Entre los días 20 y 27 de julio la organización The People’s Forum hospeda en su sede neoyorquina una semana de “Arte cubano y Revolución”. El evento celebra los “65 años de instituciones culturales cubanas claves (…): la Casa de las Américas y el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos”. Durante el festival, se proyectarán películas cubanas y se conmemorará el aniversario 71 del ataque al Cuartel Moncada, enunciado en el programa como “la chispa de la Revolución cubana”.
Poster promocional, The Peoples Forum (2024) / Imagen: Web.
The People’s Forum: desinformación y propaganda autoritaria
The People’s Forum trabaja estrechamente con individuos y organizaciones socialistas y de izquierda radical, con los que promueve y organiza diferentes proyectos de activismo político, económico y social. Con un presupuesto fiscal $ 15.026.419 (año 2019) ofrece plataformas y estructuras organizativas a grupos y movimientos que se alineen con los “valores y la misión” del Foro y que no promuevan “el capitalismo/imperialismo”.
Sin embargo, una de las líneas activistas más fuertes del Foro es la promoción de autocracias como China, Irán y Rusia. En esa dirección, se pronuncia activamente contra las condenas internacionales a estas naciones por su actuar antidemocrático, y ha divulgado, por ejemplo, la política del Partido Comunista de la nación asiática, fundamentalmente a través de charlas del historiador marxista-leninista Vijay Prashad.
Conferencia de Vijay Prashad en The People’s Forum (2021) / Imagen: Youtube.
Otra vertiente igualmente fuerte es la expansión de la propaganda de la Revolución cubana. En junio pasado, una brigada del foro bajo el nombre Let Cuba Live, compuesta por activistas anti-embargo, visitó altas instancias políticas en Cuba y sostuvo un encuentro con el gobernante Miguel Díaz-Canel. Bajo declaraciones como “¡Abajo el bloqueo!”, “¡El mundo socialista es el mundo que queremos!”, más de 100 estudiantes recorrieron el Palacio de la Revolución. Por su parte, el director ejecutivo de la organización, Manolo de los Santos, afirmó: “Tuvimos que venir a Cuba para encontrarnos a nosotros mismos y a nuestra lucha”. En septiembre de 2022 el Foro financió un anuncio en la edición dominical de The New York Times exigiéndole a Joe Biden levantar temporalmente el bloqueo; este texto fue rechazado por varias organizaciones como desinformativo y malintencionado.
Plana del artículo propagandístico (2022) / Imagen: CubaMinrex.
The People’s Forum y el mercenarismo cultural
Estas apelaciones no están alejadas de la realidad. Tras eventos de protestas ciudadanas en Cuba debido a la crisis multifactorial que aqueja a la población, y luego de arrestos multitudinarios de los manifestantes, el Foro desvió la atención de la represión y el fallo administrativo del Gobierno cubano. En contraste, condenó el embargo estadounidense como principal causante del “estrangulamiento” de la economía cubana. Dicha justificación, junto a la réplica del discurso de La Habana sobre una supuesta “dinámica de guerra mediática”, entre otras posturas del Foro, están destinadas a:
- evitar un análisis asentado del proceso político cubano;
- evadir críticas sistémicas a la administración económica en la Isla;
- limpiar la imagen represiva del Gobierno cubano;
- exportar ideogramas y tácticas autocráticas hacia la región;
- retomar y divulgar prácticas de guerrilla y resistencia dentro del activismo internacional;
- radicalizar y obstaculizar la reconciliación ciudadana en procesos sociopolíticos complejos.
Desde una mirada Estado-centrista, este tipo de apoyo sirve al régimen de La Habana para recabar apoyo de gobiernos clientelistas, organizaciones y financiamientos. Instituciones creadas tras la llegada de Fidel Castro al poder, como el propio ICAIC, la Casa de las Américas o el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), han fungido como promotores y exportadores de la cosmovisión de guerrilla y revolucionaria, bajo cánones que han tomado prestados de movimientos contrahegemónicos, tales como “solidaridad revolucionaria”, “resistencia” y “soberanía”. Esta reconfiguración desde antivalores ha permitido un fortalecimiento del eje de poder autocrático, también instrumentalizado desde la cultura y la academia. En este sentido, el Foro no se distancia mucho de una organización paramilitar y de desestabilización a través del activismo sociocultural y político que incluso promueve cualquier tipo de injerencismo, mientras no sea el estadounidense.
Además, son estas mismas organizaciones las que actúan como brigadas de choque al servicio de las políticas represivas del Gobierno cubano en el exterior, exportando la violencia “revolucionaria” mediante la formación de mítines de acogida a figuras políticas oficiales vs. grupos de protesta y rechazo a activistas independientes en cónclaves fuera de la Isla.
Miguel Díaz-Canel con De los Santos en manifestación en New York (2023) / Imagen: Agencia Cubana de Noticias.
El cinismo en el silenciamiento de la precaria realidad cubana ha sido admitido por el presidente y vocero del Foro, de los Santos, quien ha asegurado a la revista oficialista Alma Mater: “Nosotros necesitamos que Cuba sobreviva”. Esta afirmación demuestra lamentablemente la ilusión de un proceso social en la Isla, como parque temático de la izquierda internacional, a expensas de historias de vida de más de diez millones de cubanos.
El Observatorio de Derechos Culturales recuerda la dicotomía existente en el abanderamiento de “causas” como las que el Foro defiende, frente a la promoción de cánones sociales enunciados únicamente desde el Estado, habitando una esfera pública monopolizada por el mensaje oficial, restando y criminalizando gestiones y autonomías como parte de la creciente autonomofobia de Estado.
El ODC señala la aplastante evidencia represora de la cultura política dominante en Cuba y la ironía de que solamente puedan manifestarse libremente activistas venidos desde el exterior; una práctica explotativa de pseudointelectuales que disfrutan el activismo custodiado y ensalzado mientras tergiversan e invisibilizan las experiencias de los cubanos, agentes verdaderamente auténticos de sus realidades.
El ODC exige mayor escrutinio internacional ante la formación, financiamiento y expansión de organizaciones mercenarias y paramilitares con fachada académica, activista y cultural, que funcionan como portal promotor y brazo efectivo de autocracias internacionales.
Los 10 millones que nunca fueron
La fatalidad demográfica, a la vuelta de décadas y décadas de castrismo “de todo el pueblo”, demostró ser más contrarrevolucionaria que el fantasma de la democracia.