“El ‘ennui’, ese tedio o desgaste vital desencadenado por la tiranía de lo mucho, se ha transformado en una sutil, lucrativa e instigadora estrategia mercadotécnica”.
Etiqueta: Charles Baudelaire
Crisálida rota (sobre sexo y contaminación cultural)
Una masturbación es el diminuto triunfo de lo irrepetible.
Gatos S. A.
Sea gata o gato, de cualquier modo es un minino o una minina pequeña, una ‘chatte’, una metáfora peluda y tibia de la vulva.
Los ‘Poemas inmorales’ de Néstor Díaz de Villegas
Algunos de estos poemas de Néstor Díaz de Villegas podrán ser leídos como afrentas a la moralidad o a las buenas costumbres. But who cares?
Baudelaire y yo
Hago responsable a un Hombre Bicentenario, el poeta Charles Baudelaire, de mi recurrente devoción por las crines erizadas o lacias, las cabelleras de donde uno no deserta salvo para decir incoherencias o declamar versos. El magnetismo del vello púbico puede ser muy fuerte.
El espíritu Baudelaire
Yves Bonnefoy llamó al XIX el siglo de Baudelaire, ya que él fue el primero en liberar a las palabras “de la obligación de solo tener que significar”. En un Occidente que proclamaba muertes por doquier, sobre todo la de Dios, Baudelaire fue un adelantado que percibió “el verdadero lugar de su combate”.
Las voces de Palinurus (III)
En una charla con Isaiah Berlin, Edmund Wilson admitió que le disgustaban todos los literatos que había conocido en Londres, con las excepciones de Connolly y Evelyn Waugh, “porque eran auténticamente desagradables”. Connolly siempre profesó gran admiración por Wilson, más allá de que dijera que su novela Memoirs of Hecate County era una monotonía de insectos.
Recogimiento
La idea es sencilla: cada día, durante los próximos cuarenta, publicaré aquí la versión de un poema que nos ayude a pensar el confinamiento. Rutina, refugio, exploración… Que cada lector escoja el uso que quiere dar a este diario en clave.
Baudelaire y las cajitas de comida
Del desfile del primero de mayo brotaban gritos. La mujer vestida de cocinera me había descorrido el zíper del pantalón y acariciaba mi pene con lenta voracidad. ¿Eres un tipo?, le pregunté.