Martí es nuestro equipo de fútbol, una suerte de grandeza manejable, a falta de la real, la de todos los días de un país normal.

Martí es nuestro equipo de fútbol, una suerte de grandeza manejable, a falta de la real, la de todos los días de un país normal.
El investigador y columnista Eduardo López-Collazo da el salto a la novela de la mano de su ópera prima ‘Narcisos’.
‘Narcisos’ es una de esas escasas piezas literarias que operan simultáneamente en varias alturas del pensamiento y la emoción.
La esperanza y el cambio. El mensaje está claro: construir un mundo nuevo y mejor con los fragmentos del pasado.
En un tiempo donde los algoritmos persiguen tendencias y la atención se diluye, lo que sigue importando es el trabajo lento de construir una vida al servicio de la expresión.
Pongamos que el vestido le ha servido de segunda piel, aquella con la que ha podido no ya camuflarse, sino habitar desde el arte las adversidades de la emigración o el exilio.
Cuando las masas digitales comenzaron a atacar a Carlos Alberto Montaner, comprendí que algún resorte había estallado en secreto en nuestra alma nacional.
Las experiencias adquiridas durante la perestrunka le sirvieron al Estado cubano para rearticularse frente a la nueva realidad poscomunista.
Una agonía merecedora de la altura griega de la palabra ʻtragediaʼ: la persistencia de un héroe ante una fuerza insuperable que lo confronta.
Como colectivo, estábamos solos en las manos abismales de la infinitud. El cosmos no formaba parte del castrismo. Y eso, sin saberlo, constituía un alivio existencial.
La desgracia de Tamara es infinita; más difusa que la bola del mundo, más caliente que la arena del Sahara, más pesada que la Antártida; más profunda que la desesperación, la desolación y la desesperanza, todas juntas.
El ODC invita a revisar las formas de colaboración que galerías, curadores y artistas extranjeros establecen con el Gobierno cubano en ausencia de coherencia y ética sociopolítica.
“El opio es el mejor desayuno para no sentir el impulso de llorar por la luz que no ha llegado”.
“Al siguiente día de mi primer encuentro y conversación con Reinaldo Arenas, llegué a la casa de la doctora Elia Calvo de Stalin”.
The Atlantic: “El movimiento político de Trump introduce a los votantes más jóvenes en su tipo de camaradería”.
Sin candidatos capaces de disputarle la presidencia, Putin se prepara para un quinto mandato, lo que le garantizaría más de un cuarto de siglo al frente del Kremlin.
Jimmy Chérizier, alias “Barbecue”, pasó de agente de policía a jefe de una banda, y ahora es una pieza clave en el caos de Haití, uniendo bandas y desafiando al primer ministro.
Yanelys Núñez es curadora, crítica de arte y activista. Coautora, junto al artista Luis Manuel Otero Alcántara, del Museo de la Disidencia. Asimismo, participó activamente en la campaña contra el Decreto 349, que restringe la libertad artística en Cuba, y en la creación del Movimiento San Isidro (MSI).
Informe del Departamento para la Cooperación y Observación Electoral (DECO) de la Secretaría para el Fortalecimiento de la Democracia de la OEA sobre la elección presidencial de Venezuela para el secretario general Luis Almagro.
Lloró y lloró hasta formar un charco en su parte de la mesa. De no haberlo visto, jamás habría creído que alguien pudiera soltar tantas lágrimas.
“Mi rutina diaria en Miami es muy simple: casi todo mi tiempo lo dedico a pintar”.
Una conversación con Enzo Pérez, un joven cubano que, a fuerza de determinación y tesón, se ha convertido en una joven promesa de las Artes Marciales Mixtas.
Conversamos con Joel del Río, uno de los críticos de cine más seguidos en Cuba por sus colaboraciones tanto en Juventud Rebelde como en revistas especializadas, así como por sus comentarios en programas televisivos como el Noticiero Cultural y en disímiles emisoras de radio.
Salí de Cuba el 13 de agosto del año 2015. Lo recuerdo como si fuera hoy. Fue duro, pero salía con mis ideas claras: buscar cómo ayudar a mi familia.
El cine cubano, que ganó popularidad y fama en el pasado, es cosa del pasado y que no es probable que se regrese a los “tiempos dorados”.
He pretendido siempre conservar ese mundo que ha ido desapareciendo y que es, definitivamente, nuestra identidad nacional.
Haced pública de una vez la pataleta de Heberto Padilla. Revelad por fin su insignificancia. Nos pertenece a todos y cada uno de los cubanos que quedamos.