Hubo una Torre y sus almenas… Reina nos dejó también. Y no la culpo.

Estados Unidos y los países árabes intensifican las conversaciones para lograr un alto el fuego en Gaza y liberar a los rehenes.
En las fotografías de Izuky Pérez el reforzamiento del canon ocurre cuando nos percatamos que allí el cuerpo deviene paisaje y, al mismo tiempo, atmósfera.
Relación actualizada de los artistas e intelectuales cubanos privados de su libertad.
Mi primer encuentro con Nueva York fue decepcionante: en 1980, convivía con la pujanza consagrada por el cine y la literatura, la mugre de una palpable decadencia.
Dos mil personas encerradas en un pueblo que está en el mismo centro de una isla que también se ha encerrado en sí misma: ‘Atlántida’.
Las viejas estructuras de las escuelas Pías se resisten a desaparecer bajo las capas de la desidia en que la isla sucumbe.
Uno de los títulos de este año es sin duda ‘Cuchillo. Meditaciones tras un intento de asesinato’ (Random House, 2024), de Salman Rushdie.
En una de esas tardes de desesperación, la profesora me comenta la decisión: “Abandonaré el país, lo estoy vendiendo todo”.
’Libro de Arenas’ tiene una pulsión muy similar a la de ‘Necesidad de libertad’, pero tiene además la ventaja de que fue concebido por otros.
Si algo tienen en común las muertes y las partidas es que dejan el vacío donde hasta hace poco había vida.
Kelly Martínez-Grandal (La Habana, 1980). Poeta, narradora y ensayista. Tiene publicado los poemarios ‘Medulla Oblongata’ (2017) y ‘Zugunruhe’ (2020); y el libro de cuentos ‘Muerte con campanas’ (2021). Realizó la antología ‘Todas las mujeres (fulanas y menganas)’ (2018). Trabaja como editora de producción.
Como profesor, se ha aventurado a proponer modelos de análisis donde la pornografía no es tabú, y a favor de su normalización como parte también del cine.
A partir del 1 de noviembre en Pakistán, miles de migrantes afganos indocumentados, se enfrentan a un éxodo forzoso que suscita preocupación humanitaria.
La avalancha de videoclips que provocaron los accidentados y populistas festejos por el medio milenio de La Habana, terminan reduciendo la tan llevada y traída cubanía o cubanidad a una panda de fantoches danzantes adictos a la adrenalina, la testosterona y el estrógeno, que fluyen a mares en las paroxísticas cumbanchas.
“Produje mi obra al mismo tiempo que ellos, pero no creo pertenecer a la generación de los noventa. Tampoco creo ser el representante más importante en el campo de la escultura y el dibujo de esa generación, como lo escribes, no creo ser representativo de ella: los textos críticos y las exposiciones lo muestran”.