Entré a Facebook y Messenger. Un mensaje de Carlos Aguilera con un enlace a in-CUBAdora, y leo: Premio Franz Kafka de Ensayo / Testimonio 2022: Lynn Cruz: ‘Crónica azul’.
Arte
Colección Treger Saint Silvestre: lecciones en rojo y gris
Nos encontramos ante una muestra donde se respiraba en la actitud artística la intención humilde de poner la otra mejilla. Desde una estética de la precariedad y en la disposición de crear como coraza ante circunstancias frustrantes.
¿La Muestra ha muerto? ¿Viva la Muestra?
Para cambiar el ICAIC tiene que cambiar todo el país. Y eso no sucede aún, en medio de esta larga agonía del poder, que no acaba de morir para que el futuro llegue y salve a la nación.
Los cinco primeros minutos
Las protestas acontecidas en New York (2011) sirvieron de telón de fondo para que Miguel, animado por Ron Blair (Sergio en ‘Memorias del desarrollo’) obtuviera extras gratis y añadiera valor de producción a la película.
Héctor Onel Guevara: El ‘statement’ muere y nace en el mismo gesto
“El ejercicio del ‘statement’ es de una complejidad cercana a la de una obra en sí”.
Estreno en Moscú
Alisa Pakomova nos traducía. Hubo un momento perturbador, casi a la hora de la despedida. El taxista dijo: “Ustedes dicen sí a todo, suerte que no queríamos envenenarlos. Habría sido muy fácil”.
(Re)movidos
En este encuentro, los autores se desprenden de la cotidianeidad que los envuelve y comparten en sus piezas ese lado íntimo, sincero, que se sustenta en los orígenes, sin caer en clichés coloniales ni tópicos insulares.
Amanda Laurent Santana Rizo: “Tengo incluso la cara tatuada”
“Es más común ver personas de diferentes generaciones tatuadas, aunque todavía quedan muchos prejuicios en Cuba; sobre todo a nivel institucional”.
‘Maidan’ y ‘Donbass’, prólogos de la invasión a Ucrania
Cuando se lucha por la vida, todo lo demás se olvida. Un escenario bélico termina convirtiéndose en un juego de depredaciones, abyecciones, aberraciones, atrocidades y estupideces sin bandera.
José Ángel Vincench y la incomodidad de lo aparente
La obra de José Ángel Vincench a inicios de la década del 90 parecía orientarse a la abstracción, su idea no era arraigarse como pintor abstracto —aunque tampoco ello quedaba descartado—, sino actualizar y redireccionar experiencias antes compartidas sobre la abstracción en Cuba.