Serie de presentaciones de actrices y actores jóvenes coordinada por la dramaturga Daniela Alí y el artista Eldy Ortiz.
Yindra Regüeifero, por Eldy Ortiz.
¿Como llegaste a la actuación?
Al teatro llegué por curiosidad. Desde los nueve años estudiaba ballet, pero siempre supe que, a pesar de que me gustaba demasiado, mi verdadera esencia no era la de una bailarina clásica. Siempre miraba con deseo la danza contemporánea y los bailes populares, como un dulce que no me podía comer, pero que degustaba a escondidas con mucha gula. Cuando llegué a noveno grado, me enteré de que iban a hacer pruebas de actuación, y la curiosidad me mató. A partir de ahí se abrió una nueva puerta en mi vida y descubrí uno de mis verdaderos caminos. La vida me cambió totalmente.
Yindra Regüeifero, por Eldy Ortiz.
¿Quiénes dirías que son tus principales maestros?
Mi maestra número cero fue mi madre; ella me sembró la importancia de la dedicación y la voluntad en lo que hago.
Mi primera maestra en la ENA fue Ismerci Salomón, una actriz muy especial. A través de ella descubrí una de las cosas más básicas que debe concientizar un actor: sus sentidos. Sus clases fueron mi iniciación. A medida que ha pasado el tiempo, y sobre todo después de graduada, la he entendido mejor.
Le agradezco mucho a Carlos Díaz, a Osvaldo Doimeadiós y a Fernando Hechavarría por haber sido una transición importante entre la burbuja de la academia y el escenario imponente de un teatro. Pero mi principal maestra ha sido Nelda Castillo; desde la primera vez que vi su trabajo me interesé mucho en su forma de expresión, y desde hace cuatro años El Ciervo Encantado es mi escuela.
Como directora, Nelda forma a los actores a través varios entrenamientos en función de la creación, y siembra en las personas que trabaja con ella un compromiso profundo hacia el trabajo, el espacio de creación y el que nos rodea: la sociedad y las relaciones humanas. Además de mi maestra, es una experiencia de vida.
Yindra Regüeifero, por Eldy Ortiz.
¿Por qué te interesa el teatro como lenguaje?
Porque es un lenguaje interdisciplinario, es un acto de libertad y transformación. Es la dilatación de mis esencias y es mi vía de autoexpresión.
Yindra Regüeifero, por Eldy Ortiz.
Háblanos de tu proceso en la creación.
Mis procesos creativos, profesionalmente hablando, han partido de El Ciervo Encantado. Nacen de un tema de interés personal y colectivo dentro del grupo, y yo llego a la creación del personaje (que en el grupo se le llama “ser” o “máscara”) a través de un proceso de investigación y de entrenamientos que tienen como objetivo crear una conexión cuerpo-mente para descubrir una organicidad esencial en la creación.
Partiendo de este centro, fundamental en mi formación como actriz, he asumido también algunos ejercicios de la FAMCA y de la Escuela internacional de Cine. En estos casos lo orgánico, lo verdadero, se expresa tal vez desde otro lenguaje, o con otros códigos; pero yo parto de esa base que es el entrenamiento, cuyo fin no más que establecer esa conexión con uno mismo. De ahí parte todo. Toda construcción creativa en mí, parte de una investigación psicofísica.
Yindra Regüeifero, por Eldy Ortiz.
¿Qué crees que le esta faltado al teatro cubano actual?
Pienso que le falta gente joven que quiera hacer su obra independiente. Existen iniciativas así, pero en mi opinión siguen siendo pocas. Estas iniciativas ayudarían al descubrimiento de nuevas estéticas o formas expresivas, que vayan en consonancia con las necesidades actuales. En estos momentos en que las fronteras entre las artes cada vez se borran más, el teatro debe alimentarse de eso y debe ser una plataforma para que, desde la libertad, vuele y llegue a cada persona que vaya a las salas o a cualquier otro espacio de presentación. Por eso el teatro cubano actual tiene que ir hacia nuevas búsquedas expresivas, acompañado de esa libertad con la que nació, y que no puede ser mutilada.
Yindra Regüeifero, por Eldy Ortiz.
En estos tiempos de pandemia, ¿cómo crees que debiera reinventarse el teatro?
El teatro es un acto vivo, y por eso ha sobrevivido al cine, la televisión e incluso las redes sociales. Esa característica esencial es lo que lo hace fuerte e incomparable, y evidentemente, ante esta situación excepcional, se ha visto pausado.
Pienso que este es un momento de investigar lo que realmente es esencial decir a través del teatro. El efecto que causa el teatro en las personas es de sanación y transformación profunda, por lo que podría ser una de las mejores medicinas que podemos tener ahora.
En lo particular, no defiendo el teatro filmado para la pantalla o las redes sociales, me parece que el efecto no es ni remotamente el mismo de vivir la experiencia en vivo; pero evidentemente, como esperar es muerte, hay que reinventar las estrategias creativas. En estos momentos las redes sociales tienen su empoderamiento en el más alto nivel, y sería funcional e interesante crear nuevas herramientas expresivas de lo teatral en función de ese tipo de plataformas. Pero sería crear nuevas formas en función de eso, sería un nuevo camino de investigación para el teatro: explorar esas intervenciones digitales.
Y la otra cuestión es que, mientras se tomen las medidas higiénico-sanitarias, se debería estar creando, para cuando abran las puertas de las salas exploten las obras en todos los teatros. Desarrollar tal vez la creación individual o de pequeños formatos. También creo que se deberían revisar experiencias teatrales para poco público, con distanciamiento. Otros lugares, donde estamos más expuestos al virus, siguen funcionando. Y el arte es tan necesario como la comida, porque nos alimenta al alma.
Yindra Regüeifero, por Eldy Ortiz.
¿Qué quisieras ver próximamente en las tablas cubanas?
Quisiera ver obras que me transformen como ser humano, que me alimenten el espíritu y también que me sirvan de aprendizaje como creadora. Mi cuerpo y mi alma lo necesitan, y creo muchos también.
Aydana Febles: “El teatro es como un templo”
“El teatro cubano siempre fue un pionero en la cultura latinoamericana, pero se quedó ahí: en ese ideal de lo que fue; y como fue tan bueno, es intocable. Creo que hay mucha gente talentosa, con muchas ganas de hacerpero con un poco de desesperanza, debido a lo difícil y agobiante que puede ser realizar una obra teatral en Cuba”.