Leyendo a Piñera y tratando de escribir sobre él, me he metamorfoseado yo también en un mosquito.
Etiqueta: Rolando Sánchez Mejías
Una irresistible ‘sexcritura’ de resistencia
“En una cárcel que se llama Fonts y Beales que se llama Lawton que se llama 10 de Octubre que se llama La Habana que se llama Cuba que se llama América Latina”.
Escribir es cazar
Como soy graduado de Química, trato de indagar en la ficción-ciencia de esta nueva enfermedad. Trato de ver qué está pasando ahí “dentro”, donde hay ciertas armonías inarmónicas, secretillos, pozos, exclusas y hasta jardincillos de belleza e impiedad.
Made in Cuba: gestión y complot en al arte cubano reciente
¿De qué está armado El Apartamento? ¿Qué poderosas razones se ocultan bajo esa nómina heterogénea? ¿Desde qué presupuestos e intereses ha construido su perfil el comisario Christian Gundín?
Artaud en La Habana
Artaud en La Habana. Textos inéditos y olvidados, el libro de Pedro Marqués de Armas publicado por la editorial Casa Vacía, puede ser leído como una investigación policial. La verdadera ficción, al tratar con fantasmas, es metafísicamente detectivesca. Y lo novelable y el ensayo trabajan con los agujeros, con lo que no sabemos ni podremos saber.
Visibilia de visionarios
Alguna sospecha tiene uno, cuando vive mucho tiempo en La Habana, que la ciudad, supongo que como la mayoría de las ciudades, se levantó sobre la pobreza lo mismo que sobre la riqueza. Pero la pobreza, que es como una mujer fea, es difícil que no deje su huella en siete u ocho generaciones siguientes.
¿Puede ser la autobiografía algo más que un retrato?
Diez preguntas, dos notas y un anexo: conversación con Idalia Morejón Arnaiz y Carlos A. Aguilera en torno a Escenas del yo flotante. Cuba: escrituras autobiográficas.
Relativos (notas sobre literatura cubana) (II)
Cuando el autor de estas líneas continúa reuniendo notas dispares sobre literatura cubana (de cualquier procedencia, fecha o condición), es porque en realidad todo lo que existió un día es, ahora mismo, el presente, y el presente contiene, forzosamente, todo lo que vendrá.
Historia del miedo virgiliano
En junio de 1961, en una de las reuniones mantenidas por Fidel Castro con los intelectuales en la Biblioteca Nacional, Virgilio Piñera se levantó, fue hacia el micrófono y dijo: Tengo miedo. Esa frase constituyó el mayor acto de resistencia de un intelectual ante la intolerancia del régimen.