La Barbie que conocí es cobradora de impuestos

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Meses atrás, el escritor y traductor Paul Seligmann rechazó los servicios de una abogada porque era sirena y ofrecía sus servicios bajo el agua. La productora de Paul Seligmann se molestó con Paul Seligmann por su negativa y casi lo culpó de algún tipo de disgusto.

Paul Seligmann no se imaginó teniendo una reunión de trabajo desde la superficie o cerrando algún pacto de negocios en el escritorio de una pecera. A pesar de su inclinación por las actitudes estrafalarias, Paul Seligmann no se imaginó firmando una tax form con un bolígrafo acuático.

Yo no tuve muñeca Barbie porque cuando apareció ese tipo de juguete ya había leído La cuerda floja, de Lygia Bojunga Nunes, y Los pájaros de la noche, de Tormod Haugen. Estaba a punto de leer los dos tomos de El idiota.

Yo no tuve muñeca Barbie.

Me había convertido en una niña rara a la que no le gustaba demasiado nada que estuviera de moda y me parecía incómodo que aquella muñeca rubia fuera una mujer adulta las 24 horas del día con una sonrisa perenne en la cara, los senos grandes y sin ombligo.

La única Barbie que he tenido de verdad, se la regaló Rogelio Orizondo a mi hijo. No tenía cabeza. Aún la conservamos y le ponemos distintas cabezas que no son cabezas.

Por ejemplo, le encajamos en el cuello una pelota de pingpong a la que luego le dibujamos un ojo, una cara feliz o lágrimas negras con marcadores Whashable. La muñeca Barbie está triste. Qué tendrá la muñeca.

Mucha gente ha visto Barbie, la película, y no le ha gustado. Mario Gutiérrez, uno de los choferes de mi equipo de trabajo, vio Barbie, la película, y le pareció graciosa. Rogelio Orizondo vio Barbie, la película, y me dijo: morí.

La escritora y traductora Katerina González Seligmann, hija de Paul Seligmann, ha estado haciéndole entrevistas a Edmundo Desnoes y dice que el hombre tiene una colección de muñecas. Yo quiero escribir sobre Barbie, la película, sin haberla visto. Sabiendo que tal vez no la veré nunca.

Yo quiero escribir sobre Barbie, la película, sin haberla visto.

Al mismo tiempo, R me mandó un recorte de revista donde leí: “Arduas e inútiles discusiones teológicas han girado en torno a la escabrosa cuestión de si Adán y Eva tenían o no ombligo. No obstante, basta pensar en las obras del Renacimiento o mirar nuevamente nuestras estatuas del cementerio para constatar que, a menudo, nuestros primeros progenitores llevan su nudo en la barriga, marca irrefutable de que alguna vez estuvieron unidos a una madre. Todo nace alguna vez y siempre hay un antes”.

Escribo Ryan Gosling y es como si tuviera delante a un juguete. El hombre que siempre tuvo una novia juguete, Barbie. No tengo que ver la película más taquillera del momento para escribir sobre la película más taquillera del momento. De hecho, todo esto es para ensayar cómo se escribe sobre algo sin haberlo visto. Para ensayar la especulación.

Porque la primera vez que vi a Ryan Gosling en una película fue junto a una Barbie que era su chica. La chica real de Lars.

Ryan Gosling era Lars y no era sociable. Se compró una muñeca de su tamaño para saber lo que era el amor. La muñeca estaba desinflada y Lars la infló para saber lo que era el amor. Lo que era todo.

Así que a Ryan Gosling o a Lars se le nota que ha tenido tremenda suerte en la vida. Una suerte perfecta junto a mujeres o representaciones de mujeres que no tienen nada que ver con Barbie y sí con la presencia del ser humano abatido, dudoso y molesto, que es uno en realidad. Un ser humano la mayoría del tiempo infeliz.

Porque en mi imaginario, que puede ser el imaginario de cualquier persona de mi edad, Ryan Gosling se convirtió para siempre en Lars y yo no vi más a Ryan sino siempre a Lars, en distintas situaciones amorosas, dramáticas, de la vida.

Aunque cuando Ryan se convirtió en Dean y se negaba al divorcio contra Michelle Williams alrededor del 2010, dejó de ser Lars durante unos años para ser Dean y cargar a su hijita sobre los hombros y cargar a Michelle Williams sobre los hombros y tratar de salvar lo insalvable. Era Blue Valentine, inolvidable.

Aunque dos años después, cuando se convirtió en Luke con una chaqueta roja, desafiando la gravedad en una moto dentro de una esfera metálica, dejó de ser Lars para ser Luke.

Eva Mendes + Luke = Love. Eva Mendes y Luke tienen un hijo. Un policía mata a Luke. Ryan Gosling vuelve a ser Lars.

Eva Mendes + Luke = Love.

Meses atrás íbamos en el Chevy mi novia y yo por la 24 Street, como si fuéramos Eva Mendes y Michelle Williams sin Ryan Gosling o Lars. Una muñeca Barbie estaba parada en la acera anunciando al Mago de los Impuestos, que debía ser su manager.

La pobre Barbie en Westchester con aquel anuncio purple, umbilical, atornillado a su plexo bajo el sol de la Florida. Frenamos y nos bajamos para mirarla de cerca. Tenía que convencerla de abandonar su trabajo. Su trabajo no era justo. ¿Pero qué trabajo es justo?

Conversamos un rato con la Barbie y le pedimos permiso para tomarle una foto. Mi novia tomó una foto mientras yo hacía un video del anuncio con tornillo. No logramos convencerla de nada contrario a eso. En Miami, como mínimo, hay que hacer lo que hay que hacer.

Ya yo había hecho los taxes, desde enero, pero la Barbie quería que anotara su contacto. Para el próximo año, Book Driver, oí que me susurró. También me paré a su lado y recosté mi cabeza. Qué caliente el hombro plástico.

Qué caliente el hombro plástico.

Ahora que la fiebre Barbie ha regresado, sería justo que nuestra Barbie anunciara titulares sobre Barbie, la película. Imagínense lo bello de una muñeca en la acera, con pantalones a cuadros y una sombrilla si llueve, anunciando a los choferes:

  • Argelia prohíbe Barbie casi un mes después de su estreno.
  • El radical mensaje de la película Barbie: todos necesitamos más “Kenpatía”.
  • Karol G, Shakira y más: ¿qué artista latina debería ser la próxima Barbie?
  • Kuwait y Líbano vetan Barbie por cuestiones de género y sexualidad, antes de estreno en la región.
  • ¡Barbie arrasa en taquilla! Logra la mayor recaudación de estreno del 2023 en EE.UU.
  • Crítico de cine cristiano advierte sobre el contenido alarmante de la película de Barbie.
  • Barbie y Oppenheimer se llevan la taquilla en EE.UU.
  • Barbie transmite un mensaje feminista adornado con todos los accesorios adecuados.

De hecho, cuando mi novia y yo nos enamoramos, pensé que su cuerpo era tan perfecto como el cuerpo de una Barbie. Delgada, tonificada y levemente andrógina, como una Barbie habanera fotógrafa, poco convencional y sin trabajo fijo.

De hecho, mi novia tenía el pelo largo cuando nos enamoramos y, cuando mi hijo la conoció, le preguntó si ella era Rapunzel (un tipo de Barbie-Disney).

Yo sigo pensando lo mismo de su cuerpo. De hecho, mi novia es mejor que Barbie y que cualquier interpretación de Barbie, porque tiene un ombligo en el medio y ninguna sonrisa perenne en la cara.




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© Fotos: Evelyn Sosa Rojas.




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