellos, algún dios las sopla. Me gusta coleccionar sonidos que se repiten, en un compás de 4/4. También coleccionarme a mí mismo coleccionando sonidos que se repiten. Los acordes de Opening son musique d’ameublement.
El estilo de Glass es la conjunción de tres mundos: el neorromántico, el minimalista y el pop. Esta pieza no evade las sonoridades anteriores. Es una introducción, prólogo para un espacio-colchón sonoro llamado Glassworks, sin dudas es una música hecha para la comodidad de la realidad cotidiana.
El opus está construido por tres loops (0:00, 0:44, 1:25) y un puente-final (1:56). Cada loop obtiene más esplendor que el anterior, en un movimiento armónico que va rinforzando, de un aparente Fa eólico a un Fa dórico. Las voces de la mano derecha se van elevando cada vez más hasta que caen en el puente, a una nueva oscuridad marcada por lo cristalino. En resumen, el ritmo está representado por una constante polirritmia de tresillos y corcheas, un trote que le da esa intención de walkman music.
Spiegel im Spiegel, de Arvo Pärt
En un espejo me miro, vivo la imagen en carne propia, recordar es volver a vivir. Evocación: me estoy alejando de mi país. Allí dejo las lágrimas derramadas de un infante que quería ser querubín. Mi casa está en la memoria, en una fotografía, en una carta, en un par de notas. Esta música para violín y piano es esa conmemoración poslúdica, ese suspiro de paz en mi hogar. Tengo un ángel de la guarda, mi piano, no me queda más que invocar la inocencia del pasado.
En Spiegel im spiegel (Espejo en espejo) el material principal es la claridad, la precisión, luz de la infancia. La textura es tan despejada que consiste solamente en una melodía del solista y un acompañamiento de tres notas. En el caso de la estructura, esta es completamente meditada, ni una nota más ni una nota menos, solo lo que puedo atender en el momento de creación, es la egolose Musik.
El título evoca la sucesión temporal de sonidos: cada línea melódica ascendente es seguida por una frase espejo descendente. Lo hesicásmico, lo mántrico o lo ascético (1:40) es muy importante para entender a Pärt, al igual que lo nostálgico, lo inocente o lo trilce (2:06).
Symphony of Sorrowful Songs (II. Lento e largo), de Henryk Górecki
Es 1944, una luz empírea se cuela por la celda. Presumo que proviene del Sanctorum. Solo sangre y cuerpos he visto, sin embargo esta favorable luz es mi salvación. Yo le dejo esto a mi madre, es mi último regalo, un garabato en la pared:
“No, Madre, no llores,
Casta Reina del Cielo.
Ayúdame siempre.
Ave María”.
La anunciación: una progresión de acordes lumínicos, una voz suprahumana (0:11, 5:50). La obra se va oscureciendo, empieza en luz. Lo maternal está presente en el texto, es el dolor que toma fuerza, es el momento en el que un niño llama a su madre. En la música se nota esa intensidad de canto gregoriano, de música ritual, de minimalismo sacro. La lentitud, la tranquilidad, la paz con la que se arriba al clímax, a ese momento soteriológico en el que no queda más nada que hacer en cuerpo, es el instante en que el único recurso posible es lo metafísico (3:55, 4:20). Los sonidos están en una batalla entre el mysterium tremendum y el mysterium fascinans, entre la belleza del amor y la muerte, entre la calma y la agonía.
Dream House, de La Monte Young
Tiendas, restaurantes, personas y de repente entra a una puerta negra que tiene un cartel blanco que dice: “La casa de los sueños”. Dentro vive La Monte, uno de los personajes más raros de la escena del minimalismo musical. La instalación sonora se puede habitar de 2:00 p.m. a 12:00 a.m. Todo dentro del espacio artístico es blanco, pero teñido de una luz rosa-morada.
La música está configurada por ondas sonoras superpuestas, que recuerdan la sonoridad de una rāga. De hecho la palabra rāga significa algo así como color. Todo objeto percibido es un cúmulo de ondas para la vista, para el oído o para el olfato. Yendo al grano, el trabajo sonoro está compuesto por drones con 32 frecuencias diferentes de tono creadas en un sintetizador Rayna. La parte visual la realiza su esposa Zazeela, que también trabaja con el mismo principio estético que me gusta denominar: acid/psychedelic minimalism. La experiencia sinestésica es resumida por el compositor: “Juntos, el sonido y la luz se pueden experimentar como una nueva forma, o nuevos medios: el entorno de luz y sonido”.
Finalmente, en algunos momentos aparecen impresiones tan de Guru, de un mantra de Śiva, que me transportan a Cachemira (1:15). Otras veces me guía a un trip, a una nueva forma de percepción, a una experiencia intermedia, de Bardo (1:48, 3:24).
A Rainbow in Curved Air, de Terry Riley
Después de besar a María y embeber el terrón de azúcar lisérgica empezó a tocar. Suena a Woodstock. Las notas resuenan en todo el lugar y aparecen fractales por todas partes. Los colores centellean como nunca, los sonidos tienen más profundidad.
La sonoridad de Riley contiene una cantidad de influencias, que vuelven evidentemente ecléctica su composición. Desde el jazz de bar, a la música carnática, el rock hippie, el minimalismo espiritual de La Monte Young, el conceptualismo, la psiconáutica o la elektroniksche Musik de Stockhausen. A Rainbow in Curved Air captura varias de estas inyecciones alternas. Desde un análisis de la experiencia estética, el opus puede guiarnos a la estaticidad o al movimiento sofocante.
Estructuralmente, una vez que el rainbow pattern (motivo principal de la obra) se establece, empieza a jugar con la adición y sustracción de elementos; especialmente añade diseños imitativos, gestos y samplers rítmicos indostaníes y acordes. Uno de los logros compositivos de la pieza es que en ningún punto se sobrecarga de elementos, sino que el compositor agrega tan atentamente los motivos que no crea la sensación de ruido. Los momentos más psicodélicos, que deben haber sido explosivos para los espectadores de los all night flight concerts (conciertos asistidos con enteógenos) son: 4:49, 6:30, 9:12, 10:32 o 11:34.
© Imagen de portada: Sky Mirror de Anish Kapoor (Wikidata).
Iván F. Real: “El acto de componer tiene mucho de inconformismo”
“La creación se nutre de la cotidianidad: como somos y pensamos se refleja en la obra. La realidad y la obra se interrelacionan, se transmutan. Afrontar la creación es también un intento de (co)crear, de cambiar, de (re)entender la realidad”.