Serie de presentaciones de actrices y actores jóvenes coordinada por la dramaturga Daniela Alí y el artista Eldy Ortiz.
Neisy Alpízar, por Eldy Ortiz.
¿Cómo llegas a la actuación?
Por la necesidad de expresarme. Yo estudiaba Ingeniería Química y me aburría mucho. No podía crear algo, solo aprendía cosas que ya estaban. Hice teatro por primera vez en el grupo de aficionados de la Universidad de Las Villas, y en tercer año de mi carrera vine a La Habana a hacer las pruebas del ISA. No tenía idea, no sabía de qué iba, qué me iban a pedir o a preguntar. Estando allí, inmediatamente me percaté de que ese era mi lugar, o que andaba cerca. Me dije: “Si apruebo, sirvo para esto; si sirvo para esto, esto es lo mío”.
Fue una época en que tenía mucha necesidad de compartir mis miedos, mis sueños, mis metidas de pata, mi oscuridad y mis ganas. Pensé que así se aliviaba mi tormenta. Sin embargo, apenas consigo controlarla, mientras crece esa necesidad. Descubrí mi empatía por la naturaleza humana, mi curiosidad por los sentimientos, conflictos, emociones: cómo se traducen en cada ámbito, sus múltiples combinaciones y versiones. Me enamoré del calor y la rara comunicación con el público.
Neisy Alpízar, por Eldy Ortiz.
¿Quiénes dirías que son tus principales maestros?
Las reglas estrictas no son para mí; de cada “maestro” consigo herramientas que me sirven para crear de acuerdo con mis habilidades/posibilidades; adapto ese aprendizaje a mi propio sistema. Claro que tengo preferencias: Utha Hagen, Michael Chekhov, Lee Strasberg, de los que he aprendido muchísimo.
Algunas maravillas que me rodean, mis amigos y mi madre, son mis principales maestros. No puedo mentirles: los miro a los ojos y eso basta.
Maestro es una palabra muy grande. Es hacer crecer, guiar, aportar herramientas, mostrar caminos, sembrar. Ser maestro es enseñar a andar con pies propios. Es la más noble de las profesiones. Activar destreza en el discípulo requiere amor, humanidad, tiempo, y un ego equilibrado, un carácter firme y noble. De mis no-maestros, aprendí a no ser ¡egoísta! Esto me ha llevado años.
Mis más generosos maestros son mi amigo Tony Alonso y mi madre. Tony y yo hicimos una prueba del ISA juntos, y solo aprobé yo, pero él me ha enseñado más cosas del ser humano y de la interpretación que cualquier maestro.
El discípulo observa e imita a su maestro, y si este es hostil o cruel, es probable que lo que salga de ahí sea un monstruo competitivo y elitista. Yo esperaba tener maestros en los que pudiera confiar plenamente, que me comprendieran desde mi propia humanidad y que colaboraran con ella. Muy pocas veces fue así. Por suerte, he tenido cerca gente maravillosa.
Neisy Alpízar, por Eldy Ortiz.
¿Por qué te interesa el teatro como lenguaje?
Andar “desnuda”, con el alma abierta, ver cómo la gente reacciona a eso, es alucinante. En el teatro, como en la vida, me gusta ir así: escudriñar mi alma, sofocarla, para comprender y sentir al ser humano en diferentes circunstancias, estímulos, contradicciones.
Me resisto a la hipocresía de la perfección y el control. Lo humano es retorcido y complejo, fascinante. El escenario es una cuerda floja: me gusta estar en ese límite entre el juego y la verdad. El teatro es mi tabla de salvación; me voy a agarrar de ahí para vivir.
Neisy Alpízar, por Eldy Ortiz.
Háblanos de tu proceso en la creación.
Es mi parte favorita, y al mismo tiempo la que más me atormenta. Sobre todo si conecto inmediatamente con el personaje. Lo más importante para mí es el encuentro con la experiencia, aproximarla a mí, reconocerme y sentirme en ella. El cuerpo, los movimientos, respirar desde ese sitio, sucede como consecuencia de un análisis profundo de esa vida. Es un gran viaje, y absolutamente personal, como un sueño inducido.
Creo que en el teatro es imprescindible la autenticidad y la diversión. Estar en el teatro requiere disciplina, esfuerzo, control; pero una vez allí, es importante que los actores se sientan libres de jugar su propio juego. Es la única forma de hacer un teatro creativo, vivo, explícito.
El público va en busca de algo, sin saber qué es; ellos esperan ser sorprendidos. El teatro debe dar respuestas a cuestiones actuales; la gente quiere verse reflejada en esas respuestas, entender la vida a través de ellas. Esa debe ser nuestra preocupación como actores: entretener, divertir, reflexionar, despertar, sacudir, penetrar…
¿Cómo llegamos a esto si la obra no nos representa? ¿Si en este momento no es interesante lo que nos propone? La motivación principal debe ser nuestra gente, toda, no solo un reducido grupo. No nos podemos dar el lujo de ser elitistas, ¡no hoy!
Neisy Alpízar, por Eldy Ortiz.
¿Qué crees que le está faltando al teatro cubano actual?
Respeto por la creación individual. El sentido del teatro, para mí, es ser el espejo corrector del ser humano. La sociedad se refleja en el teatro como es, como una especie de confesión; por eso, me parece prioritaria la selección de dramaturgia contemporánea cubana, la más valiente y capaz. Y, tal vez, algunas otras obras universales idóneas para aportar a los intereses generales del público cubano. Aceptar la colaboración con cualquier otra cosa, contraria a estas necesidades, sería desviar el camino hacia una necesidad personal y, por tanto, deshonesta.
Por otra parte, creo que muchas veces los actores nos vemos formando parte de algo que nos sugiere una problemática actual, y a veces los creadores se ven limitados dentro del espectáculo.
Neisy Alpízar, por Eldy Ortiz.
En estos tiempos de pandemia, ¿cómo crees que debe reinventarse el teatro?
Quien hace teatro no puede tener miedo, como no tienen miedo los médicos. No sé si pondremos un nailon como cortina para proteger al público, o si se pondrán trajes galácticos con cascos y toda la cosa, pero el teatro es de frente. Es imprescindible la presencia, tanto del actor como del espectador. No somos nada sin el otro. El teatro es comunicativo-presencial.
Neisy Alpízar, por Eldy Ortiz.
¿Qué quisieras ver próximamente en las tablas cubanas?
Actores libres, eso quiero ver. Actores sinceros, asertivos, fuertes. Quiero estremecerme de verdad, hacer catarsis. Quisiera ver todas las delicias y pasiones humanas posibles. Sorpresas, bailes, música, escándalo, intensidad brutal en cada momento, que me lleven de viaje lejos, y de regreso aplaudir fuerte, muy fuerte.
Neisy Alpízar, por Eldy Ortiz.
Leticia León: “Estoy muy orgullosa de varios artistas de mi generación”
Los artistas e intelectuales siempre han sido un sector crítico, una piedra en el zapato. Últimamente se han dado una serie de condiciones para que esa piedra salga del zapato y se plante en medio del camino. Ahora, gracias a las redes sociales, lo tenemos todo delante de nuestros ojos.