Bizarra sesión 53 de la cabeza de Medusa

Heme aquí en pleno estado de putrefacción, pestilente, con el cuerpo en combustión. 

Ratifico la muerte de Dios. 

Está más claro ahora que la peste es una especie de rabia. Para ser precisa, el contagio ocurre a través de las uñas. Lo que aún no se ha esclarecido es la locura. 

El agente transmisor de la peste no presenta síntomas, sino la persona que acaba de ser contagiada. 

Es muy probable que aquel doctor de piel negra y rasgos afilados, sea quien haya infectado a la mujer joven en el hospital Faustino Pérez de Matanzas.

Qué ironía, cuando mis padres se quejaron en la Dirección, por toda la iatrogenia cometida contra mí, les aconsejaron presentar una queja “formal” (que en el lenguaje burocrático quiere decir por escrito) en el Ministerio de los Derechos Humanos, que se encarga de archivar, para luego procesar, los Asuntos Inhumanos. 

Siento una profunda tristeza que no tiene que ver con mi condición actual o sí, perdón, indirectamente sí. ¿Cómo se sentirán mis padres?, ¿pensarán que estoy desaparecida?

Mis padres son como niños que no pueden funcionar en el nuevo mundo, especialmente a papá le costó entender que las misiones médicas internacionalistas sustituyeran los ideales comunistas por el confort. Afortunadamente, mis padres tienen la ayuda de mi hermano Máximo. 

El Ministerio de los Derechos Humanos se encarga de archivar y procesar los Asuntos Inhumanos. 

Gilles Deleuze reaparece en mis noches frías defecándose literalmente en los derechos humanos. En su lugar abogaba por la jurisprudencia, la reforma en el sistema de leyes. Como hizo un grupo de jóvenes marroquíes que, al calor de la Revolución Árabe, convencidos de que la protesta no llegaría más lejos, tomaron las cámaras como armas y reformaron el cuerpo legal. 

La mayor reforma que necesita este país es la humanización de su personal sanitario. Debería existir una ley que castigara el trato inhumano en los hospitales. 

Mijail Bakunin planteaba que: “Las sociedades basadas en un ideal terminan siendo deshumanizantes, mientras que las materialistas provocan la búsqueda de un ideal”. Es hora de subvertir toda lógica, dado que Dios ha muerto y el comunismo es un fantasma.

Tengo entendido que Martín Lutero, durante su rebelión, también se dio cuenta de que Dios había muerto. Pero, a fin de cuentas, ¿quién es el asesino de Dios? 

Silencio. 

Meditación. 

Reacciones convulsas. 

Fanatismo. 

Negación. 

Hechos 24:15. 

La mayor reforma que necesita este país es la humanización de su personal sanitario.

“Y tengo esperanza en Dios, esperanza que también tienen estos hombres, de que va a haber una resurrección tanto de justos como de injustos”. 

No sé por qué a veces me parece escuchar la voz de Dalia Sosa. 

Dalia Sosa experimentó una transformación curiosa. Manolo, el hijo de Manolito, refiriéndose a ella, decía: “la chivatona del edificio”. Dalia Sosa, militante del PCE (Partido Comunista para la Eternidad), se comportaba como la derecha más reaccionaria. Solo hablaba de dinero (a fin de cuentas, el Hombre no es más que “vil materia”), de la perpetuidad del Partido, de la necesidad de trabajar para seguir creando moles de concreto destinadas al turismo, aunque se incrementen los derrumbes y los muertos. 

Dalia Sosa increpaba a los negros que pululaban por el edificio y después se frotaba el antebrazo con el dedo índice, para indicar que el problema radica en el color de la piel. 

Sentí que Dalia Sosa llamaba a los vecinos desde su balcón para anunciar un nuevo viaje a Paraná y acumular más artefactos modernos. Esto parece ciencia-ficción, o una distopía. 

No es real, son mis delirios. Dalia Sosa ha muerto, fue estrangulada por su hijo Camilo, víctima de la peste. Paraná no existe. Y yo no deseo una resurrección con Dalia Sosa por vecina. 

Un viaje sin retorno: ¿la muerte o la resurrección? Me he iluminado. Puede que la idea de “la resurrección” haya nacido justamente de un viaje sin retorno. O sea, si me dejo llevar por este pensamiento diría que el comunismo también creó “la resurrección” en la Tierra. Claro, si uno tiene clara la representación del infierno. 

Solo hablaba de dinero, de la perpetuidad del Partido, de la necesidad de seguir creando moles de concreto destinadas al turismo.

“Una cacofonía”, dirán los especialistas. Es un propósito en este caso. 

En La rebelión de Atlas, a Ayn Rand solo le faltó añadir: “He salido del infierno comunista, y he resucitado en el paraíso capitalista”. Karl Marx y la revolución de los bolcheviques probaron que Dios no existe, o que también lo mataron en alguna de sus resurrecciones. 

Estados Unidos de América ofrece su paraíso en la Tierra y aprueba treinta mil visas al mes para los venezolanos, nicaragüenses, haitianos y cubanos. Necesita mano de obra convencida y que sus migrantes estén persuadidos de haber salido del infierno. 



Paréntesis o universo paralelo

[Una vez en el paraíso, al no aceptar “la vida en su dimensión trágica”, posiblemente defraudado por no encontrar la justicia en la Tierra, buscarás a Dios (aunque esté muerto), bautizarás a tus hijos, celebrarás la Navidad y serás un esclavo ejemplar.]

I, Zombi, crónicas del dolor (Reino Unido), es lo más parecido a la transformación que padece mi cuerpo. Pero a diferencia del personaje yo no tengo un espejo para verme viva, ni puedo imaginar mi reflejo muerta. 

En I, zombi el hambre apareció en forma de espasmos, como la epilepsia. La epilepsia es lo contrario de la peste. O tal vez no, porque en el caso de la epilepsia hay que evitar que la persona se trague su lengua. 

El estudiante de doctorado zombi para aliviar su dolor sale a la calle a buscar carne humana. En I, zombi… el gran dolor es el hambre. Yo por el momento no tengo necesidad ni de comida ni de bebida. Me siento plena. 

El comunismo también creó “la resurrección” en la Tierra.

¿Qué sería del mundo sin la ficción? Hoy tienen el poder los que dominaron el relato. 

Las celebridades son dioses intercambiables. Como la religión

Empiezo a sentir la fiebre. Vuelve a subir la temperatura de mi cuerpo. Debo haber incubado alguna nueva infección por la falta de higiene del Faustino Pérez. Mi orina es concentrada y oscura. 

Puede que sean delirios. Una cantante en una habitación con luces moradas dice que se ha convertido en loba y acapara titulares con su último tema dedicado a su separación. El color del misterio, pero también de la decadencia. 

La ira de una loba, diosa del olimpo, en una verdadera tragedia catalana. Deberían arder todos en el infierno de su fama. Le canta a un descerebrado, cuyo objeto de deseo más sublime es una pelota. La pelota es su fuente de luz y su sombra. 

La bizarra sesión 53 de la cabeza de Medusa en el laberinto de hombres y mujeres, mitad humanos mitad marcas. 

Mi cuerpo está sobre piedras. De las piedras venimos y a las piedras volveremos, porque la piedra es sueño. Y los sueños, sueños son… Como mi regreso de Francia, de la cuna de las revoluciones. 

Descansa en paz el primer revolucionario en su tumba de piedra. 

Después de todo, tiene su ventaja estar abajo, mirarlo todo con distancia como si estuvieras en la cima… Siempre es mejor imaginar. 

En el caso de la epilepsia hay que evitar que la persona se trague su lengua.

Ya anocheció otra vez. Hay un silencio que parece el de un templo. Desde hace algunos días no me salen ampollas. Pero he notado que mis encías o son más prominentes o se ha retirado la piel de mis labios. 

Lo que me preocupa ahora es el dolor en el cuello. que descienda por la columna. Tal vez deba salir a estirarme. Mover las articulaciones, hacer ejercicios. Es absurdo que ni siquiera tenga el impulso de levantarme. Siento lo más parecido a la relajación. Como si saliera de una meditación profunda. 

Desde que llegué aquí perdí la ansiedad, el deseo de llegar a alguna parte. Es una especie de ausencia de la vida, pero llena de vida. Creo que poco a poco me fui apartando. Como si intuyera que algo así podría pasarme. Un cataclismo. O un salto al vacío. 

Ya no siento esa perenne dualidad entre el ideal y la materia. Como no tengo ni hambre ni sed, debo entender que mi animal humano está dormido. Me concentro en el hecho de seguir siendo libre y rebelde. 




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El país del sí

Lynn Cruz

Hablo desde un lugar que, de no ser porque me aseguraron que íbamos a estar bien, diría que es lo más parecido a una tumba.






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