Del diálogo como estructura para Cuba

Arte soy entre las artes;
en los montes, monte soy.
                                                        
                         José Martí

Para los probables odiadores, 
os respeto y comprendo: 
bendiciones también.


―Cuba o yo ―dijo Juana Borrero. Se lo dijo a su novio, en Cuba. En la Cuba que no cabe en Cuba. 

O lo soñé. Pero a mí la vida hace rato que me está diciendo

―Cuba o tu literatura. 

Respondo: 

―Cuba.

O lo soñé. Como a quien botan de casa a medianoche.

―Vete. Recoge tus libros y lárgate. No los quiero dentro de mi casa.

O lo soñé. Comenzar por aquí. A la manera de un manifiesto-nevola-ensayo. Una columna de madera comida por comején. 

Opiniones del macro-micro entrelazado. En busca del nodo de la no dualidad, ese que ronda, como ya lo he comprobado matemáticamente, a través de la conjetura de Collatz: el 3n+1… 

Fórmula que sí ha de servir para algo, ya lo verán, y que defenderé si es preciso desde el último reducto de libertad que aún nos queda, según dicen: ¡nada menos que en San Francisco! 

Querido lector: no debes desesperar. El zorro sabe mil cosas. El erizo se eriza y ya. Digo toda esta letanía sin coger aire y me sofoco enseguida. Es la edad. Es la enfermedad. Tacho el verbo ser. Doble tachado: es la edad, es la enfermedad.

Recoge tus libros y lárgate. No los quiero dentro de mi casa.

Hace frío. España es fría. Europa es friísima. Recuerdo el frío de los diciembres en Cuba. Julián del Casal Súperstar en el corazón infartado de Centro Habana. 

Soñar que te botan de casa en las peores condiciones climáticas. Por favor, no te enojes. ¿No estábamos inventándonos una comunidad, además de un hogar?

No más gestos. Un acto. Hazlo, dale. Métele mano. Al parecer, lo único que yo necesitaba era soñar una historia, respiración artificial, una lectora-lector como detective. Soy incapaz de cometer un crimen o un viaje. Pobre Piglia, perdido entra tanta palabrería. Mejor me quedo callado. Gracias y perdone usted.

Aunque, de paso, nunca venga mal un bañito de inteligencia artificial. ¿No nos esperaba el transhumanismo que ya había llegado? Pasemos por fin a cualquier otro tema dentro del tema. Por ejemplo, la psicosis que baila a cielo abierto, como decían en el siglo pasado algunos brujos.

El XIX antes era el siglo pasado. El XXI pronto será el siglo pasado. Anagramas del tiempo, que no existe y es la única verdad. ¿Cómo hablar ahora de la necesidad de un “negativo rebelde”, de unas claves para el diálogo como estructura y no solo como muestra de “buena voluntad”? 

El zorro sabe mil cosas. El erizo se eriza y ya.

Pues así de simple, aunque no sea así de fácil. Hablándolo, ablandándolo. Un hombre sin Castillo que escribe a la luz de una vela un 2084 como utopía.

―Aunque preferiría no escribirlo ―dirá a su editor electrónico―. A estas alturas de la nada-historia, ¿no es más pertinente desviar el tema hacia un Klossowski no onto-teo-teleológico?

Desviar el temor.

El editor lo mira con la misma cara con que acababa de mirarlo una mujer. Con ganas de pegarle una soberana patada por su culo más conceptual. Y, por si la censura, tacho no culo, sino conceptual

―Nada de desviaciones ―repone tajante su editor electrónico―, primero tienes que definir tu postura ideológica ―dicho y escrito así. O lo soñé.

Quod scripsi is crisis, ese karma no falla. Parte el alma y desfigura el rostro, querido lector.

Y seguía parloteando por teléfono. Y yo allí, como mercenario de ningún imperio. Ni siquiera de la escritura misma, entendida como “salvación” entre lengua y estilo. Entre otros símiles por el hastío.

La psicosis que baila a cielo abierto, como decían en el siglo pasado algunos brujos.

Pienso, como escolar sencillo, que, si a veces cuesta dialogar al interior de la familia, ¿por qué resolvemos tan fácilmente una guerra entre dos países, tan pronto como nos enteramos por las noticias? 

Esos bárbaros no le ponen fin a la guerra. ¿Y qué? Si nosotros no le ponemos fin a la guerra al interior de la familia y de nuestra propia psique. Lo siento, pero teníamos que empezar por alguna parte. Léase, por aquí. Total, si nadie sabe nada de nada. Lacan lacado. 

Pero igual ya lo sabemos todo, tal como fuimos advertidos. Se vive dividido dentro de nuestra propia psique, porque existimos como sujetos alienados por el lenguaje. Hay que olvidar el significado de ciertos términos para poder conversar. Aprender de las termitas. El lenguaje se nos ha envenenado, por eso tendrá que servirnos como medicina. Homeopatía a patadas. 

¿Cómo establecer, de partida ―fin de partie― un diálogo con uno mismo? 

―Tu me quittes quand même.

―J’essaie.

―Tu ne m’aimes pas.

―Non.

―Autrefois tu m’aimais.

―Autrefois!

Tacho no culo, sino conceptual.

El tipo evidentemente había enloquecido. Y la locura apesta, como afirman en La Otra Psiquiatría. Como se trataba de un arroz con mango sin mango y sin arroz, el hombre sin castillo remató esta matriz de 64 escaques anunciando por texto lo que sería esta no fácil, aunque sí simple, columna cogida por el comején.

Architexto y protexto de una escritura del trazo por antonomasia. Eso es el I-Ching. 

Habrá que apostar entonces por un I-Ching literario-psicoanalítico-pragmático, económico con su notoria noción de gasto, y como guía-estructura para el diálogo entre “patria o muerte” y “patria y vida”, cuyas variables arrojan dentro de la madeja de mi matema el resultado de “patria y compasión”. 

A saber: cubanas y cubanos de todos los países, ¡uníos! Un fantasma recorrerá el mundo: el fantasma chino con su I-Ching a cuestas. ¿Y del 3n+1 qué…?

La vida imita al ajedrez que imita al I-Ching, explicado de otra manera por el último Premio Nobel de Física. Cuídate, Cuba, de tu impropia Cuba. 

―Cuidado con los nuevos brujos ―fue el cantinfleo final del canalla. 

Orate de remate. Lo estaban matando, pero estaba gozando. Patria a la Piñera.

Esos bárbaros no le ponen fin a la guerra. Nosotros no le ponemos fin a la guerra al interior de la familia.

Afuera no paraba de llover. Se le estaban mojando los libros y hasta los bajos del pantalón. Pobre pelele. Este cuento fuera otro, si él tan solo contara con un quitanieves. O lo soñara.

Pd: El pobre diablo se autodefinió como una víctima de cuarenta años de castrismo y otra víctima de veinte años de capitalismo. Continuidad de la cuarentena. Dictadura ideológica contra dictadura económica. Y así mijmito lo iba a anotar para la posteridad el oficial que redactaba el bodrio de sus expediente(s).

Pd.Pd: Para llegar a semejante diálogo ―el sujeto no tiene para cuando callarse, habrá que darle pastillas para ponerlo a dormir―, se tiene que dejar atrás todo conato de buena voluntad y entender los principios que rigen a determinada estructura, sin negar lo “negativo rebelde” sino paladeándolo desde el pensamiento chino y I-Ching. 

(Patrón de pruebas. Suéñalo. Continuará…)


© Imagen de portada: Nikoli Afina.




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Quiero que un hombre me mire y me vea

Alberto Garrandés

Una mujer que quiere dejarse mirar, atisbar, y también acariciar, interrogar. Proponerle y ofrecerle al hombrelo que ella es primariamente. Y averiguar si puede o no seducirlo.






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