Más conocido por sus novelas, y sobre todo por una de ellas, el atormentado Malcolm Lowry dejó también algunos poemas notables, publicados póstumamente. Su método poético no era muy diferente del que empleaba para la prosa: se emborrachaba y dejaba que sus pensamientos y su imaginación fluyeran libremente. Se dice que cuando sólo estaba achispado era un tipo divertidísimo: tocaba el ukelele, era buen tenista y jugador de ping pong, le encantaba la lucha libre. Este poema lo escribió durante la Segunda Guerra mundial, mientras vivía con su segunda esposa, la abnegada Margerie Bonner, actriz y escritora, en una cabaña de playa cerca de Dollarton, en la Columbia Británica. No cuesta mucho reconocer el apacible paisaje de la Costa Oeste, con águilas y charranes, también llamadas «golondrinas de mar» (un pájaro migratorio de pico y patas rojas, con la cola ahorquillada, que Cristóbal Colón, en su Diario de a bordo, llama «garjao»).
Atrás habían quedado los turbulentos días mexicanos de Lowry. Trabajaba en una de las tantas versiones de Bajo el volcán, finalmente publicada en 1947. Pero seguía bebiendo sin parar porque sólo el alcohol lograba calmar su miedo. El tema del poema es más bien una apuesta, algo que se cumple mejor en la página que en la vida. Porque la felicidad siempre viene acompañada por la incómoda pregunta sobre su duración. Etimológicamente, anuncia ya una duda: es la suerte favorable e impredecible, como un golpe de viento (protagonista semi secreto de este poema). Happiness viene de happen, suceder de improviso, como una brisa fresca que nos da en la cara. La vieja polémica filosófica entre la idea griega de la felicidad, ευδαιμονία, que resulta de cierta disposición (pasiva) del alma, y la felicidad como Glückseligkeit (Kant), satisfacción activa y permanente de nuestras inclinaciones y apetencias, plantea un serio dilema para un poeta alcohólico. Que suscribe la primera versión solo después de cumplir con la segunda. Esa fue la guerra de Lowry, y la perdió, ahogado en su propio vómito, el 26 de junio de 1957. Pero antes, en una de las pausas o armisticios de esa batalla, dejó esto escrito:
Felicidad
Montañas azules con nieve y agua azul, revuelta y fría,
un cielo agreste, repleto de estrellas
y Venus y la luna creciente sobre el alba.
Gaviotas que persiguen la lancha contra el viento,
árboles con las ramas en el aire enraizadas;
sentado en mi cabaña al sol del mediodía
con la sombra furiosamente humeante de la chimenea –
las águilas planeando con el viento,
y los charranes volando en su contra,
una nueva marca de tabaco a las once,
y mi amor que regresa en el bus de las cuatro:
Dios mío, ¿por qué nos diste todo esto?
Happiness
Blue mountains with snow and blue cold rough water –
A wild sky full of stars at rising
And Venus and the gibbous moon at sunrise.
Gulls following a motor boat against the wind,
Trees with branches rooted in air;
Sitting in the sun at noon
With the furiously smoking shadow of the shack chimney –
Eagles drive downwind in one,
Terns blow backward
A new kind of tobacco at eleven,
And my love returning on the four o’clock bus –
My God, why have you given this to us?