La bandera no es una isla

Aniette González, una madre cubana, está presa por hacerse fotos con la bandera. El mismo pedazo de tela que le pertenece por derecho desde que nació en este país. La misma bandera a la que le juró una consigna cuando niña. Sin embargo, Aniette está presa.

Lo curioso es que aún hay personas en la Isla que ven la noticia de una mujer presa por hacerse fotos con la bandera y creen que es mentira, que es otra patraña del enemigo para derrumbar el proyecto socialista cubano. También están quienes saben lo que viene sucediendo en el país desde hace décadas y, simplemente, viran la cara, no vaya a hacer que les toque una pizca de represión por estar mirando las fotos en Facebook. 

Lo peor es que, mientras se debaten en aceptar o no la prisión de Aniette, no se cuestionan ni un segundo por qué continúa existiendo un proyecto socialista en construcción desde hace sesenta años sin más logros que el enriquecimiento de la cúpula militar, los módulos de comida repartidos por donación, la fuga migratoria más grande de su historia y un montón de hoteles vacíos. Cuba, en realidad, no es ningún paraíso. 

Según el régimen cubano, Aniette González está presa por ultraje a los símbolos patrios. Una ley que aprobaron para poder contener los performances artísticos de Luis Manuel Otero Alcántara; quien fue arrestado durante el estallido social del 11 de julio de 2021 y condenado a cinco años de prisión, entre otras cosas, por ultraje a los símbolos patrios. 

Aniette González está presa por ultraje a los símbolos patrios.

Al régimen no le agrada que la oposición use los símbolos de la nación para hacerle resistencia al poder. Por eso decidieron hacer una ley para usarla como medida represiva contra el pueblo y, de paso, apropiarse de una bandera que pertenece a todos.

Aniette está presa porque la dictadura se aprovecha de lo que sea para someter a un pueblo que todos los días juega a la ruleta rusa, mientras se debate entre seguir aguantando, coger la calle o montarse en una balsa. Para nadie es un secreto que vivir con ese sentimiento no es vivir. La resistencia de este pueblo se debe más que nada al adoctrinamiento, al terror, al miedo. 

No cabe en la cabeza que alguien pueda estar preso por hacerse fotos con la bandera de su país y postearlas en Facebook. Aniette, más que por usar la bandera, está presa por hacer un post en Facebook. Bien pudo hacerse las fotos y quedárselas para ella, compartirlas con sus seres queridos. Pero la cubana, valiente, las publicó en una red social. Eso detonó la sensibilidad represiva de un régimen que vive con los nervios de punta porque el tiempo se le está acabando.

Es orwelliano, un disparate, una aberración, que alguien esté preso por hacer un post en Facebook, más si esa publicación son simples fotos con la bandera cubana. No tiene justificación que los “revolucionarios”, esos pioneros moncadistas que se empacharon con el buchito en la escuela, salgan enseguida a vociferar y a aplaudir una acción tan terrorífica como la de llevarse presa a Aniette por “ultrajar” la bandera. 

No hay nada que justifique el terror.  

Aniette está presa por hacer un post en Facebook.

La parte más triste es que Aniette, con sus fotos, le estaba rindiendo un homenaje bellísimo a ese pedazo de trapo que es la bandera cubana. Con sus fotos, reflejó el dolor que sufren los cubanos por algo tan aberrante como lo es la continuidad. 

Aniette no puede estar presa. De ninguna manera debe esa patriota estar en una prisión. Menos por un acto tan simbólico como el de retratarse con la bandera de su país.

Cabría preguntarse qué piensan los países democráticos cuando les llega desde Cuba una noticia así. De seguro ponen el grito en el cielo y agradecen haber tenido el coraje de defender los valores de la democracia cuando tuvieron la oportunidad. Por eso usan sus símbolos nacionales y los comercializan sin prejuicios, porque da gusto que las personas los usen en la calle y, de paso, se alejan del nacional-socialismo.

¿Pero qué sabrá de eso el régimen cubano? Lo de ellos es mantener la censura y el control en la Isla a toda costa. Para ocultar la decadencia de una revolución tan frágil, necesita llevar a la cárcel, por hacerse fotos, a una madre cubana. 

Los fascistas estarían muy orgullosos.




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