Luis Manuel Otero Alcántara ha movido los límites de sus dimensiones espacio/temporales en cuanto a autenticidad y compromiso con el encuentro de la vía erótica.
Luisma no quiere tomar el lugar de la autoridad, ni siquiera negociar lo que ese lugar sea, sino que anda tomando el dolor propio y ajeno, y amándolo: la más alta forma de intervención.
El Luisma nos desafía a pasarla bien con lo que tengamos, con lo que debamos, con lo que podamos, con lo que sepamos.
El Luisma simpatiza, emula, conviene y corresponde: esto se deduce enseguida del complejo de su obra, su contexto y su persona.
Mi amiga Gretell diría (claro, estábamos en una fiesta) que para aparecer solo hay que aparecer; sin embargo, en las condiciones en las que el Luisma aparece, en un proceso de crítica y experimento, se requiere coraje, se requiere que conducta y acción no sean sustitutas una de la otra, se requiere declarar la presencia de lo que está presente, declararse a uno mismo presente y declarar la unidad entre estas presencias, estimables por todos.
El Luisma no dice qué pensar y cómo actuar, sino que te desafía a ser en lugar de pertenecer. Te desafía a sentir en común y a autorizar tú mismo tu juicio.
El Luisma es capaz sin creerse superior; es decir, es capaz que capacita, empodera, multiplica las posibilidades y elecciones.
En suma, el Luisma se le escapa al diablo que divide y confunde porque, simplemente, como dijera David de OMNI: “¡está conectao’, caballeros!”.
El proceso al que están sometiendo a Luisma, como quiera que sea que lo denominen, muestra con toda evidencia el control militarista de plantación donde la fuerza es la que decide, temporalmente, la verdad. Esta separación de la inmunidad moral de la física tendrá grandes consecuencias y efectos en quienes ya han pasado las luces rojas de la prudencia y de la justicia y se encuentran ahora mismo con la esfinge del mal humano y diabólico.
La experiencia y la conciencia de Luisma es radical, no gradual, en el sentido del tiempo, del espacio, de relación y relevancia. No hay secretos, la información está disponible. Las viejas defensas y manipulaciones, basadas en esconder o controlar el acceso a la información, no funcionarán más.
Necesitamos la capacidad para evaluar nuestras acciones y sus consecuencias antes de que las iniciemos, como si cada acción fuera a conocerse y nos revelara, porque esto es lo que sucederá.
Revísense y corríjanse, esto es: liberar al mejor de los agonistas.
(La Habana)