Podría ser La Lupe, poco antes de exiliarse hacia su ‘larghetta e spiritosa’ conversión evangélica. O Daisy Granados, que apenas estrenaba su carrera como diva del Titóntalitarismo insular. En cualquier caso, es idéntica a una de esas ninfas analfabetas que pululan por las novelas trestristestigresinas de Guillermo Cabrera Infante.
Narrativa
Los Marlins de Marianao
Fidel mandó a parar la diversión de la democracia. Y los cubanos caímos bajo el peso del deber de la dictadura.
Texas on My Mind
Ahí lo vemos de nuevo hoy. Fidel Castro libre y joven para siempre. Actuando para las cámaras y micrófonos, ahora nada menos que en Texas, en la primavera de 1959. Abril es el mes más amable.
Cambio de cabeza
Lincoln, disfrazado de verde olivo, debería reposar dentro del cambolo sacro de Santa Ifigenia. A su vez, bien pudiera ser el comandante confederado Fidel quien se sentara en el mármol magno de Washington, D. C.
Escriba y lea
La historia de la Revolución Cubana no es la historia de la Revolución Cubana, sino la crónica de una traición que empezó con una invasión militar.
Pájaros de fuego
“La historia es como el alquitrán impregnado, pero dentro, en algún lugar del pecho y duele mucho”.
L.Q.Q.D.
Estos son los momentos maravillosos que después desaparecen, sin dejar ni trazas, en esa matemática maléfica que llamamos todavía, por inercia ideológica, ‘nuestra memoria nacional’.
Baikal
En la foto, el osezno hace lo que puede para ofrecerle resistencia a Fidel (como si eso fuera posible). Pero, Fidel, en cambio, parece medio apencado de su mascota (como si se tratase de un atentado o de un arma biológica).
El tatuador
“La estética lo va camuflando todo, saber que en ese justo lugar, debajo subyace la agresión, el dolor, la humillación. Hace que el tatuaje no sea solo un mero adorno”.
Hecho Hildita, señora, hecho Hildita
Es un gran momento para la nación cubana. La muerte impera rampante, como renovación espiritual. El fascismo en Cuba se llamó Fidelidad.