¿Es la homosexualidad contraria a la evolución?

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Tendría unos 12 años cuando en mi diario de entonces escribí: “seré yo, después”.

Con aquel mensaje cifrado quería decir, sin hacerlo, que debería esperar un mejor momento para mostrar mi realidad.

La homosexualidad en la Isla Metafórica, y más aún en mi Jovellanos natal, era cosa de desviados, depravados e inservibles. En definitiva, tenían que ser otros, nunca yo.

La homosexualidad
en la Isla Metafórica
era cosa de desviados,
depravados
e inservibles.

El Eduardo de entonces tuvo que escoger, entre seguir la estela marcada por aquella involución llamada Revolución, o el sueño de ser científico. Escogí la involución. Todo, en aras de evitar quedar sepultado bajo el desprecio social.

Mucho llovió y unos cuantos ángeles enmudecieron, hasta que aquel jovellanense convirtió el “después” en un “ahora” de larga duración. En el proceso, me liberé de cargas sociales y bloqueos mentales que, al desecharlos, me hizo sentirme soportablemente leve. 

Confieso que vivo en un país privilegiado para ser quien soy. La libertad de manifestarme sin fisuras ni artificio es un derecho respetado en la Madre Patria. España es referente mundial en ese sentido y Madrid se lleva el trofeo.

Sin embargo, siempre existe un resquicio por donde se filtra la duda. Esa pregunta, que nos lleva a la ventaja biológica, los por qué y para qué, a veces dañinos, otras aparentemente inocentes, siempre malévolos.

¿Qué “función” tiene la homosexualidad para la evolución? Es una pregunta que a veces retumba en más de una mente científica. 

El comportamiento sexual entre personas del mismo sexo ha atraído la atención de muchos científicos que trabajan en ámbitos dispares, desde la sociología y la psicología hasta la biología evolutiva y del comportamiento.

Dado que no contribuye directamente a la reproducción, el “apareamiento” entre personas del mismo sexo se considera un enigma evolutivo. Entonces, llega la ciencia para buscar si existe una explicación.

Dado que no contribuye
directamente
a la reproducción,
el “apareamiento”
entre personas del mismo sexo
se considera
un enigma evolutivo.

Nada más y nada menos que la revista Nature ha publicado recientemente un excelente trabajo en el que se explora, mediante análisis filogenéticos, la evolución del comportamiento sexual entre organismos del mismo sexo en mamíferos.

Según los datos publicados, este comportamiento no se distribuye aleatoriamente entre los linajes de mamíferos, sino que tiende a ser particularmente prevalente en algunas ramas, especialmente en los primates.

La reconstrucción ancestral sugiere que el sexo entre iguales puede haber evolucionado múltiples veces, siendo su aparición un fenómeno reciente en la mayoría de los linajes de mamíferos.

De hecho, los análisis filogenéticos, que buscan asociaciones entre el comportamiento sexual entre individuos del mismo sexo y otras características de las especies, sugieren que puede desempeñar un papel adaptativo en el mantenimiento de las relaciones sociales y la mitigación de los conflictos.

Sí, parece que no somos del todo inútiles, evolutivamente. Pero cuidado, no extrapolemos tan rápidamente.

El estudio del que hablo constató que las especies que exhiben comportamiento social más desarrollado tienen una mayor probabilidad de manifestar interacciones sexuales entre individuos del mismo sexo.

Los autores del trabajo aseguran que la homosexualidad se ha visto favorecida evolutivamente como una forma de establecer, sostener e incluso reforzar las relaciones sociales. Con ella aumentan los vínculos y la alianza entre miembros de un mismo grupo.

También se concluye que, fundamentalmente en los machos, las relaciones homosexuales pueden ser una vía para mitigar conflictos. Curiosamente, en las especies cuyos machos son más violentos, existe una mayor probabilidad de que esos subjetos exhiban comportamientos homosexuales en algún momento de sus vidas.

¿Pasa lo mismo en humanos?

Es pronto para sacar conclusiones. Habrá que seguir estudiando otras especies e indagando en la nuestra. De cualquier manera, el listado de homosexuales célebres revienta cualquier teoría sobre nuestra inutilidad.

Por lo pronto, y espero que, para siempre, siga viviendo en aquel “después” que predije cuando Jovellanos era mi lugar en el mundo.



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La duda

Eduardo López-Collazo

Mi regalo por Semana Santa: un titubeo que encuentra su lugar en el centro del raciocinio.