Dedicado a Virginia Ramírez Abreu
Desde hace dos noches duermo mal. Siento que mi espalda está completamente inflamada. Mis rodillas supuran y no hay nada que pueda cambiar desde acá abajo. Empiezo a experimentar la indiferencia del mundo.
Una no debe sorprenderse de que anden tantas cabezas fuera de sus cuerpos por ahí. Las cabezas se van y los cuerpos se quedan. O las cabezas se quedan y los cuerpos se van, da igual.
Me había leído como una broma colosal La tumba vertical, una novela distópica de Abel Roux. Durante la presentación, el humor se transformó en una mueca. Yo no había reparado en cuántas personas estaban implicadas en un secreto que, además, ya no era secreto.
Los de adentro y los de afuera lo sabían. Lo sabían y con la misma facilidad con la que el progenitor Delphi K, difunto primer ministro y primer secretario del Partido Comunista para la Eternidad PCE, lo hacía, echaron a un lado lo que les incomodaba. Se acostumbraron a pretender que no existe.
La tumba vertical (novela basada en hechos reales) cuenta la historia de Marcos Toberhe, un poeta rebajado, convertido en un guiñapo a causa de un poemario donde se burla de K.
K desapareció a Toberhe por más de un mes. Fue forzado a retractarse de sus escritos en la UNEAR, vestido de verde oliva, sentado con un micrófono, delante de sus compañeros.
Tienen que leer La tumba…; hay una versión en cine que se titula El caos de la tumba vertical, de Pedro Giro.
K logró tener un imperio de cabezas que regó por el mundo. Cabezas que nombró: “embajadoras de sus ideas”. Lo mismo a favor que en contra.
Hombres y mujeres. Perdón, por una cuestión de género las mujeres van primero. Un ejército de marionetas que, gracias a la ingeniería genética de K, parecen humanas.
En Agradecido como un gato, Toberhe le cuestiona su discurso: “Sus ‘cabezas embajadoras’, K, no son de ideas, sino de ideologías. Usted ha puesto a nuestra gente en la caverna”.
Roux, en La tumba…, hace un viaje por la historia de K como un ensayo de la espectacularidad de su mandato, hasta que se hizo realidad la fantasía: El narciso frente al espejo táctil. La mentira y la fabulación parieron su posverdad contra… y revolucionaria.
“¡La huelga de hambre y sed del Movimiento Mejor Generación es una farsa!”, describe Roux en uno de los capítulos de La tumba…
En menos de 24 horas, el video tenía 11 millones de visitas en MeToube.
Obsorbo ikú intori elese eleda: la muerte o cese de las funciones por tu propia cabeza.
Oturamiko: se olvidaron de los ancestros masculinos.
Orishooko: ¿Qué vamos a hacer con la comida?
Oturamiko: ara la tierra.
Y cuando sacaban los frutos, ya eran cadáveres. Cadáveres en vida. Cadáveres que salían de la tierra.
Obbeate: El gran traidor “nace la lucha del cerebro contra el cerebelo”.
Y entonces los yorubas escondieron la letra de aquel año fatídico. Hasta los santos andaban sin cabezas y las cabezas rodaban por el piso. En la asociación yoruba se hablaba bajito.
—Hay varias prendas, la más antigua es una cinta de 16 mm enterrada en la Sierra Maestra envuelta en un brazalete del M-27J.
Sierra Maestra, justo donde comenzó todo. Donde se vislumbraba el porvenir. El nuevo mundo de K.
Se rumorea que la intención de K era que las cintas permanecieran enterradas durante la construcción de la utopía y fueran desenterradas en el nuevo período: el capitalismo distópico. Pero que las prendas andan rodando. Reina la confusión.
Profundicé más en el enfrentamiento de Toberhe con K desde su asilo contrarrevolucionario. Encontré otros aspectos que no aparecen en la novela de Roux ni en El caos de la tumba… de Giro.
Toberhe escribió: “Me llevaron para Villa Aterra y me dejaban las luces encendidas. Perdí la noción del tiempo. Me metieron en una gaveta, y tenía la sensación de estar en una morgue. No dejaba de sentir frío. De repente se escuchaban voces, voces a coro que leían una serie de expedientes en apariencia delictivos que habían confeccionado contra mis compañeros escritores. En mi cabeza se quedó por mucho tiempo una frase: código Delphi K”.
Toberhe ha muerto sin descifrar el código.
—¡La huelga de hambre y sed del Movimiento Mejor Generación ha sido una farsa! ¡Ustedes no tienen una espina para combatir a la dictadura! ¡Ustedes han jugado con el mecanismo de la huelga de hambre para crear una atmósfera teatral en el mundo, en un país donde hay personas que han muerto en huelga de hambre! ¡Por eso cuando Antonio Manuel de Bronce anuncia una nueva huelga de hambre, nadie lo cree…, nadie lo cree! ¡Ustedes son exactamente la flor de la amoralidad! —gritó el científico Larel Rizo, la semilla del 2000—. ¡Basta de mentiras! El hombre nuevo de nuevo no tiene nada. ¡Delphi K fue un emperador sin tierra!
Rizo se aproximaba cada vez más al código. Saltó a la luz pública por su activismo contra la trata de animales y fue, además, el primero en describir “la nueva rabia”. Sus programas en vivo desde su canal de MeToube se hicieron muy populares.
Ocurría un fenómeno extraño. A Rizo, a pesar de estar prohibido por el Ministerio de la Contrarrevolución, lo citaban en la academia. Rizo cuestionaba el hecho de que su cabeza seguía dentro, aunque estuviera afuera.
Le escuché una vez decir que estaba muy concentrado en las ciencias en El abismo, su finca agroecológica. Quería experimentar los cruzamientos de caballos y cerdos con burros con la finalidad de mejorar la raza de los últimos.
Lo que pasó con El abismo es un episodio aparte.
La letrada Violeta Porra se sumó al debate desde su Biobook. Fue la única vez que se mostró públicamente a favor de Rizo. Y la última.
—¡Si me sale del culo, puedo acabar con la cabeza de Antonio Manuel de Bronce!
De Bronce, su líder del Movimiento Mejor Generación, se hizo famoso por cabalgar desnudo con un machete en la mano y cubierto por su propio excremento sobre un caballo blanco en el Capitolio Nacional. La embarrada de Bronce llegó hasta la cúpula de oro ruso.
Al parecer, Violeta Porra fue el primer caso de contagio en el grupo. Desde el Ministerio de Cultura de la Revolución Dentro (MCRD) salió una nota:
“Violeta Porra no es poeta. Para nosotros, poeta no es alguien que escribe todo lo que le sale del culo. Poeta es otra cosa. Es alguien que defiende a su patria, a su pueblo y a su cultura de la revolución dentro”.
Rizo fue pionero también en romper una “licencia para salir de casa”. Es un estatus anómalo con el fin de justificar un proceso judicial absolutamente arbitrario. Lo encapsularon y fue señalado por “fomentar guerras y guerrillas”.
Sin el más mínimo reparo, volvió a cuestionar, esta vez, el sistema legal. Entonces declaró públicamente “que aquello era otra farsa”. Se refería también al código Delphi K.
Rizo se adentraba en el enigma. Fue encerrado en una celda de conciencia, hasta que, al borde de su propia muerte en huelga de hambre y sed por dieciséis días, él mismo se liberó. El escándalo escaló tan alto, que la propia cabeza de Santos Rodríguez (extrovador personal de K) se salió del código y comparó a Rizo con Pablóv.
Esta sería como la cuarta resurrección de Rizo. Lo habían separado de su trabajo unas tres veces. Siempre burlaba el control y se devolvía a sí mismo a su lugar. Como si nunca se hubiese ido.
La más costosa y arriesgada experiencia, sin duda, fue la cárcel. El resultado de esta metodología sistémica en su cabeza provocó confusión. Se alejaba una vez más del código.
Su hermana estalló contra los rebeldes de Bronce en las redes sociales y publicó un escrito.
“Te odian por tu integridad. Te odian porque saben que no pueden corromperte o dominarte. Tu suerte está echada, no te dejarán sobrevivir”.
Solo quedaban las ciencias. K había enterrado la poesía. El código volvía a circular de forma clandestina. Secretos sobre secretos avivaron la fantasía política de los machos chovinistas: Delphi K.
© Imagen de portada: Montaje de Miguel Coyula.
En nosotros, Pablo
La soledad de la casa + los boleros + la amenaza de lluvia-Pablo es una ecuación demasiado difícil para resolver sola. Necesito compartir. Postear.