Diré que —como mucha gente— yo nací en La Habana. Aclararé, además, que la ciudad donde vine al mundo ya no existe.
Diré que —como mucha gente— yo nací en La Habana. Aclararé, además, que la ciudad donde vine al mundo ya no existe.
Cientos de migrantes haitianos han llegado a Chiapas, el estado más meridional de México, desafiando los recursos locales.
Tragedia en Gaza: Una explosión en el Hospital Árabe Al-Ahli se cobra cientos de vidas y rompe los acuerdos diplomáticos horas antes de la visita del presidente Biden a Israel.
AP: “El primer atleta transexual de Cuba muestra los progresos y los retos a los que se enfrentan las personas LGBTQ en la isla”
The New York Times: “No se puede esperar que los votantes ignoren lo que fue evidente: Biden no es el hombre que era hace cuatro años”.
The New York Times: “Si el presidente Biden se planteara seriamente abandonar la carrera, la primera dama sería la figura más importante, aparte del propio Biden, para tomar esa decisión”.
The New York Times: “Puede utilizar su verdadero superpoder: será una implacable fiscal del clarísimo caso político contra Donald John Trump”.
The New York Times: “Los demócratas tienen la obligación política de elegir al candidato con más probabilidades de ganar. Esto se convierte en una obligación moral”.
Nunca supe por qué me buscó. Quizás por el miedo o la soledad en que vivía. Tal vez porque parecía un cura con mi calva. O un tipo asexual, por haber perdido cuatro dientes.
‘Perpetuidad’ es una entrega de la serie ‘Cosa seria’, una columna de opinión del artista Omar Santana, en ‘Hypermedia Magazine’.
“Yo le dije a Axel lo que quiero que ponga en mi tumba. ‘Aquí está la gozadora, la que gozó y la que sigue gozando’”.
A la Comunidad Artística Internacional:
Somos cubanos que trabajamos en la cultura y llamamos a la NO participación en la XIV Bienal de La Habana.
A algunos les sorprenderá o, incluso, les chocará que rechacemos el evento artístico más importante de nuestro país; un evento que ha dado a tantos artistas cubanos la oportunidad de compartir su arte con el resto del mundo.
La primera vez que vi una eyaculación no fue en una manoseada revista pornográfica, ni en una postal ‘vintage’. Fue mi propia eyaculación a los diez u once años, tras un juego del cual nadie (absolutamente nadie) me había hablado.