Carta #1 a Donald Trump

Miami, enero 20, 2025

Querido Donald:

Llegó el gran día. En el frío de Washington se agolpan tus seguidores, se alistan los que te cuidan, y algunos que te detestan se instalarán en el odio con el único fin de negarse a una realidad: Donald J. Trump es el presidente número 45 de los Estados Unidos de América.

Podría comenzar recordando aquel día, en el Versailles, cuando nos pediste apoyo y comprometiste tu palabra con la comunidad cubanoamericana y nos cumpliste. Podría también recordar tus palabras de apoyo a nuestros productos cuando intentaron sabotear la marca Goya. Podría recordar tantas veces que hablaste de la causa cubana con pasión y tu compromiso inapelable con los presos políticos en la Isla.

Son muchas las razones por las que me siento agradecido, pero hoy quiero expresarte cuánto aprecio que hayas tomado en cuenta, como sugerí, a Marco Rubio para Secretario de Estado.  Es nuestra mejor apuesta.  Lo digo sin pensar en Cuba, una tierra y un país siempre traicionado y que sólo molesta, como un mosquito fácilmente aplastable al que sólo por tu benevolencia infinita le perdonamos la vida. La elección de Marco es reconocer que somos una comunidad que puede pensar en América sin olvidar las raíces.

Te agradezco también que otros cuatro cubanoamericanos estén tan cerca de ti, susurrándote al oído, caminando juntos.

Hoy se hará realidad el sueño de muchos y en tus palabras podemos leer el futuro. Me dan tanta gracia aquellos que buscan la literalidad cuando hablas de retomar el Canal de Panamá o de comprar Groenlandia. No entienden nada, tus palabras sólo gritan una realidad: Estados Unidos está llamado a tres cosas: liderazgo, hegemonía y respeto.

Estos tres aspectos son esenciales en el espacio democrático posterior a la Segunda Guerra Mundial, y sucesivas administraciones con la mano demasiado ancha para conceder, han perdido, dilapidado y disminuido este capital político que ha definido el orden mundial que está en tus manos reestablecer.

Lideres: ya no lo somos. Hoy el presidente de los Estados Unidos de América no es el líder del mundo libre. Hegemonía, no la tenemos. Nuestra dependencia de mercados externos se ha visto incrementada y nuestra capacidad innovadora ha cedido espacio a otras geografías. Y respeto, aquí sonrío con tristeza. ¿Respeto?

¿Quién puede respetar a un país que es incapaz de mediar con autoridad en un conflicto como la invasión rusa a Ucrania? ¿Quién puede respetar la imagen de un país cuyo presidente saliente ha perdido la habilidad de comunicarse con fluidez y autoridad? ¿Quién puede respetar a un país que ya ni siquiera puede competir de tú a tú con un gigante como China?

Liderazgo, hegemonía y respeto: están en tus manos, Mr. President.

Hoy es un gran día y no quiero molestarte con advertencias y recomendaciones. Aun así, creo necesario dejarte saber que nada te será fácil. Hasta ahora todo fue relativamente sencillo. Las causas judiciales, los atentados, los editoriales, la prensa woke o los enemigos de todo tipo te parecerán mínimos, ante el reto de reconstruir está tierra de hombres libres y de esperanza. 

El peligro no está afuera, no está en Rusia o en el terrorismo, tampoco en China o en Venezuela. Estos son retos que superarás, en los que piensas y para los que se espera de ti la firmeza de tu discurso y la diplomacia de tus palabras.

El verdadero peligro lo tienes en casa, en esos que te adulan, que se pliegan a tus pies y besan la alfombra que pisas. El peligro lo tienes en los que a última hora ponen a tu servicio sus plataformas y te visitan en Mar-a-Lago. El riesgo está en aquellos que hasta ayer te censuraban y luego ordenaron a su periódico que no endorsara a tu adversario. El peligro real te abraza en las mañanas y pronto te apuñalará por la espalda.

Demasiados egos y demasiado intereses. Todos esperan algo a cambio y muchos de los que salivan al verte no lo hacen por pasión, lo hacen como un lobo ante su presa, esperando las limosnas que le des o recibiendo de otras manos las treinta monedas de plata que sellarán su traición. No quiero llegar al punto de tener que escribirte: “Te lo dije”.

Hoy América sonríe por primera vez en cuatro años. Es cierto que recibes un país con cifras económicas alentadoras, pero depauperado en su capacidad de contribuir e influir en la comunidad internacional. Hoy recibes un país con menos inflación que hace cuatro años, pero con precios altísimos sin correlación con los salarios. Hoy recibes un país que en números parece próspero, pero cuya realidad es la desesperanza y el hastío.

No es día de lamento, sino de celebración. Hoy vuelves a ser el presidente número 45 de esta gran nación, así que perdona si te agobio con tanta palabrería.

No puedo dejar de recordarte que mi comunidad, los cubanos en el exilio, a menos de diez días de tu posesión hemos recibido el zarpazo artero de la traición. El viejo Joe, al que todo le tiembla, tuvo el pulso sereno para autorizar que las entidades represoras del totalitarismo cubano estuvieran exentas de toda sanción, dándole carta blanca a los asesinos, torturadores y violadores de derechos humanos que se ríen de nosotros a menos de noventa millas. 

Te pregunto: ¿qué harás al respecto?

Nada más. Disfruta este día y trabaja por esas tres cosas. Restauremos nuestro liderazgo, nuestra hegemonía y ganemos una vez más el respeto de todos.

Hagamos juntos esta América great again.

God bless America!

Tu Jorge.


P.D.: El original en inglés de esta carta fue enviado al correo oficial del 47º presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.





todos-los-peores-humanos-i

Todos los peores humanos (I)

Por Phil Elwood

Cómo fabriqué noticias para dictadores, magnates y políticos.