Etiqueta: Jesús Jank Curbelo

Telegram y estar a la moda - Amanda Rosa Pérez Morales

Telegram y estar a la moda

Los cubanos que viven en Cuba son como yo: tenemos onda, tenemos swing, somos cool, pero no estamos a la moda. Imagínense, no es culpa del gobierno, es por el bloqueo… Entonces me di cuenta de que sí, de que se usaba esa app, Telegram. Y yo dije: “Ohhhhh, qué novedad. A ver, la bajaré”.

Querida PNR - Jesús Jank Curbelo

Querida PNR

Hansel Hernández perdió una pelea desigual y polémica de piedras contra balas. Nada pasa con los policías cuando fallan. Nada pasa con el “pueblo enardecido” que comenta en Cubadebate que Hansel Hernández murió como debía, y que es una alimaña menos que alimentar. Nos está consumiendo el odio.

Ibaé - Jesús Jank Curbelo

Ibaé

Mi amiga Alba murió de un infarto. Murió Tomás, el encargado de mi edificio. Murió Sara, mi tía abuela. Me duele recordarla hospitalizada y respirando mal. Murió Rafa, abuelo de mi hijo. Un viejo sabio y muy jodedor. Antes de todos ellos, murió mi abuelo. He estado pensando en la muerte, y en las formas en las que he estado vivo.

Vaca muerta - Jesús Jank Curbelo

Vaca muerta

Quiero estar tranquilito y dejarme de rabia. Estoy que le entro a gritos a cualquier vieja en medio de una cola y en el primer tumulto que se forma aprovecho para gritarle cuatro cosas a la policía, que no la soporto. A veces voy por la calle como Joker por la pequeña Gotham del PlayStation, disparándole a todo lo que se mueva.

Pesadilla - Jesús Jank Curbelo

Pesadilla

Que me alcancen en mi pesadilla simboliza que correr es por gusto, que hay cuarentena y no voy a salir hasta que todo esto pase. “El sueño es una realización de deseos”, dice La interpretación de los sueños. Freud se pone de pinga. Voy a hacerme dos panes con aceite y a oír Popy & La Moda. Que son dos formas de salir corriendo.

King Bar - Jesús Jank Curbelo

King Bar

En mi cerebro había una piñata que soltó el fondo. Lo que quedó fue nada. Pero bueno, las niñas recogieron caramelos y me sentí bien. Ella estaba allá abajo, con un hilo en la mano y un gorrito. Haló poco a poco y cuando se abrió la tapa estaban todas desprevenidas. Cogió las neuronas, dejó la masa. Ahí vacía, para que revolvieran.