Estaba enfrentado a mi enemigo, y era un hombre bueno.
“¡Yo soy el materialismo histórico encarnado, so imbécil! —quería gritarle—. ¡Atrévete a tocarme, y tus argumentos se desvanecerán en el aire!”.
Este texto forma parte del libro El compañero que me atiende (Hypermedia, 2017).