Cosas que explotan solas sin avisar

Poco antes de enamorarme perdidamente de ella, sin metáfora ni oxímoron, sino solo deseo y enseguida un sentimiento, recibí una invitación de Neutral Room. Se trataba de una plataforma de fotografía cubana creada por Evelyn Sosa por primera vez en el mundo digital cubano —así que quien me hablaba era Evelyn Sosa en persona—, donde, además, ella quería dar espacio a otros artistas que no fueran fotógrafos pero que, a propósito de un gesto, se apoyaran en, o accedieran a la imagen, como instrumento o placer, en última instancia.

Le dije que sí, nerviosa, porque sabía quién era. Nos habíamos conocido hacía tiempo en una casa de Nuevo Vedado donde yo viví en el 2010. A esa casa vinieron a veces dos amigos que andaban con ella. Era muy joven y tenía el pelo negro, y yo no la miraba. Sabía que algo muy bonito estaba ahí, sobre el sofá, pero no podía mirarlo. Tampoco decirlo. Después la veía por ahí, por la calle, siempre acompañada de alguien o mirando en otra dirección. Ahora había empezado la pandemia y yo había escrito un poema que tenía que ver con el acto de escribir poemas al momento en una maquinita de escribir en una gasolinera vacía del fin del mundo.



‘Cosas que explotan solas sin avisar’.


Así que acepté la invitación a convertirme en fotógrafa por un rato. Las fotos podían ser, incluso, de teléfono. A Evelyn Sosa solo le interesaba que alguien que no fuera fotógrafo se acercara a la fotografía, conscientemente, a ver qué pasaba. Pero uno, aunque juegue, se pone denso al abordar un espacio que no le pertenece. Al menos a mí me pasa y lo trato de controlar. Así que me puse densa y le dije que saldría a retratar el fin del mundo. Por suerte, no lo hice. ¿Qué cosa es eso?



‘Cosas que explotan solas sin avisar’.


Lo que hice en realidad, semanas después, fue entrar al baño con mis body wax / fórmula vegan, a depilarme las piernas y las axilas, más o menos. Aquello había llegado a un límite imposible porque yo, cuando ovulo, menstrúo o me preocupo, también me corto. Las glándulas apocrinas, que se desarrollan en áreas con muchos folículos capilares, como el cuero cabelludo, las axilas y la ingle, empiezan a secretar poesía. Tanto pelo no ayuda.



‘Cosas que explotan solas sin avisar’.


La caja de body wax contiene 32 tiras de cera y 6 wipes: estas tiras de cera en gelatina listas para usar con aroma a frambuesa eliminan el vello para mantenerlo suave hasta por 4 semanas, que es solo otra forma de decir que olerás a fruta deliciosa y no tendrás que volver a depilarte durante mucho tiempo, lo cual es bastante bueno, si nos preguntas. Probado por dermatólogos (y los dermatólogos son excelentes en las pruebas), cera de bikini de fórmula sensible para mujeres, para que nuestras hermanas sensibles puedan ponerse suaves. Hecho con una fórmula vegana, libre de pruebas en animales, porque honestamente, ¿por qué tu depilación no sería vegana?

Este kit viene con 32 tiras de cera para el cuerpo glee, porque honestamente, ¿por qué vendría con menos? Y viene con 6 toallitas de acabado dry touch para facilitar la limpieza, porque la vida ya es lo suficientemente desordenada. Nosotros nos encargamos de la situación de tu vello corporal. Porque tu cabello está más apegado a ti que tú a él. Además, ¿sabías que la frambuesa es la baya que mejor huele?



‘Cosas que explotan solas sin avisar’.


Gracias a Evelyn Sosa y su proyecto de fotografía cubana, vi por primera vez las fotos de varios fotógrafos que yo no conocía, ni había visto nunca en mi vida. Fotógrafos a los cuales me he acercado luego, desde una admiración enorme, y de los cuales he escrito luego, como Paola Martínez Fiterre, Sarah Bejarano o Rolando Cabrera. La escritora Martha Luisa Hernández Cadenas también pasó por Neutral Room. Sus fotos en blanco y negro hablaban del tiempo.



‘Cosas que explotan solas sin avisar’.


La textura de mis fotos se debe a la falta de espejuelos. Entré al baño sin espejuelos y no enfoqué ni un poro. Pero a Evelyn Sosa le gustaron las fotos, me parece. O tal vez le gustaron normal, que es una forma de decir que algo está bien, aceptable, normal, sin emoción. Una forma de decir inexpresiva que para mí es un dolor de cabeza, porque yo soy expresiva. Así que escribí algo también normal, pero lleno de una profunda inquietud, para que las fotos normales no estuvieran ahí solitas en la galería de Neutral Room. Debían ser siete fotos, pero yo le mandé más de siete.



‘Cosas que explotan solas sin avisar’.


Nombre: Legna Rodríguez Iglesias
Fecha: 22 de junio de 2020
Estado: atrapada
Locación: baño
Cámara: Nikon
Olor: cebolla

[1] Había ido acercándome al borde donde del otro lado estaba el fregadero. En el fregadero no se fregaban platos, cazuelas o tenedores. No era un fregadero destinado a ningún utensilio de cocina. En lo personal, caliente.



‘Cosas que explotan solas sin avisar’.


[2] Me era imposible olvidar la posibilidad de que se encontraran cucharitas de postre trabadas en el hoyo del desagüe, como si gracias a ellas fuera a interrumpirse el agua. La salida del agua, por ejemplo. Un vaso de precipitado.

[3] Me era imposible, también, ir siempre en la misma dirección. Incluso hacia los lados, cuando creía que el cuerpo ya no daba más, aparecía ahí la espuma, los restos, el lóbulo, la comisura, el pelo, la yema, la baba, la gota, el chorro.



‘Cosas que explotan solas sin avisar’.


[4] El mensaje que se envía llega al receptor a través de un conducto situado por la parte inferior del fregadero. Parecido al intestino pero más fuerte, en lo que a sentimientos, a memoria afectiva, se refiere. Se le dice entrañas pero es solo un conducto.

[5] Una vez, antes de mi primera inclusión al fregadero, me encontré una cuchara de sopa y me la metí en la boca, como si hubiera estado llena de agua espesa. Pasiflora: un agua incontrolable.



‘Cosas que explotan solas sin avisar’.


[6] Se le dice esponja, estropajo, al utensilio que se usa para fregar. Lo que se friega ocupa, si no las tres cuartas partes, la mitad del fregadero. En fregando, vi una cabeza afuera, comiéndose una parte de su cuerpo.

[7] Varios momentos, durante el fregado, son cruciales. Quitar el tapón para que se vaya el grumo, el muermo, la costra, todavía no llega a ser lo último que se hace. Hube fregado 48 horas. Atiéndeme. Siéntate aquí, cómoda.





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Un Lezama Lima “inmovilizado y perplejo”, al borde de la depresión, el desespero, el pavor: un imposible posible que no alumbrará ‘potens’ alguno, solo dolor y lontananza.

Ernesto Hernández Busto