Prólogo a la antología Escritorxs salvajes. 37 Hispanic writers in the United States (Editorial Hypermedia, 2019)
Una antología del futuro
En diciembre regreso a ciertos films de mi niñez. No lo hago por nostalgia sino por el tiempo libre que esta época del año finalmente permite: otra vez disfruto de obras que conservo como un tesoro privado.
Uno de aquellos tesoros es The Time Machine (1960), película basada en la novela homónima de H. G. Wells, del director George Pal y con Rod Taylor como el científico que viaja hacia el futuro.
Al núcleo de ciencia ficción lo rodea una historia de amor y amistad, algo de nihilismo, mucho de fantasía, y un terror con aires a pesadilla despierta. En la última escena, Taylor, que ha vencido a los “Morlocks”—especie primitiva devenida de los humanos— regresa al pasado con una única misión: llevarse tres libros que le servirán para construir los cimientos de una nueva época.
Nunca sabremos los libros que Taylor eligió, pero el misterio seduce.
Escritorxs salvajes (Hypermedia, 2019) tiene algo de ese anhelo: es una antología que, escrita en el presente, se proyecta hacia el futuro. Reúne a una treintena de autores que en español —y ocasionalmente en inglés— ha formado un corpus creativo sumamente interesante durante las primeras décadas del siglo XXI.
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¿Latino? ¿Hispano? A veces, la palabrita/adjetivo se vuelve una etiqueta difícil de aceptar. Con el tiempo pesa menos, y uno se lo toma en gracia, ya que ser “un escritor latino (o hispano)” no es una molestia que conlleva oscuros pensamientos, al contrario, es algo mucho más fácil de entender a medida que se vive en este país: la sociedad norteamericana necesita encasillarlo todo para dejar de lado cierta paranoia que viene desde los tiempos de la Guerra Fría.
Aun así, con el cartelito sobre nuestras espaldas, también lo aceptamos por una sencilla razón: produce visibilidad.
La población hispana en Estados Unidos crece rápidamente: en el 2017 había 58,9 millones, según las últimas estimaciones del censo estadounidense. A su vez, el español se ha expandido como un agradable virus (los políticos de derecha hablarían de pernicioso…).
Pasaportes quemados
Llegué a tierra estadounidense en mayo del 2000. Para ese entonces, el único referente que un veinteañero aprendiz de escritor iberoamericano tenía al alcance de la mano era Se habla español, antología de Edmundo Paz Soldán y Alberto Fuguet que reunía autores que vivían o pasaban por el país y narraban su experiencia.
En los años siguientes el número creció de manera vertiginosa. Esta vez no solo venían a hacer posgrados, sino que las distintas olas migratorias, ahora con jóvenes provenientes de Argentina, Chile, Colombia, España, Perú y por supuesto Venezuela —sin olvidar las históricas del Caribe, México y Centroamérica— comenzaban a dibujar un mapa de la literatura en castellano impensado décadas atrás.
A pulso con los nuevos tiempos, se abrieron maestrías de Escritura Creativa en Español en las universidades de Iowa, Nueva York y Texas. Recientemente, la escritora y docente Cristina Rivera-Garza dobló el desafío e inauguró un Doctorado en la Universidad de Houston.
Trans
De la misma manera que en el nuevo milenio los géneros sexuales languidecen, por fortuna, lo mismo ocurre con los literarios. Esta antología incluye cuento, poesía, crónica, ensayo personal y novela. Muchos de los textos están felizmente contaminados de uno y otro estilo.
Toda literatura es una experiencia. Salvo un par que publicó en los 90, este libro reúne autores que en casi dos décadas hicieron una obra en tierra norteamericana: algunos describen la relación con el país extranjero en el que viven; a la vez, los escenarios se extienden por el resto del mundo.
Es decir: los escritores que ya están afincados no siguen hablando necesariamente de inmigración, indocumentados, etc. Ya lo hicieron y ahora tienen nuevas obsesiones.
Otro rasgo distintivo y acorde con el siglo XXI es la incorporación de mujeres. Subrayo: siempre estuvieron allí, pero las antologías casi no daban cuenta de ellas. Del total de 37 creadores, 16 son mujeres.
Esta obra es trans, también, por una sencilla razón: los autores son parte de esa biblioteca cada vez más grande que es la literatura escrita en español en Estados Unidos, que construye puentes con las de América Latina y España. Son creadores de varias tradiciones.
Ay remember
Me gustan las antologías, hacerlas y leerlas. En mi primera juventud en Buenos Aires solía deambular por las librerías buscando alguna gema oculta. Por trabajos de este tipo descubrí autores que de otra manera hubiera sido imposible.
Las antologías se alejan de las grandes avenidas y se adentran en la parte más íntima de la literatura.
Como señala Borges en su libro de ensayos Otras inquisiciones, la única prueba que tiene Coleridge de haber estado en el paraíso —como Taylor del futuro— es una flor.
Ojalá que este libro guarde para los lectores del presente y futuro una salvaje e irreverente belleza.
Autores reunidos en el libro
Liliana Colanzi / Pedro Medina León / Carlos Pintado / Jorge Majfud / Melanie Márquez Adams / Mariana Graciano / Anjanette Delgado / Ado (Antonio Díaz Oliva) / Ana Merino / Giovanna Rivero / Fernando Olszanski / Luis Alejandro Ordóñez / Jennifer Thorndike / Raquel Abend van Dalen / Richard Parra / Rodrigo Hasbún / Andrés Pi Andreu / Sara Cordón / Gastón Virkel / León Leiva Gallardo / José Ignacio Valenzuela / Ulises Gonzales / Alexis Romay / Gabriel Goldberg / Ivón Osorio Gallimore / Keila Vall de la Ville / María Cristina Fernández / Hernán Vera Álvarez / Grettel Jiménez-Singer / Naida Saavedra /
Xalbador García / Lizette Espinosa / Pedro Caviedes / Manuel Adrián López /
Teresa Dovalpage / Douglas Gómez Barrueta / Rey Andújar.
Librería
De la misma manera que en el nuevo milenio los géneros sexuales languidecen, por fortuna, lo mismo ocurre con los literarios. Esta antología incluye cuento, poesía, crónica, ensayo personal y novela. Muchos de los textos están felizmente contaminados de uno y otro estilo.
La sociedad contra el Estado
La violencia política no es una preocupación para los intelectuales cubanos, complicidad nunca gratuita. Lo tácito, lo anónimo pasan a ocupar el lugar de la responsabilidad y el diálogo. Secuelas de la estatizacióny la colectivización, secuelas de una política afectiva deshumanizante y, digámoslo, secuelas del totalitarismo en curso.