Sería en esa perspicacia, en ese olfato de perro pavloviano, donde único se conserva la cubanía, si es que aún existe esa glándula.

Sería en esa perspicacia, en ese olfato de perro pavloviano, donde único se conserva la cubanía, si es que aún existe esa glándula.
Nayib Bukele obtiene una aplastante victoria en las elecciones de El Salvador, con un 85% de los votos antes de los resultados oficiales.
“La guerra psicológica en curso es un esfuerzo de colaboración entre los servicios secretos rusos y cubanos”.
El ODC denuncia la manipulación y el lavado de significado de los Derechos Humanos en Cuba.
Para nosotros, el mar es la ruta de una esperanzada desesperanza.
En el corto-medio plazo, Venezuela será libre o será totalitaria a nivel castrista. Occidente debe apostarlo todo a la primera opción.
“Cuando llegué a Miami hace un año, me vi flotando. No tenía casa, no tenía documentos, no tenía trabajo, no tenía dinero, no tenía amor y no tenía país”.
Yo era Elena en ‘Corazón azul’. Me encontraba ante las ruinas de una isla. Por fin dejé de matarme. Ya no podría volver a interpretar a Ofelia.
Con su técnica excelente y su goce singular de pianista acuariana, Diana Carbonell Avtodiychuk genera una danza con sus dedos.
El tono menor de la escritura trash como narratura: su ruidito, su marquita, su basura, su caos, su atravesamiento.
Una invitación a extender el espacio de la comunicación y la creación más allá de las cuatro paredes del estudio de artista.
¿Cómo es posible que ‘El caso Padilla’ ande por festivales de cine y sus protagonistas no estén hablando de la sensación que produce verse tanto tiempo después?
Al interior de las celdas continúan ocurriendo sucesos criminales a los que nadie presta atención: la necesidad sexual habrá de ser satisfecha contra todo precepto.
Un documental gélido y doloroso, estático pero bullente, extrañado y triste: Cuba dejó de ser algo posible hace sesenta y dos mil milenios.
Lewiston, Maine, conmocionado tras un trágico tiroteo que deja 16 muertos y decenas de heridos. Las autoridades inician una persecución del sospechoso, Robert Card.
Su motivación era solo una: lograr que Cuba fuera un país más justo. En medio de la madrugada, cuando todos dormían, la vigilante se colaba por la ventana, agarraba una almohada y se subía encima de alguno de los corruptos que sobraban en el ambiente: un viceministro, un director de empresa… Y los dejaba sin aire. Los ahogaba.