‘Uber Cubaʼ, la carrera en círculos


Uber Cuba, de Orlando Luis Pardo Lazo.



Han pasado más de tres décadas desde que vi por primera vez El lado oscuro del corazón, la película argentina. 

Creo que fue una tarde en el cine Yara. Iba con un abogado, que era mi novio de turno. En una escena, donde sale una mujer misteriosa vestida de negro, él me dijo: “adivina quién es”. 

Y yo, como inteligente que soy, le respondí: “ella es la muerte”.

Son giros, la vida y sus giros inesperados. A veces, para bien o para mal, los seres humanos atraen una pulsión diferente. Pienso que todos estamos dentro del mismo circulo, pero si el imán es la literatura, se crea una elección.

Uber Cubaacaso un pretexto para desenterrar la tristeza. Escribir es un oficio difícil, un compromiso con uno mismo. La verdadera crónica se erige con la masa incontrolable de las memorias. 

En el libro de Orlando Luis Pardo Lazo, sentí que las páginas eran sobre viajes, disímiles giros, adentro y afueraal derecho y al revés

Aquí el escritor tiene dos funciones: pasajero y conductor. Atraviesa ciudades, también hace recorridos interiores. Quizás sólo viaja en círculos y las historias se van develando en la medida en que arriban los pasajeros. 

Cuando conduce, denota su peculiaridad, porque no es un taxista común, sino un desquiciado que guía a inmigrantes que arribaron a la gran nación. Un ciego guiando a otros ciegos, que buscan promesas, tal vez ese tango feliz que nunca se ha escrito. 

Tiene un sentido del humor corrosivo y, al mismo tiempo, emana el factor trágico. Emplea los recursos, las armas que sabe usar bien: neologismos, palimpsestos, aforismos. Escribe palabras soeces sin tapujos. 

Un poeta hablando como un carretonero, como en el filme, pero capaz de hacer poesía y tener esa ternura para plasmarla.

Las calles y las ciudades por donde va el taxi están marcadas y hablan su propio lenguaje.

Es un antisistema que, sin vergüenza, se ridiculiza a sí mismo. Antihéroe con causa justa, que hilvana historias cada vez que se sube alguien a su auto del alquiler. 

No perdona los desdobles de la política, ideología, ni religión. 

Se muestra entero, exhibe la punzada adolorida en el costado, esa melancolía por lo que dejó atrás, en un país invisible, en el retablo de lo perdido.

Algo que me parece original, es su forma de hilvanar capítulos, con personalidades mediáticas. Ahí están el general Arnaldo Ochoa, Fina García Marruz, la sexóloga alemana Mónica Kraus, Carlos Alberto Montaner, Salvador Wood y el Cardenal Jaime Lucas Ortega y Alamino. La mayoría fallecidos, por lo que se vuelven más interesantes.

También le da luz a gente sencilla: Lucy, la novia de Camilo Cienfuegos, su esposa, y hasta dialoga y es aconsejado por su propia madre.

Aquí viene el Uber taxi. Es un Chevy Opala de los 70, viene por una aplicación en el celular. 

¿Es el Uber de Orlando Luis Pardo Lazo una novela, ensayo, crónica? ¿Es un libro político, de aventuras, de suspenso, cómico, trágico? 

En realidad, ¿a qué género corresponde? Hay de todo, como en botica. 

Para mí, es poesía. Nostalgia, su Orlandostalgia. La anunciación de un destino… cambiable, perfectible.

Aparecen personajes variopintos, para compartir un tramo de vida. Desparecen, irremediablemente, después que bajan del taxi. Alientan, unos; mientras otros ya están muertos entre aquellas cuatro ruedas, rodando por las ciudades de Miami, San Francisco, Nueva York y Saint Louis, Missouri.

Cuando un sentimiento te toca, lo haces tuyo. Y yo me reía sola. Y lloraba por momentos. Me identificaba con los sucesos y los canalizaba en escenas, pues las acciones tienen ese tempo cinematográfico. Y se producen choques en el cerrado ámbito. Aunque a veces, logra salir y se aventura en otros contextos.

Particularmente, recuerdo el pasaje de la chica que pidió morir, en la estrella del parque de diversiones. La altura era la adecuada, cerca de las nubes. Mientras tanto, su rostro se diluía con ternura, y la sangre le brotaba del pecho, manchándole el vestidito. 

Quiso morir asesinada a manos del taxista, que la amó en ese mínimo esplendor. Un deseo cumplido, cuando la muerte es una opción viable.

Como se insinúa, el Uber, el taxi, es solo un pretexto, un símbolo para expresar ideas. Si fuera un clérigo, podría hacer su propio libro de oraciones. 

Por otro lado, es el rebelde en contra de la bandera de las trece franjas y las cincuenta estrellas. Amor y odio, ¿refugio? Y, así mismo, hace un constante performance con su propia bandera, la de la estrella que ilumina y mata, donde el rey buey se hace cargo y despedaza a la nación, abandonando sus ripios al viento.

Naturalmente, ya forma parte de la caterva de refugiados, cuando se montó en el avión con un no retorno impreso en su pasaporte. A partir de ese instante, pasó a ser persona non grata en su patria incivilizada. Principito no domesticado, más bien.

Da trabajo leer un libro digital, no es lo mismo que el libro físico, al que puedes abrazar y dormir con él. 

No es que me haya obligado a leer sus más de 400 páginas, intenté meterme dentro. Aunque no como el caso de la truncada de Enmanuel Crystal Sylvia, la pelirroja bipolar y hembra deseosa, con la que no logra tener sexo en su estudio, porque ella es adicta a las píldoras y se queda dormida en su cama. Y todo queda como una tonta noche francesa, la noche de agradecer por nada.

Ningún servicio, ni de amor, ni de lástima.

El libro es rico en variedades. Confluye gente rara, clientes blancos, negros y amarillos, fauna callejera. Se insertan el cine, la música y la literatura. No aburre en ninguno de sus capítulos monotemáticos.

Así se forja este legado, exclusivo, para los nacidos en esta Isla. Nosotros sí sabemos de las cosas que nos importan, como nadie. Eso lo refleja OLPL, con rotundidad. 

Para ser cubanos, hay que llorar escuchando boleros, haber caminado por ciertas calles. Tener un cine favorito: Erie, la palabra suena como una música, vibra a intervalos. El milagro del séptimo arte, la vida y la ficción son acaso lo mismo.

La lectura es soledad, la escritura es soledad. Se disfrutan ambas. La compenetración es máxima, cuando se asimila toda esa cultura. Sin embargo, para entender a Cuba no hay que ser un erudito ni mucho menos. Viven cubanos hasta en Groenlandia. 

La cabra siempre tira al monte

Al fin, acabé de leerlo en la noche. Y la noche se convirtió en nieve. Debió haber concluido en el capítulo de la nieve. En medio de aquella blancura, siendo parte de la dolorosa experiencia. 

Observando el paisaje blanco, con los ojos inmensos y la nariz roja. Ojos de joven cubano que no sabía lo que era la nieve. La conocía solo a través del cine, donde se podía atrapar una bola de nieve para lanzarla y que luego rebotara en el muñeco hecho de candor. 

Mas no fue de esa manera. El desenlace de la obra es un toque de afirmación, con la irreverencia estallando en un alarido. 

Todo es un milagro: la escritura, estar vivos.

En 2013, ya el escritor residía en los Estados Unidos. Era un desterrado, sin La Habana, lejos de Lawton. Y la casa permanecía cerrada, cayéndose sobre los huesos de la familia. 

Inexplicablemente, él aún está en su barrio, suyo y de nadie más. La bilocación es posible, tanto como queramos.

Entonces, sigue allá, donde jamás cayó esa joya inmaculada del invierno.



El libro Uber Cuba de Orlando Luis Pardo Lazo, publicado por la Editorial Hypermedia en 2020, puede ser adquirido en este enlace de Amazon: https://www.amazon.com/Uber-Cuba-Spanish-Orlando-Pardo/dp/1948517663





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Los 10 millones que nunca fueron

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