Quienes ya escribíamos diarios antes de la pandemia hemos sentido, por supuesto, la tentación de volver a hacerlo. Pero la he resistido, y solo me permití la columna de ‘Hypermedia Magazine’: “Poesía en cuarentena”. La costumbre de traducir un poema cada día ya la tenía; solo traté de que ahora viniera al caso.
Escritorxs en Pandemia
Con motivo del año que llevamos de Covid-19, Hypermedia Magazine conversa con un amplio grupo de escritores cubanos.
Ya nada será igual, mucho menos la literatura
Escribo con la misma indisciplina de siempre, mi oficio es alterado por las urgencias que cada día tienen peores nombres, sobrevivir en múltiples caos, la economía maltrecha, los desastres de salud, salir a la calle al canibaleo nacional, dormir y despertar en una misma pesadilla.
Siempre ando recluso
Autores vueltos a visitar: Sebald, Bataille, Lovecraft. Emily Brontë, Lucius Shepard, Ihara Saikaku, Gabrielle Wittkop, Antonio Lobo Antunes, Ken Liu, Thomas Ligotti. Leí por primera vez a Ryu Murakami, Sylvain Saulnier y Toni Bentley. Descubrí los cuentos de Lucia Berlin y los libros de Mircea Cartarescu.
Meterle al ‘stop’ poco a poco
Sigo escribiendo después de tener pensado y repensado un proyecto, y sigo con las mismas obsesiones y las mismas palabras de los últimos años. Lo que sí cambió fue cierto ánimo, cierto choque de energías, cierto desborde que en mi caso está relacionado con cierta soledad y cierta concentración.
El cerdo en el instante de la puñalada
Sin discusión, he leído más. Es bueno aclarar que he leído más en comparación con los últimos quince años, digamos. Porque el ritmo de lecturas de mi juventud, incluyendo la excitante época de Diáspora(s), ha sido imposible de superar o mantener el resto del tiempo.
Intimidad
Describir un día de mi vida de escritora no es intimidad. El día de una escritora sucede cuando encarcelan sin razón a otra escritora. En ese momento tiene lugar un íntimo desgarramiento que es más importante que cualquier oficio relacionado con las letras y los mitos y la literatura y esto de ‘Escritorxs en pandemia’.
Mi escritura siempre ha estado condicionada por el terror
A veces pienso en cómo la pandemia ha cambiado el juego, en la futilidad de toda escritura si los chinos o los rusos deciden envenenarnos. Medito en cómo este virus ha sido una advertencia, un anónimo metido por debajo de la puerta. Entonces siento terror.
Estoy a la altura de un siboney o un taíno
Siento que estoy a la altura de un siboney o un taíno cuando salgo con la mochila y una maleta con ruedas a recolectar o cazar. Lo bueno de ser un siboney o un taíno que apenas cuenta con tisanas, emplastos y tres o cuatro medicamentos, es la posibilidad de montarme un areíto en la noche con mi esposa.
Escribir es cazar
Como soy graduado de Química, trato de indagar en la ficción-ciencia de esta nueva enfermedad. Trato de ver qué está pasando ahí “dentro”, donde hay ciertas armonías inarmónicas, secretillos, pozos, exclusas y hasta jardincillos de belleza e impiedad.
Calcinado por la realidad
Últimamente me ha dado por sustituir parte del horario de trabajo vespertino por algunos capítulos de ‘The Walking Dead’. Debe ser que estoy calcinado por la realidad, mientras parece que el subconsciente, apocalíptico y tendencioso a la vez, está tomando el mando de las cosas.