Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia

El jueves 30 de diciembre, casi a las cinco de la tarde, Cuba se enteraba a través de directas en Facebook de la celebración en Santa Clara del encuentro entre varios activistas y familiares de presos políticos de Villa Clara, en la iglesia bautista ubicada en la calle Segunda del Reparto Vigía.

El encuentro fue organizado y convocado, con mucha gracia y criollez, por cierto, por la familia de Andy García Lorenzo, uno de los presos políticos del 11J más conocidos gracias a la constante labor de denuncia de su hermana Roxana. Ella, sus padres, su esposo Jonatan y su respectiva familia, concertaron el encuentro amparado por la comunidad cristiana a la que pertenecen, para que entre todos nos ofreciéramos compañía espiritual en los días aciagos de fin de año, cuando más pesan el plato faltante en la mesa de quienes tienen un familiar preso y la soledad del disidente nuevo.



Familiares de los presos políticos Maykel Armenteros Orama, Yilian Orama, Geobel Manzo, José Rodríguez Herrada, Javier Delgado Torna, Alexei Martínez Rojas, Demis Valdés Sarduy, Yunior Iglesias Velázquez, Loreto Hernández García, Donaida Pérez Paseiros, Randy Arteaga, Andy García Lorenzo, y del activista Victor Ruiz.


Hace poco más de un mes me visitaron Roxana y Jonatan para contarme que Andy quería que su familia le llevara más comida para poder compartirla con otros compañeros. Se les había ocurrido la idea de pedir donaciones a todo aquel que deseara ayudar a que otros presos de Santa Clara pudieran recibir el saco quincenal; sobre todo aquellos cuya familia se había desentendido de ellos. Este saco de alimentos tiene un costo aproximado de 2 000 pesos y el difícil momento que sufre la familia cubana en materia económica hace que no todos puedan recibirlo. Recuérdese que la orden de combate del gobierno cubano el 11 de julio se ejecutó con mayor rigor contra los que el propio Miguel Díaz-Canel llamó “marginales”, que no son más que aquellos más humildes.

Unos días después, con cuentas habilitadas en PayPal, en criptomonedas, tarjetas en MLC y en CUP, hacíamos la primera directa para anunciar esta iniciativa, con la ilusión de que se replicara en otras partes de Cuba; cosa que lamentablemente aún no ha sucedido. Estamos seguros de que la legitimidad de ser ellos mismos familiares de un preso político, conocedores de las vicisitudes de las familias y los propios presos, hará incuestionable el recibir dinero de cubanos solidarizados con esta causa.

Estas donaciones de cubanos de dentro y fuera de la Isla fueron precisamente las que permitieron que el encuentro fuera amenizado con una cena cubana elaborada por la familia de Jonatan, una vecina de la comunidad y los activistas Victor Ruiz y Omar Mena. Asimismo, permitieron que se cubrieran los gastos de transportación de los familiares de los municipios aledaños (Camajuaní, Placetas y Caibarién) que también asistieron; así como el regreso a sus casas de los familiares y activistas de Santa Clara que no tenían transporte propio.

Unos días antes, Jonatan publicaba en el grupo de Facebook Ayuda a los valientes del 11J, en el cual transparentan el dinero recibido y su uso, una encuesta donde consultaba a los donantes si estaban de acuerdo en utilizar sus donaciones para propiciar este encuentro. Fueron 65 votos, todos a favor. El gasto total fue de 13 070 pesos, según su publicación del 31 de diciembre. 

Cada centavo valió la pena. Se podía sentir en la sonrisa de Barbarita Isaac, madre de Lisdany y Lisdianis Rodríguez Isaac; en los rostros agradecidos de María Josefa Orama, madre de Maykel Armenteros Orama, Yilian Orama, y suegra de Geobel Manzo, de Aleida Rivera, madre de Randy Arteaga; se podía escuchar en el correteo escandaloso de los hijos y nietos de los presos políticos y de los activistas.

La represión de la policía política a los organizadores y participantes de la actividad era de esperar e imposible de evitar. En ese sentido, la familia de Andy y los pastores insistieron en el carácter religioso de la actividad y en su pertenencia a la comunidad cristiana, que ese día, además, quería invitar al camino de la fe a todos aquellos familiares que quisieran encontrar consuelo en Cristo.

Una vez llegaron los invitados de Placetas, comenzaron las actividades en el templo con unas palabras de bienvenida de Roxana y Jonatan, seguidas de su lectura del salmo 37, que habla de la necesidad de mantenerse firme en la fe en Dios ante las injusticias de los malvados. Luego Pedro cantó una canción y seguidamente el pastor ofreció un sermón sobre el amor de Dios a Jesús y a los hombres, y cómo interpretarlo en función de la situación por la que están pasando los familiares de los presos políticos.

Desde que tuve conocimiento del caso de Andy, hijo de una líder religiosa como lo es su madre, Tayri Lorenzo, me esperanzó el posible papel unificador que podrían jugar las iglesias protestantes al apoyar a los familiares de los presos políticos. Estas iglesias profesan el amor a Cristo, que es en definitiva el amor a los hombres por los que padeció. El sermón evangelizador del pastor y el hecho de que la comunidad cristiana del reparto Vigía, en Santa Clara, haya prestado su templo para acoger a “los perseguidos”, renuevan mi optimismo. 



Madre del preso político Randy Arteaga, y familiares de Demis Valdés Sarduy, Yunior Iglesias Velázquez, Loreto Hernández García y Donaida Pérez Paseiros.


Al terminar la actividad en el templo, pasamos todos hacia la segunda planta para cenar en la terraza. Mientras nuestros anfitriones servían los alimentos, aproveché para conocer y hacerle saber a mi audiencia la actual situación de los presos políticos a través de sus familias; cosa que se dificulta mucho por cuestiones como el limitado servicio a Internet de los familiares o el hecho de que muchas veces no cuentan teléfonos que les permitan participar en una directa. 

Así se conoció sobre la situación de Magdiel Rodríguez García, de Caibarién, acusado de atentado, desorden público y desacato, con petición fiscal de 8 años, cuya esposa dio a luz hace tres meses y aún no ha podido conocer a su bebé ni tampoco ha podido ver a su otra hija de 19 meses pues, a diferencia de otros familiares, no le permiten llevar a sus hijos a las visitas. 

Se contó además la delicada situación de los placeteños Loreto Hernández García y Donaida Pérez Paseiros, ambos enfermos y con petición fiscal de 8 años de privación de libertad. También de Placetas se escuchó del caso de Yunior Iglesias Velázquez, trasladado hacia la prisión de Manacas sin explicación alguna, en el extremo opuesto de la provincia, quien, según refiere su esposa, se encuentra delicado emocionalmente por la situación que tiene en casa con sus hijos y su padre enfermo, y a quien le prohíben en la prisión comunicarse con otros presos que no sean los que “ellos” (agentes de la Seguridad del Estado) han designado.

Se escuchó el testimonio de la esposa de Demis Valdés Sarduy, con petición fiscal de 6 años, quien cuenta que su esposo es cardiópata y hace poco hizo una huelga de hambre de diez días para exigir atención médica por tener problemas con su marcapasos; la cual le habían negado a pesar de estar en la prisión de Guamajal, en Santa Clara, ciudad donde está ubicado el hospital cardiovascular.

El momentos más emotivo fue el agradecimiento antes de cenar, que casi me pierdo por estar escuchando al padre de Andy, emocionado por haber podido propiciar este encuentro, y la tomada de manos de la cual no pude participar por estar en mi rol de “periodista ciudadana”. Las directas de ese día en Facebook me parecían tan importantes como el evento mismo: esta iniciativa, como la solicitud de ayuda para hacerle llegar a los presos políticos el saco quincenal, debe conocerse entre los familiares de otras localidades e inspirarlos a reunirse, a abrazarse en su dolor. La institución cristiana demostró el pasado 30 de diciembre su voluntad de acoger a los familiares de los presos políticos cubanos y es una oportunidad que no puede ser desaprovechada.

Al finalizar la cena, otro pastor más joven ofreció unas sentidas palabras de agradecimiento a los participantes, que al día siguiente no pude dejar de replicar. También calaron en Victor Ruiz, que las mencionó en su directa en Facebook sobre el encuentro. El pastor comentó la preferencia de Dios por los perseguidos y la dicha que significa estar cerca de ellos, que al final es estar más cerca de Dios.

El encuentro no transcurrió sin la represión de rigor por parte de los agentes de la Seguridad del Estado al servicio del Gobierno, a pesar de que la familia de Andy García fue muy discreta al enviar las invitaciones y en su coordinación. Las familias de Placetas tuvieron una vigilancia amenazante en la terminal del pueblo mientras esperaban el transporte para Santa Clara y durante el evento le contaron a los familiares de Loreto, a través de una llamada telefónica, que tenían vigilancia en las afueras de su casa. Igual alrededor de la iglesia. 

El rapero Omar Mena y su esposa Leidy Laura Hernandez fueron amenzados con ser arrestados si asistían al encuentro. A la Seguridad del Estado cubano le aterran estas reuniones, pues reconoce que el capital político fundamental para el cambio en estos momentos en Cuba se encuentra en los cientos de familias a las que le han robado hijos e hijas, esposos y esposas, padres y madres, apoyados por una sociedad civil que se dio cuenta de lo mismo, y que planea acompañarlos y guiarlos porque, además, es auténticamente solidaria.



Al encuentro asistieron los familiares de los presos políticos Andy García Lorenzo, Lisdany y Lisdianis Rodríguez Isaac, Maykel Armenteros Orama, Yilian Orama, Geobel Manzo, Alexei Martínez Rojas, Demis Valdés Sarduy, Yunior Iglesias Velázquez, Loreto Hernández García, Donaida Pérez Paseiros, Randy Arteaga, Magdiel Rodríguez García, Javier Delgado Torna y José Rodríguez Herrada, junto a los activistas Victor Ruiz, Leidy Laura Hernández, Omar Mena, nuestras familias y Saily González Velázquez.


El pasado 30 de diciembre los activistas y los familiares de los presos políticos de Villa Clara despedimos el año con la promesa de encontrarnos periódicamente, de no dejarnos solos en esta lucha que tanta unidad y fuerza precisa, por la liberación de los cubanos más valientes que hoy se encuentran presos por salir a las calles a ejercer un derecho humano fundamental.

Aún reflexiono sobre cómo fue posible que la Seguridad del Estado permitiera, en su terror a un pueblo unido ante la injusticia, este encuentro. No tengo otra respuesta que el funcionamiento de la presión que se ha estado ejerciendo desde instituciones internacionales como el Parlamento Europeo, que condenó el pasado 16 de diciembre las violaciones a los derechos de libertad de expresión y de reunión pacíficas en Cuba, motivado por el sostenido trabajo de denuncia de la sociedad civil cubana. 

La denuncia ha estado acompañada de activismo y accionas de civismo que en Cuba son, además, hechos de desobediencia al poder, como este ejercicio del derecho a reunión expresado en el artículo 56 de la Constitución de la República de Cuba que a lo largo de los años se ha intentado coartar por los órganos represivos al servicio de la dictadura cubana.




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