El escritor catalán (y traductor del polaco) Xavier Farré me llamó la atención el otro día sobre una serie de sonetos del poeta de origen húngaro, aunque residente en Inglaterra George Szirtes, a quien lleva tiempo leyendo y comentando. Los sonetos, ciertamente notables, me parecieron difíciles de traducir sin sacrificar sus virtudes, pero en el último mes el propio Szirtes ha dejado estos tres poemas en su cuenta de Twitter, cuya versión intento aquí.
Por cierto, el de oteador u observador de trenes (train spotter) es un hobby bastante corriente en Reino Unido. Hasta tal punto que, por extensión, se llama trainspotter a cualquier seguidor obsesivo de una afición minoritaria.
Lo que llamábamos naturaleza
no era nuestra amiga. Flores brillantes
recogían sus faldas rojas.
Altos árboles sacudían sus ramas
sobre nosotros. Nubes blancas formaban formas oscuras.
Éramos jardineros
quintacolumnistas, espías
para poderes no identificados
alineados con la naturaleza
pero no sus amigos.
What we called nature
was no friend to us. Bright flowers
gathered their red skirts.
Tall trees shook branches
at us. White clouds formed dark shapes.
We were gardeners,
fifth columnists, spies
for unidentified powers
aligned with nature
but no friend to it.
*
A la muerte le gustan sus registros.
Funciona como un observador de trenes
que mira desde los puentes.
Los trenes corren bajo
el puente. Van medio vacíos.
Las estaciones de provincia
están en silencio con andenes
desiertos. La gran estación final
es un hangar vacío
esperando llenarse.
Death likes its records.
It works like a train spotter
watching from bridges.
The trains run under
the bridge. They are half empty.
The country stations
are silent with bare
platforms. The great terminus
is a bare hangar
waiting to fill up
*
La orden de liberación
Cuando las puertas finalmente
se abrieron hubo regocijo.
Fue como un nacimiento.
Lo milagroso
llevaba su mejor vestido y cantaba
con una voz alta y pura.
Y estaban los sueños
guardado en el armario.
Ahora fueron aireados
como una colada perdida hace tiempo.
The order of release
When gates finally
opened there was rejoicing.
It was like a birth.
The miraculous
wore its finest dress and sang
in a pure high voice.
And there were the dreams
stowed away in the wardrobe.
Now they were brought out
like long lost washing.