Yanier Palao, Daniel Céspedes Góngora y Eduardo Herrera Baullosa

He realizado una muy intencionada selección de escritores cuyas listas de sus 10 libros del año 2022 me han resultado sorprendentes. Libros descubiertos, leídos con asombro, o releídos porque era inevitable hacerlo. Libros incorporados a la intimidad gracias a un imperativo estético, sentimental, o creativo. La lectura sigue siendo un misterio que unifica y/o separa, más allá de cualquier galvanización predecible. 

Se trata, en este caso, de creadores muy dispares. Algunos tienen trayectorias literarias ya asentadas, mientras que otros empiezan ahora mismo y son apenas visibles, aun cuando acarician proyectos de escritura llenos de eso que se llama “la certidumbre del camino”. 

Quise ser, pues, muy inclusivo, pero no en vano, sino con el propósito de generar un diálogo indirecto a partir, en lo esencial, de las lecturas de todos ellos, porque esa es la forma en que un escritor escoge sus prioridades, las califica y establece, en suma, su tradición particular, independientemente de los dictámenes de la academia, los vaivenes de la fama, las opiniones de los críticos y las regulaciones del tiempo. 

Alberto Garrandés



Yanier Palao

Seleccionar un grupo de libros es como poder reunir en un estante, o en el espacio virtual, las obras que has necesitado para poder conformar el pensamiento que hasta hoy has podido fraguar. Más que hablar de ellos, del gusto, de la predisposición que te ha llevado a esa selección, es ella la que habla de ti. Leer para encontrarme, para perderme en los temas que me interesan, para hallar respuestas, o preguntas. Leer para reflejarme. 

Algunos libros se repiten en mis relecturas, otros resultan nuevos para mí. Son como partituras en un concierto. Hay mujeres, hay escritores gay, hay un filósofo trans, un poeta solitario… 

Un poco de periodismo, diarios, autoficción, política, testimonios, sexo. Escritura que no se enorgullece de ser escritura. Escritura de cruces, mezclas, injertos. Demasiado yo, muchas primeras personas, individualidad obscena. Y una dosis de enfermedad.



Daniel Céspedes Góngora

  • Arte y ritual antiguos, de Jane Ellen Harrison.
  • Memoria para el olvido, de Robert Louis Stevenson.
  • Monólogos de la bella durmiente, de Miguel Morey.
  • La literatura y los dioses, de Roberto Calasso.
  • Oscar Hurtado: Prólogos y libros, compilación de Leandro Estupiñán.
  • Pasolini. El último profeta, de Miguel Dalmau.
  • ¿Y ya no tocan valses de Strauss?, de Josefina de Diego García-Marruz
  • La vida apenas, de Pedro de Jesús.
  • Llámenme Ismael, de Charles Olson.
  • A la intemperie, de Roberto Bolaño.


Eduardo Herrera Baullosa

  • Danza de las sombras (Dance of the Happy Shades and Other Stories), de Alice Munro. Quince relatos magistrales donde la aparente futilidad del entorno provinciano adquiere anchura universal, lo cotidiano se transfigura en una experiencia única-soberbia al amparo de personajes tan vivos y complejos como el propio lector que los revela. Escritos con la sencillez y agudeza psicológica del autor que entiende lo cotidiano como un acto de descubrimiento existencial ilimitado.
  • Cuentos reunidos, de Clarice Lispector. Estos cuentos tienen la franqueza devocional y la intrincada conmoción de la música sacra. Son un encuentro de la autora consigo misma y con la alteridad. Un diálogo con su enigma recóndito. Están escritos con la belleza sublime de la poesía y una voluntad artística que dan fe de su pasión por los misterios de la existencia.
  • Rabbit, Run (¡Corre, Conejo!), de John Updike. Esta novela de Updike, primera entrega de una saga de cinco libros, cuenta la historia de Harry “Conejo” Angstrom, “un hombre que sale un día de casa a buscar cigarrillos y decide no regresar”. El periódico The New York Times ladescribió como una “tragedia doméstica en mal estado” a la vez que “un notable triunfo de la inteligencia y la compasión”, pero es mucho más que eso. Con su extraordinaria narración, donde la belleza poética está cargada con el peso de la responsabilidad social e histórica, la novela describe como pocas la clase media del período de posguerra en Estados Unidos. En realidad, cualquier vida mal vivida, independiente del lugar o la época en la que hayamos nacido.
  • A Confederacy of Dunces (La conjura de los necios), de John Kennedy Toole. Esta no es cualquier novela, como no es un simple personaje de ficciónIgnatius J. Really, su protagonista. Para algunos críticos, es “El Quijote anglosajón”. Esta aparentemente absurda, mordaz e inteligentísima narración, por momentos cuento, en ocasiones crónica, desde el comienzo tragicomedia, es la obra maestra de su generación. 
  • El fiel de la balanza, de Manuel Francisco Reina. Este cuaderno de poemas, porque sangra, vive. Y cuando vive, es poesía. Exquisito y refinado a la vez que potente y mordaz, aprieta el alma del lector con el puño de sus palabras. Verso tras verso. Para que no quepan dudas que leer buena poesía es lo mejor que nos puede pasar. 
  • To the Lighthouse (Al faro), de Virginia Woolf. Para que este libro nos cautive, el lector tiene que dejarse habitar por las mentes de los personajes: sus sentimientos, anhelos, frustraciones, convencionalismos sociales. Todo en perfecto equilibrio y aparente sosiego. Lo importante no es la acción, cuando lo que se busca es la supremacía del pensamiento.
  • Il cimitero di Praga (El cementerio de Praga), de Umberto Eco. La erudición y la maestría de un oficio novelístico que a más de uno ha causado sincera envidia se vuelven a poner de manifiesto en esta obra, contada a dos voces por su protagonista. Esta es una magnífica novela histórica donde el antisemitismo, las falsificaciones, la psiquiatría moderna, el racismo, el poder de las órdenes religiosas o la geopolítica del siglo XIX se combinan de una manera tan natural e interesante, que olvidamos que son casi 600 páginas.
  • Livro do Desassossego (Libro del desasosiego), de Fernando Pessoa. No parecería arriesgado decir que el desasosiego que Pessoa siente, escribe, vuelve universal con su genialidad poética, es el mismo que experimenta el lector al leer este libro inclasificable, donde la expresión de la subjetividad alcanza su cumbre para conformar una experiencia única. 
  • Canción dulce), de Leïla Slimani. Este libro ganó el Premio Goncourt 2016. Pero no solo por eso les recomiendo esta novela directa, tenebrosa, femenina, dura y afilada. De increíbles valores literarios, este thriller refleja con sinceridad y maestría los problemas de la sociedad actual: frustración, soledad, encierro, mezquindades, racismo, rencor o locura. Porque duele y perdura en la memoria, la literatura de Leïla Slimani hay que leerla.
  •  Concierto barroco, de Alejo Carpentier. Tomando como base la ópera Motezuma que trata sobre la conquista de México, de Antonio Vivaldi, Carpentier escribe su “Concierto Mestizo”: europeo y americano, barroco, divertido, enciclopédico, sofisticado y hasta cierto punto delirante. Esta novela corta es un ejemplo de mezclas y transculturaciones, donde el tiempo deja de ser lineal y se crea, por medio de la música, un lugar donde pasado y presente se fusionan para que el futuro ya no sea un enigma.



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Damaris Calderón, Dolan Mor y Antonio José Ponte

Legna Rodríguez Iglesias

Este dosier podría llamarse: “Los poetas cubanosrecomiendan”. Pero entonces sería traicionera con el tiempo perfecto de la poesía.






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