En vez de escribir metralla
cabría poner la lupa
en el flow de la papaya
cuando un labio se la chupa.
Pero explotar esa talla
me sabe un poco a mal chiste:
¿Cómo les quito lo triste
a mi verso y a mi prosa,
si la savia poderosa
que los nutría no existe?
Quien se queda en esta orilla
elige el sitio más malo.
La cáscara muerde el palo
y vive una pesadilla.
Quien se queda en esta orilla
llega a odiar su cubanía,
hundido en la galería
de un fotofinish vulgar
donde entran, a la par,
el muerto y la gritería.
Cortaron el pan y el agua.
Cesó el pregón del maní.
La vaca que era pa’ mí
se la ha comido una yagua.
Perdió el pico la piragua,
dejó de bailar Marieta:
presa de un cáncer vegeta
y su entorno es tan atroz
que tal parece que Dios
la ahoga mientras la aprieta.
El homicidio de Lola
ocurrió en horario ignoto
porque el reloj estaba roto
y el forense hacía una cola.
La tarde trémula y sola
parece un anochecer.
El día es un padecer.
La media noche, horripila.
Cagando sin ver la pila
te asalta el amanecer.
Genaro mató a su mula
y la metió en la nevera
que el apagón estrangula
y transforma en cagalera.
El cuarto viejo de Tula,
que nunca tuvo corriente,
combustionó de repente
cuando se quedó dormida
y hoy vaga por la avenida,
disfrazada de indigente.
Se suicidó Chacumbele.
Morón se quedó sin gallo
y Catalina sin guayo,
mientras la prensa y la tele
monologan sin desmayo.
Al desorden nacional,
la respuesta coloquial
más a mano es siempre obscena.
Bartolo enfermó de pena
porque perdió el platanal.
Quisiera poner belleza
en cada mínima frase.
Pero, contra, ¿cómo se hace?
¿Cómo ocultar, sin torpeza,
este chorro de tristeza?
¿Cómo se anima o se viste?
¿Cómo le quito este quiste
a mi verso y a mi prosa,
si la isla más hermosa
que existió, casi no existe?
© Imagen de portada: El viajante perpetuo, de Ramón Alejandro, 2002.

“Sentimos que el mundo se ha olvidado de nosotros”, una conversación con Luis Manuel Otero Alcántara
Por Coco Fusco
“Entonces, digamos que mañana salimos de la cárcel. ¿A dónde vamos? ¿A la misma Cuba o a un exilio obligatorio?”.